Y ahora no le quedaba más que entender que lo que había hecho estuvo mal, había guardado el asunto a su esposo y era entendible que él estuviera molesto.

Después de todo, no es lindo cuando quieren arrebatarte a tu esposo solo para que pueda traer estúpida descendencia a su clan.

—¿Cuándo pensabas decírmelo, Lan Zhan? —su voz sonó un tono más gruesa, demostrando su inconformidad.

Definitivamente el Lan estaba en problemas, sobre todo después de volver a desviar la mirada de aquello plomo en vez de responder.

—¡¿En serio?! ¡¿Cuando tuvieras a tu perfecta y brillante futura esposa preñada, acaso?! ¿O cuando hubiera nacido ya el bebé? —sus palabras eran como cuchillas, ensartando se directamente en el corazón del Lan como un tenedor a un pedazo de carne cruda.

Es tu culpa. Se repitió.

Debió haber hablado correctamente con su esposo cuando todo esté alboroto comenzó con su tío y los ancianos de la secta, alegando que su hermano no parecía tener un futuro fuera de la reclusión forzosa y que el último as bajo la manga de la prestigiosa secta Gusu Lan, era el segundo Jade, Hanguang-Jun, quien aún podía separarse de su esposo manga cortada y traer honor a la familia, formando un heredero con alguna doncella digna de otro clan respetable.

No con un sirviente que volvió a la vida luego de matar a miles.

—No me estás respondiendo, Lan WangJi.

De nuevo no respondió.

Aquellos ojos... Podía jurar haberlos visto por un instante brillar con una intensidad escarlata que le hizo estremecerse, recordando viejos tiempos.

No, Wei Ying ya no era más ese hombre, Wei Ying ahora era su esposo, su pareja, él lo amaba y lo seguiría haciendo porque él no iba a fallarle jamás.

—Tío quiere un heredero... —respondió apenas, sintiéndose nervioso de repente.

—Eso ya me quedó más que claro, ¿No lo crees? —respondió con ironía el menor, provocando otro escalofrío.

Sin duda o, estaba más molesto este día o simplemente estaba siendo un poco más cruel Wei Ying.

En otro momento, quizás ya se hubiera contentado un poco, o por lo menos hubieran preferido hablar después de una ronda de sexo en la que Lan WangJi los fundiría a ambos para desahogar sus sentimientos un poco y hablar con más lucidez, siendo aceptado por su esposo quien no encontraba últimamente otra manera con la cual lidiar con las fuertes emociones.

Tener sexo era una buena forma de descargarse un poco, solo lo suficiente para no sulfurar y hablar racionalmente.

Pero está vez, ni siquiera le había dejado tocarle.

—Hermano no quiere salir de reclusión y... La secta quiere un heredero de la rama principal —su voz era tranquila, pausada y serena, intentando transmitir algo de serenidad a su pareja.

—¿Y mi hijo no cumple con sus expectativas? —preguntó molesta —. Lan Yuan es un Lan en ley y en forma, tuvimos un hijo y ambos lo criamos, tú lo criaste, ¿No es más que suficiente?

Bien, el rabanito había venido a la plática.

Claro que Yuan era un Lan, era su hijo después de todo y jamás lo había dejado de ver cómo tal. Hanguang-Jun desgastó años de su juventud en criarlo por el camino del bien, lidiando con un niño a pesar de ser completamente inexperto. ¿Cómo se le ocurriría a alguien decir que su pequeño no era un Lan? Él era más Lan que incluso JingYi algunas veces.

From Talismans to Blessings {°WangXian°}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora