Día 2: Magia AU (UshiShira)

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La batalla terminó.

Todos —cadáveres y vivos— regresaron al reino.

Los vivos yacían reunidos en un salón del castillo, quitándose las armaduras; algunos ya habían retornado a sus hogares. No habría condecoraciones ese día, solo pesadillas y llantos de medianoche.

Los cansados ojos de Shirabu se iluminaron en cuanto vio que Tendou y Semi ingresaron al salón —habían tenido una reunión con el rey para dar su manifestación de los hechos; de eso, ya habían pasado dos horas—, pero tal brillo se apagó al instante.

Ushijima no venía con ellos.

El jefe del batallón no venía con ellos.

¿Se habría quedado aún en conversaciones con el rey?

Un oleaje de ansiedad invadió todas sus extremidades; sencillamente ya no pudo mantenerse quieto. Se puso de pie de la pequeña banca en la que había estado apartado, atravesó el pasillo, y, abriéndose paso por sus compañeros, llegó hasta los hombres de confianza de Ushijima.

Semi apenas lo miró, pareció identificarlo, y luego, simplemente lo pasó de largo. No parecía ser una acción de naturaleza altiva; más parecía una evasión por mal humor. Shirabu no insistió y, en cambio, fijó su atención en Tendou, que parecía tener un gramo más de paciencia, pero que también traía en su frente una réplica del ceño fruncido de Semi.

—¿En dónde está Ushijima-san? —inquirió Shirabu, manteniendo sus brazos detrás de su espalda, para infundirse de un toque de cordialidad, por más que se encontraran en un ambiente coloquial.

—Se fue —indicó Tendou.

La ansiedad se agravó.

—¿A dónde? —dijo Shirabu.

Tendou suspiró y enfocó su mirada en él.

—Dimitió —aclaró.

Shirabu abrió los ojos.

Aquello era inaudito. Hablaban del guerrero más fiel del reino. ¿Por qué renunciaría?

Shirabu se reprochó enseguida, pues por supuesto que sabía la respuesta: era por un tema de honor, considerando que habían perdido la guerra bajo el liderazgo de Ushijima. Sin embargo, ¿el rey podría ser tan frío como para aceptar su dimisión y permitir que se fuera?

¡Ushijima lo había servido fervientemente por los últimos tres años! ¡El capitán del batallón más joven e imparable que Shiratorizawa tuvo nunca!

—¿A dónde fue? —insistió Shirabu, avanzando lo suficiente como para que sintiera la respiración contraria impactar contra su rostro. Le mantuvo la mirada, con fervor.

Una invasión al espacio, pero a Tendou no pareció importarle.

Necesitaba una respuesta.

Un ruido metálico se escuchó de fondo. Shirabu se sobresaltó e intentó buscar al causante, pero Tendou le indicó que lo dejara pasar. La respuesta llegó a sus oídos en forma de murmullos perpetrados por sus compañeros: Semi estaba pateando cosas en el fondo del salón.

—No te puedo decir dónde está Wakatoshi-kun. Solo te puedo decir que ya no está en el reino —dijo de Tendou, volviendo a captar su atención.

—¿Ah?

—Se fue. El rey lo echó por «incompetencia» —sentenció Tendou.

—Oh —fue lo que salió de los labios de Shirabu.

Ahora entendía por qué Semi se había ido a alguna parte despejada del salón a destruir cosas.

Tendou solo asintió ante su interjección. Shirabu estaba seguro de que el pelirrojo ya habría percibido la desolación que comenzaba a apoderarse de él. Aunque no se trataba solo de desolación; era terror.

Shiratorizawa Fanweek 2020Where stories live. Discover now