V: ¿Ella? Ni de broma.

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Asher miraba con confusión cada uno de los papeles que se encontraban esparcidos en el escritorio

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Asher miraba con confusión cada uno de los papeles que se encontraban esparcidos en el escritorio. Números de teléfono, identificaciones y grandes currículos de decenas de diseñadores. Le habían otorgado toda esa información sin explicarle su tarea. Frustrado y con la paciencia a punto de alcanzar su límite, se levantó y cerró con brusquedad la puerta de la oficina. ¿No se supone que Marlon tendría que haberle dicho que hacer con toda esa mierda?

Fue entonces cuando recordó las palabras de su padre, advirtiéndole de que su hermano estaría ocupado con las entrevistas de trabajo y no tendría que molestarlo. Una sonrisa retorcida se dibujó en su rostro y la idea de hacerlo una visita se volvió tan tentadora como divertida. Preguntó por Marlon a sus compañeros de planta, quienes evitaban hacer contacto visual con él, atemorizados por el tono tan poco amigable que lo caracterizaba.

- Las entrevistas se realizan en el sexto piso.- dijo una de las secretarias sin dejar de mirar sus pies como si fuera la cosa más interesante que jamas había visto. Asher no se tomó la molestia de agradecerle, ni mucho menos asentir ante su respuesta, simplemente subió al ascensor y presionó el número para subir a aquella planta.

Una vez parado enfrente de la puerta, no dudó dos veces en abrirla de la forma menos delicada posible, haciendo que los ojos de las dos personas en la sala se giraran hacia él. Su dura expresión se tornó rápidamente a una de sorpresa, miraba fijamente a la chica que se encontraba sentada en frente de su hermano, con los ojos a punto de abandonar sus cuencas al igual que él.

- ¿Qué haces aquí?.- la joven se levantó casi por impulso y lo retó con la mirada. Sus índigos penetraban en la piel de Asher como llamas de fuego. Estaba claro que la presencia del otro no era bien recibida para ninguno de ellos.

El silencio reinaba en la habitación mientras una guerra de miradas había comenzado entre aquellas cuatro paredes. Por su parte, Marlon presenciaba la escena sin perderse detalle. No entendía que estaba pasando pero, si era capaz de sacar algo de información sobre ello, no dudaría en hacerlo jugar a su favor.

- ¿Qué haces tú aquí?.- respondió finalmente el castaño, haciendo ímpetu en el tú, sin despegar la mirada. La examinaba como si fuera la única presencia en la oficina, olvidándose totalmente de la existencia de su odioso hermano. Su camisa blanca estaba desabrochada un par de botones y sus pantalones negros hacían darle un toque más serio al look. Asher sabía que la chica estaba comenzando a sentirse débil ante su atenta mirada y la sonrisa que minutos atrás había perdido, volvió a su rostro.

- ¿No fui lo suficientemente claro contigo?.- Marlon se levantó de su asiento y se dirigió a paso lento a su hermano, con una firmeza abrumadora.

- ¿Si lo hubieras sido crees que estaría aquí?.- los hermanos Blair se encontraban cara a cara, con la furia emanando de sus ojos, como en cada encuentro que tenían.- Al final no haces tan bien tu trabajo como dicen, ¿no?.- el castaño sonrío victorioso cuando Marlon lo apartó de golpe.

- Llama a los números que te dejé y asegúrate que están abiertos a colaborar con la empresa.- se volvió a girar hacia la joven, quien no se había perdido un detalle de la discusión.

- ¿Qué mierdas hace ella en la puta oficina?.- Asher miró de nuevo a la chica. Era la misma con la que días atrás se había chocado por ir distraída. Se negaba a irse sin tener una explicación.

- Una entrevista.- respondió cortante, ocupando su asiento de nuevo.- Ahora si nos disculpas, debemos continuar con lo que tú interrumpiste.- El castaño no se movió, miraba a la joven que estaba parado justo enfrente de él, de nuevo, a punto de posiblemente entrar a la compañía de su padre y pasar a ser una de sus compañeras en esa jaula para leones. Esa idea hizo cortocircuito en su cerebro, se negaba a tener aquella irritante voz quejándose día tras día en su oficina.

- ¿Ella?, ni de broma.- Como si de un milagro se tratase, una de las asistentas de su padre apareció en la sala en busca de Marlon. Gillian, la única persona que Asher conocía en aquel infierno. Una chica con una inteligencia desbordante y capaz de convencer a las personas de cualquier cosa sea cual sea la circunstancia. Ambiciosa y con un gran atractivo, pero presa de una personalidad punzante. Su carácter era la mayor barrera para los hombres de la empresa, quienes no se atrevían a contradecir ninguna de sus palabras. Asher la miró con complicidad, haciéndole entender al segundo que deseaba sacar a Marlon de allí lo antes posible. Gillian no dudó ni un segundo en mostrar una de sus mejores sonrisas y encontrar la frase perfecta para que su hermano no tuviera otra alternativa que abandonar la sala.

- Señor Marlon, he oído a uno de los trabajadores que su padre lo andaba buscando, parecía importante.- su tono de voz era dulce, pero su índigos reflejaba autoridad. El mayor miraba en dirección a su hermano y la joven que estaba entrevistando minutos atrás, haciendo que Gillian sonriera de nuevo.- No se preocupe por Asher, señor, se encargará de terminar su entrevista, al fin y al cabo ahora trabaja aquí.- la mujer abrió más aún la puerta, haciéndose a un lado, como una invitación a que Marlon atravesara el umbral. Acató ordenes, no sin antes dirigir una mirada cargada de amenazas él.

Una vez solos en la oficina, Asher se acercó con firmeza a la joven, quien no retrocedió ni un paso ante su gesto. Tenía los brazos cruzados y lo desafiaba con su mirada. Si de algo estaba seguro el castaño es que aquella chica tenía una valentía arrolladora. Puso sus manos sobre el escritorio y se inclinó para observarla más de cerca.

- No te quiero aquí.- soltó sin más, esperando que la chica se quedara paralizada.

- Eso no me puede importar menos.- dijo, apoyando sus manos también en el escritorio. El cruce del gris y el verde provocaba destellos en sus miradas. Les resultaba casi imposible para ambos retirar la vista del otro.

- No sabes con quién estás hablando, niñata. No quiero escuchar tu estúpida voz todas las mañanas en este lugar, ¿he sido claro?.- Asher respondía en un tono autoritario, pero había algo en su voz que lo delataba. La joven parecía haberlo notado, ya que una sonrisa de medio lado salió sin aviso de sus labios. Rodeó en escritorio y se puso justo en frente del menor, quien por primera vez en su vida se mostraba desconcertado frente a una chica.

- ¿Sabes lo qué me causan los hombres como tú? Gracia, decepción.- enumeró mientras se acercaba más a él.- Niños frustrados que no pudieron conseguir el reconocimiento que querían de sus padres, o tal vez de la sociedad. No me asustas, no te tengo miedo, y mucho menos voy a abandonar este puesto por el que he estado trabajando durante años.- Su proximidad era mínima, Asher se encontraba acorralado entre ella y el escritorio, pero sus ojos seguían brillando con una intensidad inexplicable.- Tú si que no sabes con quién estás hablando.

- No te buscarás nada más que problemas entrando a esta empresa.- Asher intentaba que aquella chica acabara rendida ante sus amenazas y finalmente decidiera abandonar ese puesto de trabajo, pero se había topado con una persona aún más ambiciosa que Gillian.

- Vas a tener que escuchar mi jodida voz todas las mañanas, hasta que no la puedas sacar de tu cabeza.

ASHEROpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz