Capítulo 23

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Había sido la mejor noche de sus vidas.

Se encontraban más enamorados que nunca, no solo por el hecho de haberse convertido uno, sino, más bien por la conexión que sus almas habían alcanzado en un acto puramente humano.

Agreste fue quién sorprendió a Marinette con un desayuno completamente improvisado por él mismo, habían sido días de prácticas para poder hacer algo, al menos, no mortal.

Siempre habían sido amigos, desde que sus ojos se encontraron y Adrien creyó haber perdido a Marinette siempre tuvo presente que la quería, necesitaba en su vida, primero en una fachada que decía ser únicamente en el ámbito amistoso, hasta que poco a poco cuando la creyó perdida pudo finalmente abrir sus ojos.

Desde ese momento pudo entender mucho de los comportamientos de Marinette, podía decir que la conocía mejor que nadie, incluso de ella misma, en la forma en la que sacaba la punta de la lengua mientras fruncía el ceño al concentrarse o cómo movía las manos entrelazando sus dedos y soltándolos cuando se sentía nerviosa, quizá en la forma en la que sus ojos reflejaban aquella angustia.

— Mari —le llamó.

Marinette levantó la cabeza de sus hombros mordiendo su labio inferior.

Eran las nueve de la mañana, habían decidido tomar un poco más de tiempo juntos encontrándose sobre la cama de la habitación rosa. El brazo de Adrien rodeaba el pequeño cuerpo de Marinette, en sus piernas sostenía el ordenador portátil que proyectaba una película de la cual ni siquiera sabía el título.

Sus ojos se encontraron y nuevamente miro en sus brillantes mares azules aquella aflicción.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó un poco temeroso de una respuesta. Trago en seco mientras buscaba la forma de plantear su siguiente interrogante—. Acaso..., ¿acaso te arrepientes de anoche?

Marinette negó siendo invadida immediate por el pánico al observar como aquel brillo de felicidad de los esmeralda se iba apagando hasta convertirse en tristeza y temor.

Adrien era el amor de su vida, el hombre con el que siempre había soñado y le aterrorizaba el hecho de que pudiera llegar a pensar que estaba arrepentida de la mejor noche de su vida.

Sus delgados dedos acariciaron el deformado rostro del rubio, se impulsó un poco para llegar acariciar su mejilla con sus labios en un casto beso.

— Fue la mejor noche de mi vida —afirmó con un sonrojo decorando sus pómulos—. Nunca podría arrepentirme de algo que deseaba con todo mi corazón.

Los labios de Adrien se estiraron en una amplia sonrisa en el momento en que sus ojos volvieron adquirir aquel brillo característico de un completo enamorado, asintió robando un beso de sus labios.

— También fue la mejor noche de mi vida —confirmo—, pero te conozco para saber qué hay algo más, si he aprendido algo en todo este tiempo es que ocultar algo por pequeño o grande que sea siempre trae problemas, no quiero que construyamos más muros entre nosotros, princesa.

El cuerpo de Marinette se tensó ante sus palabras, fue precisamente la sinceridad y la realidad en sus palabras que le hizo saber que no había vueltas atrás, pero ¿si con ello solo se alejaba de ella? Quizás era momento de dejar que el temor y la cobardía le guiaran, sobretodo, era una actitud que como guardiana no podía permitirse.

— Tienes razón en qué hay algo que no te he comentado.

Fue el turno de Adrien en tensarse, lo había confirmado y el hecho de que fuese algo que causara esa actitud en Marinette definitivamente no era un buen presagio.

Je t'aime [Adrinette]Where stories live. Discover now