"Todo practicante de nigromancia será ejecutado por orden del rey."
El reino Lanling Jin ha declarado que cualquier persona o ser que pueda usar la magia o tenga el conocimiento de esta, va en contra de la corona y ha de ser erradicado.
Para ello...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Autora POV.
—¡Ah! ¡L-Lan Zhan...!
El sonido de sus cuerpos chocando entre sí retumbaba las paredes de la habitación y los gemidos de Wei WuXian se habían vuelto más altos a la vez que las embestidas del mayor aumentaban tanto de velocidad como de fuerza.
—M-Mas despa... ¡Ah~!
❌❌❌
El viaje de vuelta al bosque SanRen estuvo lleno de bromas, risas y algún que otro comentario subido de tono por parte del menor, cuya sonrisa no había desaparecido desde que había vuelto a encontrarse con Lan WangJi.
El mayor mantenía su postura impecable, pero muy en el fondo cada vez que escuchaba la voz del menor, su risa elevada, sus ojos brillantes y sobre todo su sonrisa... Quería abrazarlo, besarlo y nunca más soltar su mano.
Durante esos trece años, ambos habían soportado el dolor y la tristeza en sus corazones, y sabían que no podrían soportarlo una vez más...
—Lan Zhan... La has mantenido tal y cómo... —dijo el menor al observar de lejos su hogar.
El corazón de Wei WuXian se detuvo al posar su vista junto al gran árbol. Sintió que la mano del mayor apretaba su mano un poco más fuerte y con una cálida sonrisa el menor se giró para verlo.
—Vamos, Lan Zhan. —cogió ambas manos del soldado y caminó de espaldas hacia el árbol.— Todavía no le he agradecido debidamente.
Lan WangJi tan solo asintió con la cabeza, pues ver el mismo lugar dónde había perdido a la persona que amaba y el cual, durante los trece años se había sentado todas las tardes para meditar, cierto dolor había aparecido en su pecho.
Una vez estuvieron delante del gran árbol, el cultivador se arrodilló y después de unos segundos el mayor repitió la misma acción quedándose a su lado.
Sus manos se soltaron una vez se quedaron sentados, pues Wei WuXian había empezado con una reverencia, seguido de nuevo del soldado.
Una...
Dos...
Lan WangJi tan solo imitaba las acciones del menor, pues en su mente solo habían los recuerdos de su muerte. Wei WuXian lo miró de reojo y sonrió traviesamente.
—Lan Zhan, Lan Zhan. —llamó al mayor.
—Realmente es un milagro... Quizás la leyenda de que este árbol es un Dios no sea falsa. —rió y golpeó con su hombro suavemente el cuerpo del soldado.
