Día 3: Viaje por la carretera (TenSemi)

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Los cuatro se encontraban a un lado de la carretera, uno detrás del otro, mientras alzaban el brazo de cuando en cuando, esperando que algún vehículo tuviera piedad y se detuviera para darles un aventón.

Aún no habían tenido suerte.

Un suspiro colectivo se dejó escuchar. Decidieron rendirse por un momento.

Tendou sacó su celular para ver la hora: 3:00 p.m. A ese paso no llegarían a tiempo. En contraste, sus acompañantes lucían más incómodos que preocupados por la hora.

Semi se sentó en el césped sin importarle que su traje se manchara, y se quitó el saco para colocárselo sobre la cabeza, sin importarle que pudiera despeinarse. Tal parecía que estaba en su faceta de «al diablo todo».

Ushijima, por su parte, continuó de pie, con el ceño un poco fruncido, ya que la luz le daba directo en el rostro. A pesar de ello, estaba enfocado en continuar con la búsqueda de quien pudiera darles un aventón. No era sorpresa que aún fuera de la cancha, se estuviera atribuyendo el rol del capitán del grupo.

Por último estaba Shirabu, quien con disimulo, se había posicionado detrás de Ushijima para resguardarse del sol. De vez en cuando, se pasaba una mano por la frente para secarse el sudor y se sacudía el saco para darse aire. Ya lo había dicho: «si llego hecho un estropajo a la boda, me voy a dar media vuelta y me voy a largar de allí».

—Taichi eligió mal lugar para casarse, ¿eh? —dijo Tendou, rompiendo el silencio.

Esas miradas lo dijeron todo.

—Ni que lo digas —convino Semi.

—Estúpido Taichi —musitó Shirabu.

De eso se trataba: de Taichi, quien había elegido casarse en medio del campo. Había quedado maravillado con las fotografías retwitteadas por Reon sobre el hotel eco-amigable en el que se había alojado el verano pasado. Era así: cuando una idea se le metía en la cabeza, no había marcha atrás.

Semi y Shirabu se la pasaron las últimas semanas reclamándole a Reon por ser el incitador de tal idea. Reon solo había reído en respuesta, todo campante, y luego, indicó que los acompañaría en la travesía de ir a un matrimonio en el medio de la nada. ¿Qué sucedió entonces? Dio una negativa a último momento, pues tenía su examen de ingreso a la universidad programado para ese mismo sábado.

A ello, le siguieron las «excusas» de Hayato y Goshiki.

De tal forma, Tendou y compañía habían tenido que abordar un tren por su cuenta. Acto seguido, un auto los llevó hasta el inicio de la carretera. Finalmente, caminaron por una hora a la espera de encontrar algún otro vehículo que les diera un aventón, pero no tuvieron suerte.

Ahí estaban ahora: cansados y sudorosos.

Tendou agradecía estar llevando su traje en el interior de su mochila. No quería llegar todo sudoroso o lleno de polvo al matrimonio, el cual claramente terminaría siendo el caso de Shirabu y Semi.

Ushijima no se salvaba de correr con ese mismo destino. Aunque, a decir verdad, no había forma de que pudiera verse mal. Sudoroso, empolvado, despeinado; no importaba. Esas características solo resaltarían lo bien que se veía en su faceta de chico de campo.

Tendou suspiró con ensoñación.

En ese instante, un camión se detuvo frente a ellos y el chofer les indicó que podía darles un aventón; que en realidad iba en el mismo sentido, pero les advirtió que serían 4 horas de recorrido.

«Todo un viaje por la carretera», pensó Tendou.

Por suerte, no se trataba de un camión que llevaba alimentos recién cosechados o animales de granja. Solo se trataba de montículos de paja apilados en la parte trasera. Accedieron de inmediato.

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