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La llegada a aquella pequeña civilización, que es tan característica de las manadas me hizo sentirme algo intranquila, pues lo que había hecho se notaba a kilómetros a la redonda, y bueno, Eliot llegó algo rápido, al igual que mis ganas de vomitar nuevamente.

-Bajame, voy a vomitar -trate de decir aquello con mi mano en mi boca, como si de un reflejo se tratase, pero Eliot no atendió a mis demandas, al contrario, fue aún más rápido hasta que llegamos a la casa "principal" de la manada.

Al estar frente a la entrada de aquel lugar, el lobo se hincó para que yo pudiera bajar y una vez que lo hice el sujeto camino hacia algunos árboles para deshacerse de su transformación.

-Pude vomitarte encima, ¿Por qué no me escuchaste?

-Te escuché, pero decidí no hacerte caso - sus palabras me enfurecieron demasiado, así que me acerque a aquel árbol en el que se escondía con la intención de enfrentarlo, cuando de repente recordé algo.

Eliot no trae ropa.

Así que me retracte de aquella idea de inmediato. Regrese al punto en el que Eliot me había dejado y me quede ahí hasta que el saliera.

-¡Eliot! -aquel grito llamo la atención del Alfa nombrado y también la mía, la persona que lo había llamado era su beta que se dirigía hacia nosotros con una expresión de furia absoluta -, ¿Qué fue lo que te hizo esta perra?

¿Me dijo perra?

-Ey, cálmate, ¿De qué estás hablando? -a Jordan pareció enojarle la actitud de su Alfa ante su inminente preocupación.

-¿Qué de que estoy hablando?, Por la diosa, pude sentirlo desde que entraste al territorio -oh no, ya lo sabe. Esta bien, creo que subestime al tonto beta -, sé que te embrujo para que la convirtieras en tu luna, le dieras la marca y le perdones la vida, porque de otra forma no explico cómo es que... Esta tiene tu olor sobre ella. -oh, me retractó en lo que pensé, es demasiado tonto.

-Jordan, hay que entrar a la casa.

-No hasta que me digas que pasa, Eliot.

-No tengo tiempo para esto - Eliot me tomo del antebrazo, otra vez, y me hizo caminar con él hasta la casa.

Una vez dentro me llevo hasta el despacho, me soltó e hizo que tomara asiento frente a su escritorio mientras él se dirigía al ventanal que estaba justo detrás del escritorio.

-Bueno, tu beta no se dió cuenta. Urra - mi emoción era tan poco notable que Eliot ni siquiera volteo a mirarme.

-No nos confiemos, a la larga se darán cuenta de que en mi también hay algo de ti -o sea que solo era cuestión de tiempo para que me condenaran -, a menos... De que te presente como mi luna cuanto antes y no te despegues de mi, tu aroma tendrá que impregnarse por el tiempo.

-¿Y cómo vas a explicar las marcas, genio? -sé que puedo ser bastante negativa, pero lo que sucede es que mi cabeza está de por medio en este juego.

-La tuya es simple, me gustas, te tome, te marque y listo, te hice mi luna.

-Gran explicación, machito. -al parecer ese comentario si le fastidio o al menos le incómodo ya que me dirigió la mirada por unos segundos.

-Es la única explicación que se creerían los ancianos del consejo. Respecto a la marca que yo tengo, voy a tratar de ocultarla con mi ropa y de vez en cuando, tú vas a maquillarla.

¿Yo?, Oh, por supuesto, porque soy mujer sé tanto de maquillaje.

Tan pronto como dijo eso se acercó a la silla que quedaba frente a mi y se sentó. Me miró por algunos segundos y después suspiro.

-Lo que debo hacer por esta manada.

-Si, si, eres el más grande héroe de todo el mundo y estás sacrificando tanto, pobre de ti, como sufres.

Por unos segundos todo se quedó en silencio, él no decía absolutamente nada, solo me miraba, mientras que yo quería irme aunque no podía hacerlo.

-Bien, soy un hombre de palabra -se levanto de su silla y se dirigió a un recuadro de un hombre ya mayor, nada parecía importante hasta que abrió el cuadro como si fuese una puerta más de la casa, de aquel recuadro saco una llave, una muy pequeña, y aparentemente sucia, llave -, me pediste liberar a esa niña, vamos.

Tan rápido como escuché aquello me levanté de mi lugar para seguir al Alfa, aunque, creo que empezaba a memorizar el camino hacia los calabozos.

Al llegar ahí fui tan rápido como pude hasta la celda más alejada del calabozo, lo que vi, fue destrozador.

Una pequeña adolescente dormida, o tal vez sedada, totalmente inconsciente con cicatrices, hematomas y colgando de muchas cadenas.

-Jordan llegará en unos momentos para liberarla, mientras...

Del bolsillo de su pantalón saco un anillo, pero no cualquier anillo al parecer. A primera vista parecía uno sencillo, muy lindo, con una piedra rosada en medio de este, pero, aquella piedra tenía un agujerito, en el cual inserto la llave que había visto hace unos minutos.

Al instante el anillo se abrió.

Eliot se acercó a la pequeña que estaba esposada, tomo su mano, le coloco el anillo en su dedo índice, y por último lo cerro. Cuando dicho objeto logro regresar a su forma original, comenzó a emanar un humo rosado.

¿Qué carajo fue eso?

-¿Qué le hiciste? -pregunte esperando la peor respuesta de todas, aunque eso no fue lo que recibí.

-Es un anillo profano, hecho por los mismísimos angeles caídos - Oh, carajo -, y ya que tú te empeñas por acogerla, ella deberá usarlo hasta que yo lo decida. Si tú "protegida" intenta traicionarme, lo pagará al igual que los angeles caídos lo hicieron, sufrirá un castigo que se compare con el de los seres que hicieron esta bella joya.

-¿Qué le va a pasar?

-Oh, no lo sé, tal vez se contamine de la magia que contiene la sortija hasta que su poca humanidad se consuma, y que finalmente muera de una desconcertada y misteriosa forma.

Por mi diosa.

-Quitaselo.

-¿Qué?, ¿De verdad creíste que la dejaría vivir bajo el mismo techo que yo sin tener alguna garantía de que no me traicionará? -su pequeña sonrisa burlona me hizo enfurecer tanto, todo lo tenía planeado, era un maldito manipulador -, si creíste eso, eres más crédula de lo que esperaba.

Ah no, no iba a quedarme callada ante su estúpido comentario, más sin en cambio, antes de que pudiera decir algo llegó Jordan.

-Dime que por fin pensaste bien y meterás a esta bruja maldita a una de estas celdas, donde pertenece.

-Ya quisieras -mencione sabiendo que Eliot no se atrevería a meterme a uno de estos lugares, no le convenía.

-Jordan, déjala en paz - oh si, mi sonrisa de victoria no podía ser más grande que ahora, y obviamente fue algo que me encantó lucir en la cara de perdedor de Jordan -. Ahora, quítale las cadenas a la chica y dale algo para que despierte.

-¿Qué? -pregunto el beta confundido -, ¿Qué sigue?, ¿Unirse al enemigo?

-Vamos lobito, haz lo que tú Alfa te ordena -¿Qué si me gusta meter cizaña?, Si, si me gusta.

Jordan no tuvo más opción que hacer lo que su Alfa le estaba ordenando a regañadientes, y maldiciendo mi persona, pero eso era lo de menos. En cuanto soltó el cuerpo de aquella chica me acerque para recibirla entre mis brazos y no dejarla caer.

La chica, se veía devastada, cansada y triste, ¿Qué fue lo que pasó con ella?, A pesar de no saberlo, había un pensamiento en mi cabeza, uno que nunca había tenido.

No dejaré que nadie te haga daño.

Por fin actualiceeeeeé.
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Se los agradecería muchoooo.

Esclava del Alfa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora