≡;- ꒰ ° There's no escape from him... ꒱
─Sino hubiera ido a esa maldita fiesta no te hubiera conocido y mi vida sería diferente. ─ sollozó.
─Hablas del hubiera como si existiera. Y no es así, cariño, no puedes deshacer el pasado, tienes que vivir el...
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Sorbió el poco café que le quedaba en el recipiente de plástico entre sus delgadas y frías manos.
Se levantó de la incómoda silla en la que se estuvo quedando sentada los últimos dos días.
Ahí dormía.
Con una simple manta delgada y oara nada acogedora.
Hueningkai había sido trasladado a un hospital más decente que el anterior, pues en el otro casi ni lo revisaban y no le daban los cuidados requeridos.
Además, en el nuevo hospital su hermana podía quedarse casi el tiempo que quisiera.
Se mantenía a su lado.
Tomando su mano.
Día y noche.
Hablándole tan serena como siempre y contando todo lo que le había pasado últimamente.
Muy en el fondo, sabía que su hermanito podía escuchar todas y cada una de las palabras que salían de su boca con tristeza.
Sabía que él estaba luchando por salir de ese horrible coma.
Y mientras, se mantenía atenta de cualquier noticia por parte de su tía.
Más en concreto del abogado, pues el que había causado el accidente del pequeño Hyuka fue un hombre que conducía totalmente ebrio.
Esperaban una respuesta ante la denuncia que pusieron en su contra y con las esperanzas de que el juicio fuese pronto.
Mientras tanto, se quedaba casi las veinticuatro horas del día cuidando de que el menor de los Kamal se encontrara bien.
El sonido de su celular interrumpió sus pensamientos.
Se extrañó al ver aquel nombre en sus contactos, según ella le había borrado casi de toda su vida.
No quería enterarse de nada que tuviese que ver con esa persona.
—¿Qué quieres?— habló con mala gana.
—¿Cómo está? ¿ya despertó?
—¿Es enserio? Después de tantos años, de que nos abandonaras y no dejaras ni rastro tuyo, ¿quieres que te diga cómo está él como si nada?
Hubo un largo silencio de parte de la otra línea.
—Yo... Quiero hablarlo contigo...
—No tenemos absolutamente nada de qué hablar. — sin dejarle contestar, colgó el teléfono.
«¿Quién rayos se cree...?» Pensó ella.
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