Juez, jurado y verdugo.

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Dejo todo y busco a Carl que está por dentro de ma casa, al encontrarle le hago cerrar los ojos.

-Abre la boca- digo y me hace caso.

Le meto un trozo de regaliz rojo en la boca y comienza a masticar mientras sonríe como un crío, como lo que es. Como debería de sonreír siempre.

-¡ES REGALIZ!- dice eufórico y río.

-Y tengo mucho más- digo con las manos a mi espalda

-¿Tienes más chuches ahí?- dice entusiasmado y niego.

-Toma enano- digo y le doy los comics que tenía a mis espaldas

-¡Que guay! Muchas gracias- dice y me abraza por la cintura eufórico

Sin darme cuenta toda la casa nos estaba mirando, incluido Hershel y mi padre también. Cuando les miro veo que todos sonríen por la felicidad de Carl.

-Gracias- dice susurrando mi padre desde el sofá y asiento.

-Nada- digo susurrando también y sonrío.

La verdad es que estas cosas no me importa hacerlas, es la felicidad de Carl. De mi hermano, y quiero que sea feliz siempre y si yo puedo hacer con estas cosas que sea un poco más crío las haré siempre aunque arriesgue mi vida.

-¿Y la princesa rubia?- digo refiriendome a Beth.

-En la habitación- dice Hershel señalando las escaleras que dan a la planta de arriba.

-¿Puedo ir?- digo y Hershel asiente.

-No se pregunta, ve. Es la cuarta puerta de la izquierda- dice y asiento.

Subo las escaleras, me paro enfrente de la puerta y llamo dos veces tímidamente.

-Adelante- oigo decir a Beth y sonrío.

Abro la puerta, paso a la habitación y cierro detrás de mi. Beth está en la cama tumbada y tapada.

-Hola pequeña rubia- digo y ella sonríe.

Me alegra verla sonriendo, es algo que creo que todos necesitamos ver. Su sonrisa, tan llena de amabilidad, pureza, inocencia,...

-Te traigo una cosa- digo y ella vuelve a sonreir

-¿Qué es?- dice curiosa y yo sonrío.

Me pongo a su lado en la cama de rodillas en el suelo ella me sonríe.

-Cierra los ojos- digo y ella asiente y los cierra- ahora abre la boca y confía en mi- digo y abre la boca sin problemas.

Meto una chuche en su boca y ella comienza a masticar y puedo notar su felicidad al saborear algo dulce, algo que recuerda tanto a la infancia a aquello que nosotros perdimos pero que Carl y ella pueden recuperar

-Está buenísimo- dice al abrir los ojos y sonrío.

Cojo su mano derecha y pongo un puñado de ositos de gominola en esta y hago que la cierre.

-Toma, para ti- digo y veo como Beth mira su mano como si de un tesoro se tratase.

-Muchas gracias- dice totalmente agradecida y la miro quitandole importancia.

-No las des. Hay muchas más así que puedes comerte todas esas esta noche mañana te traeré mas- digo mientras me levanto.

-¿Puedes quedarte un poco conmigo? Me gustaría oiete tocar la guitarra- dice señalando una pequeña estantería que hay a la derecha donde hay una guitarra.

-Claro que sí- digo y cojo la guitarra.

Me siento en la cama con las piernas cruzadas y comienzo a tocar unos acordes sueltos de la guitarra.

The Walking Dead, My Protector(Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora