Quinto encuentro.

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Contexto: Primera Guerra Mundial.
Lugar: Sighișoara, Rumania.

Bartholomew Emil Muler era hijo de una adinerada familia alemana que se había instalado en Rumania, cuando entró al instituto conoció a Oliver Xaver Sunyer quien en poco tiempo se volvió su amigo junto con Hermann, aunque en un principio los tres pasaban mucho tiempo juntos en los pasillos del instituto con el paso de los meses Muler comenzó a pasar más tiempo con Sunyer y su amistad comenzó a ser algo más que en un principio no supieron definir. Una vez Oliver había olvidado sus guantes en casa y el frío le congelaba las manos, Bart no tuvo mejor idea que calentar las manos de su amigo con su propio aliento para brindarle aunque fuese un poco de calor.

Hay recuerdos de un invierno nevado en un establo donde se besaron por primera vez.

Hermann no entendía la razón de la distancia de sus amigos y cuando lo entendió, le contó a sus padres y las noticias llegaron hasta las familias de Oliver y Bart. Entonces los padres de Bartholomew no dudaron de enviar a su hijo a estudiar a Munich, lejos de Oliver quien se había quedado en la ciudad extrañando a su primer amor, lo extrañaba tanto que se dedicó a pintar la ventana vacía que daba a la habitación de su amigo especial. Oliver juro no perdonar a Hermann.

Cuando explotó la Primera Guerra Mundial, Sunyer fue enviado a luchar al norte, al frente de Varsovia, mientras Muler defendía al país contra Serbia, no llegaron a coincidir en las trincheras y perdieron todo contacto. En 1915 Bart fue herido, debido a una bomba de cloro sus pulmones quedaron gravemente afectados lo que le llevó a quedar postrado en la cama. La noticia de la condición de Muler llegó hasta Oliver, quien hizo lo imposible para llegar lo antes posible a ver a Bart, pero fue hasta 1916 que pudo abandonar su posición. Lo primo que hizo el joven al volver a su ciudad natal fue ir a casa de Bart donde no fue recibido por sus padres, los mismos que le ocultaron a Bartholomew que Sunyer había regresado.

Oliver iba cada tarde y se posicionaba en la esquina desde donde podía ver la ventana de Bart, esperaba que tuviese la fuerza para levantarse y mirar por la ventana donde podría verlo. Para entrenarse pintaba la casa de su amado, exactamente la ventana, pintó el mismo cuadro cada tarde.

Hermann cuando regresó de la guerra se encontró con Oliver en la calle mirando la ventana, se acercó intentando disculparse pero Sunyer ni siquiera le permitió hablar cuando le dio un puñetazo que le rompió la nariz. Hermann entendía el error que había cometido al contárselo a sus padres y el dolor inmenso que creo en sus amigos, intento solucionar esto hablando con los padres de Bart rogándoles que dejasen que sus amigos se vieran por última vez, los padres insensatos se negaron e incluso le mostraron una carta que Oliver había enviado para Bartholomew y le dijeron que se la devolviera, que Bart nunca la leería porque ellos no se lo mostrarían. Entonces Hermann se la guardo y cuando pasó a ver a Bart, se la leyó:

"Querido Bartholomew,

Tus padres no permiten que nos veamos.
Recurro a esta carta para escribir lo que jamás he sido capaz de decirte.
Quiero que sepas que te quiero.
Si, Bart, te quiero.
Nos habían enseñado que lo nuestro no era amor, pero me he dado cuenta de que lo era.
Lo que tú y yo hemos tenido es el amor más verdadero que he sentido jamás.
Por eso no quiero perderte sin decírtelo.
Te quiero desde el primer día que entramos en el instituto y nos escapamos al cementerio a fumar un cigarrillo.
Te quiero desde el día que me calentaste las manos con tu aliento porque yo había perdido los guantes.
Te quiero desde ese beso en el establo de los Sander.
Te quiero tanto que la idea de volver a verte fue lo único que me mantuvo vivo en las trincheras serbias.
Bastaría con mirarme a los ojos para que lo entendieras. Ojalá pudieras.
No haría falta palabras. Nos miraríamos y volveríamos a ser niños en los pasillos del instituto, antes de la muerte, antes de las bombas, antes de los viejos en los que nos ha convertido todo este odio.
Por eso hace meses estoy bajo tu ventana, para verte otra vez, aunque sólo sea un instante.
Para que tu sonrisa vuelva a hacerme creer que nuestro amor lo significó todo y arrojó algo de luz en este siglo que ha nacido muerto.
Te quiero y pase lo que pase, siempre estaré contigo.

7 oportunidades de amar. [Olivarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora