Shadamy El Heredero de la Oscuridad [Editando]

Capítulo 1 - Su sonrisa.

Los habitación comenzaba a iluminarse, mientras el sol se encargaba de eliminar las sombras que la noche había dejado tras su visita.
Con un ligero bostezo, Amelia se estiró sobre la cama, abriendo los ojos.
Observo con calma su nueva habitación, prácticamente vacía con tan solo unas pocas cajas.

Lentamente se levantó, acomodándose sobre la cama mientras se frotaba uno de los ojos.
Sus pasos las guiaron hacia la cocina, mientras sacaba dos rodajas de pan y las dejaba en la tostadora, después fue a vestirse.

Hoy era su primer día en la nueva escuela. Estaba nerviosa. Nunca había tenido amigos antes. La duda la carcomía, ¿los tendría está vez?
Probablemente no.

Sus ojos verdes viajaron hasta el reloj y su cuerpo se sobresaltó. Iba a llegar tarde.

- Oh no... es mi primer día y voy a llegar tarde.-

Sujetó una de las tostadas entre sus labios y agarró la mochila, llevándosela al hombro.
Agarró las llaves de su nuevo piso y salió por la puerta a toda prisa.

Sus nervios aumentaron cuando, frente a ella, el imponente edificio surgió.
Había muchos alumnos y profesores entrando por la puerta, charlando entre ellos. Todos caminaban con una seguridad impresionante. Probablemente se conocieran de antes.

Con pasos lentos, se adentró en la escuela, mirando nerviosamente la hoja que había llegado la noche anterior:
Amelia Rose, Clase A.

No tardó demasiado en encontrar su aula. Una puerta simple, de color naranja.
Los alumnos ya estaban acomodando sus cosas en las mesas cuando ella entró.

El profesor, alto y de apariencia amable le sonrió - Tu debes ser Amelia ¿verdad?

La eriza asintió, en silencio.

- Muy bien. ¡Chicos, saludad a vuestra nueva compañera, Amelia Rose! Espero que os llevéis bien y la tratéis justamente.

-¡Si Profesor! - exclamaron algunos.

Con un vago movimiento, el profesor le pidió que se sentara donde quisiera.
Sin mirar demasiado a su alrededor, Amelia se sentó en la primera mesa libre que vio.

Un toque en su hombro llamó su atención, pero fue su sonrisa la que la hizo sonrojarse.
Un erizo azul estaba junto a ella, en la mesa de al lado.

- Bienvenida - saludó el. - Me llamo Sonic.

- E-Encantada - murmuró ella- Soy Amelia.

- Algo he escuchado - rió el - ¿Cuando has llegado a la Ciudad? Pareces nueva

Justo cuando iba a contestar, el profesor dió comienzo la clase, por lo que dejaron la charla para después, según Sonic.

Tras varios minutos, la puerta volvió a abrirse.
Amy alzó la vista.
Tres erizos entraron al aula.

-¿Acaso no saben qué hora es? - pregunto el profesor.
Parecía que no era la primera vez que esos alumnos llegaban tarde.

- La sabemos perfectamente - contesto uno de ellos, de color verde. Tenía el aspecto del típico chico rebelde.

-¿Y cuál es su excusa para llegar a estas horas?

Los erizos se miraron entre ellos.

- Estábamos hablando con La Directora - contestó esta vez otro erizo. Este era gris con toques negros.

Amy observó curiosidad al tercer erizo, idéntico al gris salvo por qué él era rojo con toques negros y no gris.

El profesor suspiró.

- Siéntense, no quiero que vuelva a repetirse.

- Por supuesto que no, profesor - respondió irónico el verde.

Después de la clase, Sonic se acercó a Amy con la excusa de presentarle a algunos amigos.
La eriza no pudo siquiera protestar cuando Sonic agarró su mano y la llevó, emocionado, hacia el patio.

Varios grupos de alumnos se reunían mientras almorzaban, pero el erizo la guío hacia uno en especial.

Pudo distinguir algunas figuras.
Un erizo blanco.
Un zorro.
Una gata morada.
Una mapache.
Un equidna rojo.

-¡Chicos! - exclamó el erizo con una enorme sonrisa.

Sus amigos se volvieron, curiosos al verlo tan emocionado. No tardaron demasiado en reparar en Amy.

- Ella es Amy, ha llegado hoy a la escuela - explico Sonic.

El primero en acercarse fue el zorro, con una agradable sonrisa.
Le tendió la mano - Soy Tails, encantado de conocerte.

Luego fue la mapache, que dando saltos se acercó a Amy - ¡Soy Marine, espero que podamos ser muy buenas amigas!

- Oh...L-Lo mismo digo - contesto la eriza avergonzada.

- Soy Blaze - se presentó la gata - Y el es Silver - presento al erizo blanco, que asintió con la cabeza felizmente.

- Y yo soy Knuckles - terminó el equidna.

- Es un placer conoceros a todos - murmuro ella, sonriente.

Entre risas el resto del día lo pasaron preguntándose cosas, mientras tomaban el almuerzo.
Al final, no había sido tan difícil hacer amigos. Todos parecían ser muy amables.

Al terminar las clases, Sonic se ofreció a acompañarla a casa, pero no vivía demasiado lejos, así que le agradeció simplemente.

- Está bien... Ten cuidado y descansa, Amelia - murmuro Sonic, con una dulce sonrisa y dejando un beso en su mejilla.
Tenía una sonrisa preciosa.

Sonrojada como un tomate, Amy asintió y caminó en dirección a su casa.

Sin duda, había sido un día maravilloso. Había conseguido nuevos amigos, y era probable que el erizo azul le gustara un poco.
Un día perfecto.

A dos calles de su casa, se detuvo de golpe.
Un grito penetró sus oídos y la eriza ni siquiera lo pensó, sus piernas no obedecían.

Comenzó a correr calle abajo, siguiendo el desgarrador sonido hasta llegar a un oscuro callejón.
Se detuvo de golpe, aterrorizada.
El líquido rojo que tanto conocía cubría el cuerpo de una joven gata azulada.
Su figura estaba en el suelo, con uno de los brazos extendidos y los ojos cerrados.

Lentamente se acercó a ella, hasta agacharse y tomarle el pulso.
Aún estaba viva.
Y tenía marcas de mordiscos por los brazos y en el cuello.

Un sonido la sobresalto y giró la cabeza.
Allí, entre las sombras, creyó ver unos enormes ojos rojos cubiertos por una oscuridad insana.

Amy nunca había visto unos ojos tan hipnotizantes.

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Gracias por esperar! Aquí está la primera parte de este Fanfic que tiene ya tantos años.
Espero que os guste la edición y si hay alguna falta de ortografía solo tenéis que decirme.
Si os ha gustado, comentad y dadle a la estrellita, así me haréis saber que queréis una siguiente parte.

Besos!!

Dattyana