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Solo una vez en la vida pude ir al mar, y puedo jurar que jamás había sentido lo que en esa ocasión pude sentir, en cuanto llegue y vi ese gran y hermoso mar azul quedé fascinada, recuerdo su cálido clima pegando en mi rostro, la arena bajo mis pies y el agua tocandolos con cada pequeña ola que iba y venía. Era tanta paz, que no podía creerla.

Era tan hermoso..

Quisiera volver a tener la oportunidad de ir, de ver ese cielo tan bello y claro, de entrar al mar y sentir el agua acariciando mis piernas, de los pequeños peces pasar entre mis dedos.

Que recuerdos.

Lamentablemente, empecé a volver, los recuerdos cada vez se encontraban más lejos de mi y la movilidad de mi cuerpo la pude recobrar, así que, desperté.

Mis párpados se hicieron pesados pero pude abrirlos, la luz me lastimó un poco a lo cual me gire tratando de evitarla, al menos hasta que mis ojos se acostumbraran.

Estaba en mi cama.

Suspire y me quedé algunos minutos más ahí queriendo regresar a ese recuerdo que me llenaba de tanta paz, sin embargo, no fue posible.

-Despertaste -volteé hacia donde provenía aquella voz, era ni más ni menos que Eliot quien se encontraba en la pequeña silla del rincón vigilandome.

-¿Ya es de día?

-No, te desmayaste pero no un día, solo fueron unas horas. La reunión aún continua abajo -en cuánto menciono aquello cerré nuevamente mis ojos queriendo desmayarme otra vez, este martirio todavía no terminaba. -, ¿Quieres bajar o prefieres quedarte aquí?

-¿Tengo opción?

-En realidad no. -gire mi cabeza para poder mirarlo y pude visualizar al Alfa de está poderosa manada desarreglado y con unas enormes ojeras bajos sus ojos que normalmente eran rojos, pero que ahora solo eran marrones. Eliot se había quitado la corbata y el saco, su cabello estaba desarreglado y viéndolo así, a simple vista parecía un adolescente de 18.

¿Cómo es que alguien puede verse así de bien estando devastado?

Me enderece un poco hasta quedar sentada sobre la cama y con una almohada entre mi espalda y la cabecera. Quise recargar mi mano sobre la cama pero sentí una punzada en la palma de mi mano izquierda.

Auch, mierda.

Mire mi mano y la encontré vendada, mi vestido estaba aún sangrado y mi cabello estaba desecho de aquel bonito peinado que me habían realizado horas antes.

—Tu mano sanará en una o dos semanas, estarás bien, no es un corte muy profundo —yo solo me límite a asentir y suspire, verdaderamente no quería bajar, solo quería perder tiempo —, lo que me pediste está en el cajón de a lado.

Abrí mis ojos con sorpresa y me apresure a asomarme al buró que estaba a lado de la cama, justo como él había mencionado, el libro estaba en el cajón. Un libro viejo y con una portada azul, a simple vista no tenía nada de mágico, pero era una de las mayores reliquias de nuestro fantástico mundo.

—¿Puedo hacerte una pregunta además de está? —su petición me pareció extraña pero afirme —, ¿Para que necesitas ese libro?

Ja, como si fuera a decirte.

—Este libro es como una bitácora que ha pasado por todas las monarcas de las cinco manadas más grandes, importantes y espirituales de este mundo, incluyendo está manada, pero eso ya lo sabes —él asintió —. Este libro cuenta con una conexión con el mundo espiritual y a través de cada una de las palabras que están aquí plasmadas, se puede visualizar todas las anécdotas que cada una de las lunas quiso que se mostrarán acerca de su historia. Yo necesito la información que solo una de las lunas en este diario puede contarme.

Esclava del Alfa. Where stories live. Discover now