Dos.

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Otros días más transcurrieron y Jeonghan se había vuelto amigo de Jisoo desde aquella primera vez que hablaron en la habitación prohibida.

En aquel momento, Jeonghan se ganó una reprimenda por parte del señor Yoon, por supuesto, pues había desobedecido a la orden de no entrar a la habitación 36; no obstante, no pasó de un simple y ligero regaño, y es que en realidad no era mentira el hecho de que el pequeño Jisoo se encontraba lo suficientemente mejor como para ser trasladado a una habitación común del hospital esa misma tarde. Aún así, el médico se encargó de dejar en clara esa regla de nueva cuenta y el pequeño Jeonghan aceptó no sin antes disculparse.

—Cuando salga de aquí, me gustaría que fueras a mi fiesta de bienvenida a comer hamburguesas, Hannie. Mamá prepara las mejores del mundo y me encantaría que las probaras.—Dijo el pequeño Jisoo a su amigo quien lo dirigía por los pasillos en su silla de ruedas un lunes por la tarde.

Así había sido durante los últimos días, el par de niños eran felices paseando juntos ahora que Jisoo ocupaba una habitación de hospital ordinaria, así que sin falta, cada lunes, Jeonghan llegaba del colegio a toda prisa pasa visitar a su nuevo amigo.

—Eso me gustaría mucho, Jisoo.—Jeonghan expresó emocionado.—También me gustaría que probaras la comida de mamá, así que espero que puedas ir a mi casa en mi cumpleaños.

—¡Eso me encantaría! ¿Y cuando es tu cumpleaños, Hannie?—Jisoo preguntó con curiosidad.

—Es el cuatro de octubre.

—¿Cuatro de octubre? Eso te convierte en un ángel, Hannie. Eres bonito como uno.

Ante aquellas palabras, el pequeño Jeonghan solo pudo reír con diversión y Jisoo le imitó antes de seguir con su recorrido entre risas y chistes divertidos. Esa tarde transcurrió más rápido que otras.

••

A partir de ahí todo había sido mejor, Jeonghan visitaba a su nuevo amigo ya no solo una vez a la semana, sino cada tarde después de clases. Podían pasar horas y horas hablando de la escuela, de sus amigos y de sus actividades favoritas. A veces, Jeonghan llevaba a Jisoo a dar un paseo en silla de ruedas por los pasillos y se encargaba de presentar a su nuevo amigo con todo el personal, otras veces comían juntos en la habitación de Jisoo, y otras veces más, Jeonghan platicaba con los padres del pequeño como si fueran su propia familia o algo así.

Pronto aquel par de pequeños se volvió inseparable, Jeonghan jamás había sentido tanta cercanía con otro niño del hospital, ni siquiera con los que asistían al colegio con él, lo cual convertía a Jisoo su mejor amigo y viceversa.

Los padres de ambos se habían vuelto cercanos también de alguna manera y ambas partes amaban ver la cercanía y buena amistad de sus hijos, cosa que fortalecía aún más aquella tierna relación.

Lamentable o afortunadamente, el momento de abandonar aquel gran edificio llegó para Jisoo, y es que, durante todo ese tiempo, su condición había mejorado considerablemente tras recibir tratamiento por casi cuatro meses, así que el señor Yoon decidió que podía volver a casa.

Obviamente Jeonghan se alegró por ello, nada le hacía más feliz que ver a los niños irse recuperados y verlos volver solamente a revisiones rutinarias de vez en cuando; no obstante, también se sentía mal por sentir en su interior el deseo de que Jisoo pudiese quedarse un poco más, y es que ya estaba bastante acostumbrado a acompañarlo todas las tardes y pasear juntos, así que inevitablemente quedaría un gran vacío. Especialmente porque Jisoo no era cualquier persona en su vida.

—Lamento mucho no poder estar contigo en tu cumpleaños el próximo mes, Hannie, pero espero que comas muchas cosas deliciosas y te la pases increíble con tus amigos. —Jisoo dijo. En ese momento se encontraban en su habitación esperando por sus padres para partir a casa.

(1) EL CHICO DE LA HABITACIÓN 36 ✨JiHan💫Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu