Capitulo 4

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Los Titanes habían ido a comprobar un soplo importante que habían recibido. Supuestamente alguien estaba transportando armas de origen alienígena por todo el país, y el siguiente envío iba a tener lugar en San Francisco esa misma noche. Sin embargo al llegar al lugar que les habían dicho, descubrieron que se trataba de una trampa. Había más de 20 personas esperándolos... Aunque lo de las armas alienígenas era cierto.

A partir de ahí todo fue un caos. Las explosiones se iban sucediendo a su alrededor, mientras Rachel hacía lo posible por crear escudos para proteger a sus compañeros. Sabía que si alguna de esas armas golpeaba de lleno a Dick, Hank, Dawn, Gar y puede que Rose (dependiendo de en que parte del cuerpo la golpeaban) estarían muertos antes de que ella pudiese curarlos.

Estaba tan centrada en proteger a sus amigos que no se dio cuenta de que alguien la estaba apuntando a ella. Ni siquiera habría reaccionado de no ser porque Kory la apartó de un fuere empujón, tirándola al suelo, y recibiendo el rayo de plasma que había ido dirigido a ella. 

Ahí fue cuando Rachel perdió el control. Los recuerdos eran muy vagos y confusos. La oscuridad se había adueñado de ella, guiando sus acciones y por una vez no tenía el más mínimo interés en combatirla.

Cuando recuperó el control de si misma, se había hecho un silencio sepulcral a su alrededor. Enfrente suyo había tres enormes charcos de sangre junto a varias partes de cuerpo desmembradas. Se sintió apunto de vomitar al darse cuenta de lo que había pasado.

Lentamente se giró para mirar a sus amigos. Kory estaba bien, su fisiología Tamariana había ayudado a que su cuerpo pudiese recibir el impacto del rayo, aunque tenía una buena quemadura en el hombro y Dick la estaba ayudando a levantarse.

Lo que de verdad le rompió el corazón a Rachel fue que todos la estaban observando con el mismo miedo y horror reflejados en su rostro, incluso Gar.

"Rachel... ¿Que has hecho?"

........

Rachel no gritó al despertarse, pero aún así su pulso iba disparado y todo su cuerpo estaba empapado en sudor.

Encendió la luz de la mesita y se sentó en la cama, intentando calmarse.

Hacía ya algún tiempo que no soñaba con lo que había sucedido esa noche. Incluso había llegado a pensar que se había librado de las malditas pesadillas.

Que estúpida. 

Odiaba esa noche con toda su alma. Fue la noche en la que lo perdió todo. Sus amigos, su familia, su vida...

No los perdiste, tú decidiste abandonarlos. Si estás sola es únicamente por tu propia cobardía  Le recordó una voz cruel en su cabeza. Una voz que sonaba demasiado parecida a la de su padre.

"Cállate" Siseó Rachel, negándose a afrontar esa verdad.

Hubo unos suaves golpes en su puerta "¿Rachel? ¿Va todo bien?"

Jason

Hacía cinco días que se había mudado con ella. Siendo justo aún no estaba del todo segura de como había llegado a suceder eso, y tenía la sospecha de que Jason tampoco lo sabía.

"Puedes pasar" Dijo finalmente. La puerta se abrió y entró Jason, con una expresión bastante cansada en su rostro "Lo siento ¿te he despertado?"

Él negó con la cabeza "Ya estaba despierto. Estaba en la cocina, bebiendo algo, cuando he oído ruidos procedentes de tu habitación... ¿Una pesadilla?"

"Si ¿Tú también?" Jason asintió, y Rachel se rió sin humor "Dios. Ambos somos un desastre absoluto"

"Habla por ti. Como mucho yo soy un desastre moderado" Bromeó Jason, en un intento de animarla.

Save Me From My DarknessWhere stories live. Discover now