CAP XXXII

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"¿Podemos ir a patinar sobre hielo?" Preguntó Zoe al ver el cartel que anunciaba la fiesta navideña que iban a celebrar justo en el pueblo de al lado.

Shiho negó con la cabeza mientras bebía de su café. "No vamos a salir de este pueblo Zoe."

"¿Por qué?¿No estamos aquí de vacaciones?" Preguntó poco satisfecha de su respuesta.

"Hemos venido a pasar el fin de semana." Le especificó. "Aún queda varios días para que sean vacaciones."

"Yo quiero ir a patinar."

La pelirroja resopló ante la insistencia de la niña. Sabía lo concurrentes que eran esas fiestas y los medios estarían merodeando por ahí. No iba a romper la tranquilidad que traían por patinar unos minutos sobre hielo.

"Podemos ir a patinar cuando lleguemos a Osaka." Le propuso para que dejase de insistir.

"No es lo mismo..." Contestó poniendo pucheros.

"Vamos Zoe, no te enfades" Intervino su padre acercándoles un plato de pastan antes de sentarse junto a la científica. "¿No quieres que papá te enseñe a esquiar?" Le propuso guiñándole un ojo. "Pistas y hielo hay en todos los sitios, pero aprender a esquiar no puedes hacerlo siempre." Dijo acabando de convencerla.

"¡Sí!¡Vamos a esquiar!" Dijo apartando el malhumor para volver a expresar la sonrisa que siempre adornaba su cara mientras cogía una de las pastas que había traído y le daba un gran bocado.

"Hay veces que no enciendo cómo lo haces." Dijo Shiho contemplando como su hija comía alegremente. "Lo haces todo cómo si fuera muy fácil cuando se trata de Zoe. Sabes cómo hablar con ella y te tiene idolatrado desde que apareciste."

Kudo se sonrojó ante sus palabras y se rascó la nuca nerviosamente. "Hago todo lo que puedo ,la verdad."

"Espero que ahora no me conviertas en la mala de la familia." Le dijo mirándole de reojo.

"¿Qué?¡No, no, no!" Dijo clavando su mirada en ella. "Sabes que yo nunca haría eso."

"Es una broma, detective." Dijo disfrutando de sus reacciones. Habían cosas que no cambiaban.

Esa mañana habían decidido ir a desayunar a una pequeña cafetería y a pesar de encontrarse en un pueblo poco habitado, esa mañana, parecía que había más gente por las calles. Las vacaciones estaban al caer y las familias no dudaban en subir a la montaña para apreciar la nieve y desconectar de las oficinas.

"¿Quereís visitar el pueblo antes de subir a esquiar?" Preguntó Shinichi mientras dejaba el dinero de la cuenta en el platito que acababan de traerle y se levantaba de la mesa cogiendo la chaqueta. "Esta noche volvemos a Osaka. Podemos comprar algún recuerdo para tus amigas." Le propuso a la niña.

"¿Tan pronto?" Se quejó.

"Sólo hemos venido a pasar el fin de semana." Le explicó y giró la cabeza para mirar a la pelirroja. "Estoy seguro también de que el profesor estaría encantado de que le enviemos el pastel de queso tan típico de aquí."

"De eso ni hablar." Contestó la científica con los brazos cruzados. "El profesor no tiene que comer esas cosas. Le llevaremos otro regalo."

"Está bien, está bien." Dijo sin valor a contradecirla. Cualquiera le llevaba la contraría en depende que asunto...

Salieron juntos de la cafetería y se pusieron a andar tranquilamente por las calles. Shiho notaba como la gente los miraba de reojo e incluso alguno cuchicheaba. Ni yéndose a la montaña conseguía un poco de tranquilidad.

"¿Por qué nos mira la gente de esta manera?" Le preguntó Shiho molesta.

"Déjalos." Contestó él despreocupado. "Deben de tener envidia de que me acompañe una mujer tan guapa como tú." Le dijo guiñándole un ojo.

Amar en silencioWo Geschichten leben. Entdecke jetzt