Capítulo 1

121 26 36
                                    

La culpa pesa más que el mismo acto

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La culpa pesa más que el mismo acto.

Como humanos nos acostumbramos a la rutina, nosotros mismos hacemos nuestra vida monótona por comodidad

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Como humanos nos acostumbramos a la rutina, nosotros mismos hacemos nuestra vida monótona por comodidad.

Tenía una humeante taza de café entre mis manos, mientras veía cada gota caer a través del cristal. Muchas personas prefieren el sol y el calor, yo sin embargo me gustaba sentir el frío de la brisa en invierno, calmar ese frío con café o chocolate caliente, me gustaba ver la lluvia caer y como las gotas impregnadas en el cristal bajan o se mantienen. También me gusta mojarme las manos con las primeras gotas de lluvia.

Mi vida era una rutina constante pero los días grises llenos de lluvia me parecían mágicos y especiales. Sonaba loco, lo sé.

Sonreí.

Mientras veía el paraje a mi mente vinieron unos ojos color verde.

Estuve tanto tiempo sola, estaba tan acostumbrada a estar sola, que había perdido la noción de cuándo fue la última vez que me sentí bien y no me di cuenta que caía hasta que estuve al borde de tocar el suelo; pero él cambio eso y me adapté a su presencia, a tenerlo cerca, me adapté a Jaime Santoro tan rápido que me sorprendía, estaba demasiado necesitada de afecto y eso fue más que suficiente para dejarlo entrar a mi vida.

La vida tan mierda de Caterina Costa. Lo menos que quería era arrastrar a otros a mi infierno, mi inestabilidad y lastimarlos a mi paso.

Aunque sin proponérmelo ahora tenía un amigo que me ofrecía un hombro cuando quería llorar, que trataba de consolarme y hacerme sonreír, que me abrazaba cuando tenía frío, que me iluminaba el camino, que me acompañaba en mi soledad; que por el momento me mantenía estable en un solo lugar, junto a él. El sentimiento de dependencia me daba miedo, pero me sentía segura. Estaba tan confundida.

Él se estaba volviendo indispensable en mi vida y eso me daba más miedo. Porque la vida te da y te quita a la vez; me daba tanto miedo perderlo, más si necesitaba tanto de él.

Mi teléfono sonó. Tomé el objeto que estaba en la mesa y contesté.

— ¡Hola! — La voz de Jaime al otro lado de la línea me hizo sonreír de forma automática — Como la lluvia nos interrumpió en nuestros planes. ¿Podrías... no sé, venir hasta acá y conversar un rato? — Me preguntó, podría jurar que él también estaba sonriendo, por la forma en la que había musitado aquellas palabras.

Amores o imposibles [Terminada]Where stories live. Discover now