Desafío #34: Resultados

Comenzar desde el principio
                                    

 _ElenaGL 

Título: ¡Morir confesada! 

—¡Me gustas! 

Ya está. Lo había dicho. Ahora podía morirme. De hecho, lo extraño es que no estuviera muerta ya, teniendo en cuenta que prefería la tortura a sentirme vulnerable.

Mi mejor amigo, Yago, me miró con la sorpresa marcada en cada centímetro de su rostro, mientras yo enrojecía y sacudía las manos debido a mis nervios que me hacían querer saltar un trampolín y no sabía cómo canalizarlos. 

Lo conocía desde que teníamos cinco años. Éramos un buen equipo: él era centrado y estable y yo era alocada creativa y sensible. Aunque teníamos bastantes cosas en común: como nuestros gustos en cine y música, el sentido de la responsabilidad y la sencillez. Lo compartíamos todo. Siempre había admirado sus cualidades; de algún modo, sacábamos lo mejor el uno del otro.

 Yago seguía mirándome con la boca abierta y me harté. 

 —¿En serio? ¡No es un buen momento para callarse! —Me señalé a mí misma—. ¡Mírame! ¡Parezco un tomate y hasta me he puesto a darle bofetadas al aire, que el pobre no ha hecho más que darme oxígeno! ¡Lo siento, aire! 

 Yago cerró la boca y soltó una risa suave, mientras se rascaba la cabeza. Hacía eso cada vez que estaba nervioso o incómodo. 

 —Eh... perdona. Es que no sé qué decir. Sentí un pinchazo en mi corazón, pero aun así sonreí. 

—Me rechazas, ¿verdad? —dije, sin atreverme a mirarle, pero le puse una mano en el hombro—. ¡Genial! ¡Gracias!

Mi amigo frunció el ceño. 

 —¿Qué? —Verás, he oído que el que te guste alguien, te hace vulnerable. Nunca me he enamorado, pero tú me gustabas un poquito, así que quería que me rompieran el corazón, para saber cómo es y prepararme para ello en el instituto que dicen que está lleno de eso. Pero no te preocupes; no tienes que decir nada. Seguiremos siendo amigos.—Le di un manotazo al aire para restarle importancia—. Me gustabas muy poco. ¡Ya lo he superado! 

 —¿Ah, sí? 

Sonreí y asentí con el dolor punzándome el corazón. Creí que podría, pero la posibilidad de perderle era inconcebible.

La mayoría de la gente piensa que los que hablamos mucho y somos extrovertidos es porque tenemos una personalidad fuerte; pues en mi caso el ser así era mi coraza. Nadie nunca sabe si a un extrovertido le pasa algo o no, porque siempre somos enérgicos y alegres. Es la mejor defensa.

Si fuera hoy, habría empujado a mi yo de trece años para que se confesara, porque el que él fuera menos comunicativo, no significaba que no correspondiera mis sentimientos. Ahora ya no podría saberlo nunca.

Mientras lloraba desconsoladamente, la lluvia caía en mi pelo y me empapa por completo, pero eso no me importaba, porque lo único que veían mis ojos era la lápida en frente de mí:

"Yago Cairo, fallecido a los 24 años de edad en un accidente de coche".

TomacciaTessaro

Título: Por Amor a Klaus.

Un anciano nos había pedido a Klaus y a mí cincuenta centavos. Conociéndolo, estaba segura que a parte de darle las monedas, se sentaría junto a él y comenzaría a hablarle de cualquier cosa. Y justo eso hizo. Yo solo estaba preocupada por el dinero que habíamos conseguido juntos, y en como en un abrir y cerrar de ojos ya no era nuestro. Reproché por él, pero con lo tacaño que era Klaus no obtuve buenos resultados y siguió hablando con el vagabundo. Suspiré y no me quedó de otra que acompañar a mi mejor amigo. 

Desafíos de Novela JuvenilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora