Capítulo 2: Elvis

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No era la protagonista de una película de terror o suspenso, pero en ese instante se sentía como tal. ¿Estaba siendo una dramática? Claro que sí.

No podía decidir que le daba más miedo, su hermano o la oscuridad. Pero es que uff, el pasillo estaba completamente oscuro, salvo por una tenue luz que provenía de las escaleras a su derecha.

Desde su primer memoria, siempre había tenido miedo a la oscuridad. No le avergonzaba admitir que a sus 14 años de edad, al momento de dormir, dejaba la luz de la mesita encendida. Tal vez Raven y Octavia tendrían razón en acusarla que todavía era una niñata.

Respiró profundo, ese no era momento para asustarse aún más. Sabía que ahora comenzaría lo complicado, debía concentrarse en su propósito.

La ojiazul emprendió su camino de forma lenta y pausada, porque como buena cobarde que era, si podía aletargar unos minutos la cuestión, lo haría.

Mientras se acercaba al primer objetivo, «la escalera», pensó en que quizás tenía alguna chance de que su amiga pudiera apiadarse de ella en un buen acto de amistad, salir de su habitación e invitara a que volviese. Por lo que se giró solo un poco para mirar una última vez la puerta de su habitación, ilusa. Entendida de que tal cosa no iba a suceder, emprendió nuevamente su camino.

Cuando finalmente llegó a la escalera, comenzó a sentir retorcijones en su estómago a causa de los nervios que acumulaba. Por última vez y con un ápice de esperanza, giró su cabeza hacia su dormitorio a sabiendas que era completamente inútil... su mejor amiga la había abandonada a su suerte.

A pesar de haberse criado a lo largo de su vida en esa casa, de haber corrido infinidad de veces por las escaleras, el estar ahora mismo por usarlas le provocaba algo de vértigo. Volvió a respirar una vez más, y antes de arrepentirse dio el primer paso. Descendió un escalón, con completa atención, cerciorándose que no hubiese nadie cerca. Iba a pisar el segundo escalón cuando en ese mismo instante, divisó dos siluetas al inicio de las escaleras. La persona frente a ella, entre risas tironeaba del brazo de la otra, incitando subir a la planta superior. Rápidamente, cual Rayo McQueen, volvió a su posición anterior de bajar el escalón. El estar agachada para que no la viesen y el lugar oscuro, dificulto que no pudiese distinguir bien de quién se trataba, pero eso también le iba de maravilla pues tampoco podrían reconocerla. Cuando la «pareja» subió el segundo escalón, se detuvieron de repente. Clarke se paralizó, no se atrevía a mover un solo músculo, hasta le asustaba respirar por miedo a que la descubrieran. La persona que se mantuvo en todo momento a espalda a ella acorraló, a quien pudo distinguir mejor, una chica disfrazada de Wonder Woman, entre la baranda de la escalera y su cuerpo. Este, vestía pantalones negros y una chaqueta de cuero del mismo color con el estampado «Jailhouse rock» en la espalda, su cabello... estaba peinado algo raro, tenía un parecido al que usaba Robbie Rotten de LazyTown, en definitiva, demasiado gel. Aunque sólo podía verle de espaldas, se dio cuenta de quién se trataba, era nada más y nada menos que del propio rey del rock and roll, Elvis Presley. Este estaba prendado del cuello de la mujer maravilla, cual vampiro chupa sangre. La chica que en ese momento tenía los ojos cerrados, sin abrirlos le susurró algo en el oído, Elvis Presley detuvo lo que estaba haciendo, la tomó del brazo y apresurados comenzaron a subir las escaleras.

La rubia al percatarse de que la pareja no tenía en mente dar marcha atrás, fue en búsqueda de algún sitio en el cual no pudiese ser vista, y aunque el pasillo estaba lo suficientemente oscuro, no podía permitirse que la descubrieran.

Vislumbró entre la oscuridad uno de los muebles y procedió a esconderse. Tras pasar unos segundos escuchó por fin voces, las cuales no podían oírse de forma clara, ya que la música estaba lo bastante alta. En el momento que decidió dar un vistazo, y bastante complicado lo tenía por la falta de luz, pudo distinguir como la pareja ingresaba al cuarto de baño.

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