III: El castigo y la equivocación.

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- Quítate esa estúpida idea de la cabeza

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- Quítate esa estúpida idea de la cabeza.- Asher miraba con desprecio a las dos personas paradas frente a sus ojos, la rabia sobresalía de sus índigos y sus puños comenzaban a formarse en la arma más letal que conocía.

Marlon mantenía la vista fija en su desquiciado hermano mientras que el señor Blair se limitaba a mirar a través de los grandes ventanales de la mansión, con los brazos detrás de su espalda en una expresión relajada. Asher clavaba las yemas de sus dedos en la palma de su mano, intentando no arremeter contra la burlesca sonrisa del mayor, quién parecía disfrutar del espectáculo.

- Deberías relajarte, ¿un café, hermanito?.- Marlon se dirigió hacia la caja de cápsulas, sin abandonar la sonrisa de oreja a oreja que aumentaba con cada bufido del menor. El castaño se aproximó a él, cogiéndolo por el cuello de la camiseta y alzando sus pies del suelo, la cólera irradiaba en su mirada mientras que en la de su hermano solo se podía observar la soberbia.

- Una adorable escena.- el señor Blair giró hacia sus hijos, sin dar importancia a que Asher sostuviera lejos del suelo a Marlon, algo a lo que, tristemente, ya se había acostumbrado. El menor de ellos movió su cabeza hacia la voz de su padre y relajó sus músculos, soltando de golpe a su hermano.- Vas a hacerlo, es una orden.

- ¿Desde cuándo cumplo tus órdenes?.- Asher rompió en una sonora carcajada. Si su padre realmente pensaba que le haría caso, estaba terriblemente equivocado.

- Desde que te he salvado de pudrirte en una asquerosa celda, ¿o acaso se te olvidó de que desde ahí no puedes ayudar a tu querida madre?.- esas palabras cayeron como un vaso de agua fría sobre Asher, quien se quedo congelado en su sitio, intentando encontrar las palabras exactas para contra atacar, pero para su desgracia su padre estaba en lo correcto.

Agachó la cabeza, apretando su mandíbula junto al acto, y las ganas de destruir todo a su alrededor comenzaron a adueñarse de sus oscuros pensamientos. Odiaba la forma en la que su padre podía manipularlo con tan solo nombrar a su madre, solo de esa manera era capaz de obedecer cualquier orden que el empresario le nombrara. Marlon estaba sentado en el borde del escritorio, con una taza de café recién hecho entre sus manos, mirando a Asher como si fuera la estrella principal de un espectáculo de marionetas dirigido por el señor Blair.

Ante los ojos del padre, el menor era una de esas bestias indomables, un león salvaje encarcelado en una jaula con gatos indefensos, pero a su vez, sometido por su temido domador. El mayor era esa especie de arcilla totalmente moldeable, preparada para convertirse en un bonito jarrón de exposición por el que la gente pagaría millones por tener en sus casas, con el potencial suficiente para ser admirado por horas. No había comparación para él, y es que si le daban a elegir entre sus dos hijos, el señor Blair tenía claro que Asher sería el primero en caer del podium.

- Eres un hijo de...- la risa de su padre lo interrumpió y la cólera tomó control de su cuerpo.- No te atrevas a nombrar a mamá o te juro que me encargaré personalmente de que tu prostituta se coma cada parte de tu descuartizado cuerpo.- a sabiendas de que la presión que ejercía en sus manos lo dejaría marcas, y tal vez sangre, no se detuvo. Asher prefería mil veces la muerte que dejar que su ese ser al que debía llamar padre manchara el nombre de la mujer que le dio la vida.

- Lunes, a las diez de la mañana. Contarás con una oficina propia para no mezclarte con el resto de empleados y se te asignará una tarea distinta por día.- Marlon, intentando calmar la situación, cambió el tema y dejó sobre el enorme escritorio una carpeta con información clasificada sobre la empresa familiar.- Recuerda, ahora solo eres una hormiga trabajadora ante los ojos de papá.

Esas fueron las últimas palabras que hicieron eco en la espaciosa habitación, antes de que Marlon y el multimillonario decidieran dejarlo solo.

(...)

Tras una hora de caminata y a punto de pasar la noche en un banco de algún parque, Danna finalmente se encontraba en frente de la entrada de su apartamento. Estaba segura de que si no fuera por la gente que pasaba a su alrededor, saltaría de la emoción. Entró decidida, sin abandonar la sonrisa en su rostro y, tras dar sus datos al portero, subió en ascensor hasta su planta.

Con las manos aún temblando por la inexplicable alegría, movió la llave hasta la ranura de la puerta y dio un gran suspiro antes de entrar. El brillo de sus ojos podría iluminar la habitación sin necesidad de corriente eléctrica y las maletas cayeron sin previo aviso al suelo, causando un gran ruido en el apartamento. Escuchó a alguien gritar y su rostro se tornó en confusión, ¿se habría equivocado de habitación?.

- ¡Joder, menuda bienvenida!.- la voz de una chica resonó en la sala antes de finalmente poder verle la cara. Bastante alta, con una vestimenta un tanto formal para estar en casa y un pelo anaranjado recogido en una perfecta cola de caballo. Su rostro se cubría con bonitas pecas y sus ojos eran de un intenso color café.

- Yo...- Danna no lograba a conectar su cerebro con su lengua, totalmente avergonzada por la situación.- Dios mío, lo siento tanto, debieron darme la llave equivocada.- recogió rápidamente las maletas del suelo y se obligó a si misma a no mira a la joven, ya había pasado suficiente pena.

- Danna Anderson, ¿verdad?.- la pelirroja le tendió la mano con una cómplice sonrisa.- Me avisaron de tu llegada, es bueno poder compartir piso con otra chica.

- Espera... ¿compartir?.- sus índigos grisáceos estaba fuera de sus órbitas, apunto de abandonar sus cuencas oculares. Nadie la había informado que tendría una roomie.

- ¿Los vendedores no te avisaron?.- Danna negó con la cabeza, sacudiendo aún su mano con la de la joven.- Vaya panda de inútiles, solo tenían que hacer una cosa bien.- bufó, lo que causó la risa de la castaña.- Soy Brooke Morton, espero que no te moleste compartir el apartamento conmigo.

- Creo que podremos llevarnos bien.- Le sonrío, volviendo a examinarla.

El poco tiempo de conversación que las dos jóvenes habían entablado, hizo que cada una viera en la otra una futura compañera de delitos. Alguien en quien poder respaldarse cuando el mundo se caiga en pedazos.

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Heeeey, tamos de vuelta! Espero que os haya gustado el capítulo, he decidido adelantarme ya que lo tenía redactado desde la semana pasada. Así que sorpresa 🤩

Primero que todo. Nuevo personaje, Brooke, ¿que pensáis sobre ella?

Desviándonos del tema, acabamos en Asher. Al pobre le acaban de prácticamente obligar a trabajar en la empresa de la familia como castigo por haber pagado su fianza y creo que el desmadre dentro del negocio va a ser algo que de muuucho de que hablar. Se vienen las risas y el drama 🤭

Nos vemos dentro de poco, ¡besos! Xx.

ASHERWhere stories live. Discover now