El Veneno Más Dulce

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NOTAS:

En este capítulo habrá un fragmento muy largo de recuerdos. Estos van escritos en cursiva. Quisiera saber si les molesta leer así por mucho rato. Ya que si es incómodo, puedo buscar otro modo de narrar los recuerdos.
De lo contrario, si no les molesta, lo dejaré tal cual.
¡Gracias!

CAPÍTULO XXVII

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CAPÍTULO XXVII

EL VENENO MÁS DULCE

SEBASTIAN

"Voces, voces mezcladas... susurros en medio de la oscuridad y destellos de ojos verdes cual brote en primavera en medio de hebras doradas y mejillas sonrosadas.
Voces a través de un sinfín de colores, a través de aquella niebla que apretaba su cerebro exprimiendo hasta el último resquicio.
Voces que le hacían temblar de dolor y de amor; un dolor inexplicable, un sentimiento tan agobiante que si pudiera haber explotado en fuego, habría ardido todo.
Deseaba acabar con esa agonía...

¿Dónde estaba?
¿Qué estaba ocurriendo?
El dolor de cabeza era una tortura, si no moría ahí mismo esperaba que alguien le hiciera el favor. Era demasiado intolerable.
Y las voces seguían, y las imágenes se mezclaban y los ciclos giraban unos con otros transformándose en su propia historia. Una única conexión. Una única salida:

El hombre que les haría borrar sus recuerdos cuando ellos le pidieran ayuda.
Un ciclón poderoso lo envolvió, Antaruk dentro de él gritó de dolor, pero también sintió sus lágrimas.
Y entonces ante él se estancó una escena rápida. Él estaba atado de manos y pies, y ella, hermosa como nunca, se deshacía en lágrimas agobiantes.

—Tienes que confiar en mí...—le suplicaba. Él se removió incómodo sobre las mantas, el grillete en su pie se le clavó en el tobillo, y sus manos crujieron al intentar mover los brazos cuando la cadena que se las apresaba se tensó.

—¡Elaine, espera, no toques nada! —suplicó adolorido cuando ella sacó un puñado de herramientas oxidadas escondidas bajo su falda.

—Te liberaré —susurró convencida.

Sus ojos azul cielo brillaban de emoción y sus mejillas y nariz se habían teñido de rojo por el frío de la noche. La tibia luminiscencia de la lámpara que había traído con ella dejaba entrever el vaho que escapaba de sus bocas al hablar.

—¡No podrás, si nos descubren nos van a matar! —jadeó él aterrado, intentando escuchar algún ruido que viniera desde el otro lado del granero.

Ella lo agarró por las mejillas con determinación.

—¡No dejaré que esto vuelva a acabar mal, no es justo, yo te amo, siempre te he amado maldita sea! —lloró. Él sacudió la cabeza, intentando correr la mirada, pero ella no lo dejaba ir.

Crossroads • A Través del Tiempo {Libro 1}Where stories live. Discover now