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Aclaraciones y declaraciones.

El ambiente en aquel lugar era muy cálido, Horacio les había presentado a Viktor, "su novio", a su madre y su marido y ella le presentó a su nueva familia, su esposo Theo y la pequeña Aixa, quien se había apegado mucho al ruso y los dos charlaban animadamente sobre diversas cosas, habían congeniado bastante bien. Luego de un rato de platica entre todos horacio sabía que le tocaba enfrentar sólo a su madre y ella igual, por lo que se habían alejado del resto para poder charlar en privado.

Se sentaron esta vez uno frente al otro y la mujer sonrió nerviosa, Horacio también se encontraba nervioso por toda esa situación.

Estas muy guapo. —fue lo primero que le dijo, el chico sonrió. — Siempre tuviste una vibra muy positiva, todavía la tienes y conservas también tus gustos en la moda, osito. —aquel apodo que le había dicho resono en su cabeza, ni siquiera le prestó atención a lo otro que decía.

Osito.

Aquel era el apodo que le había dado de pequeño tras una presentación que Horacio había tenido en el kinder, le había tocado disfrazarse de un oso, y desde allí en adelante siempre le decía de aquella forma, cuando cocinaban juntos, cuando le duchaba o le hacía mimos, tenía recuerdos muy bonitos con su madre antes de su huida.

¿Por qué te fuiste?

Horacio estaba confundido, no necesitaba sus palabras pero a la vez le agradaba el escucharlas, más aquel apodo que uso sintió como que estuvo de más. Su relación con su madre se había roto desde que lo abandonó, no tenía el derecho de llamarle de forma cariñosa tan repentinamente. Recordaba a su yo del pasado con una vida muy triste luego de la huida de su madre, sufría maltrato en su escuela por parte de los niños y en casa por su padre, quien le culpaba del abandono de la mujer.

Tenía un amante y tu padre se había enterado. —le respondió.— Tu padre era una persona muy buena, ¿sabes? cuando nos conocimos era muy atento, romántico y todo lo bonito que te puedas imaginar, pero luego nos casamos y su máscara de buena persona se fue, ya no había palabras bonitas o besos al llegar del trabajo, sino que había golpes e insultos. —la seriedad con la que hablaba le empezaba a asustar un poco a horacio.— Cuando quede embarazada pensé en que nuestro matrimonio podría arreglarse, ¿sabes? pero yo perdí ese bebé y tu padre me culpo por eso. —se mantuvo en silencio por unos minutos, parecía como si estuviera buscando las palabras adecuadas para decir aquello.— Tuve la bendición de tenerte y nuestro matrimonio se había arreglado, o eso me hacía creer él. Tu padre también me engañaba y yo decidí hacer lo mismo, cuando tu padre se enteró me obligó a irme y no pude llevarte conmigo. —las manos de la mujer se acercaron hacia las de Horacio y las acaricio lentamente.— Intente poder verte pero me era imposible, si yo intentaba acercarme a la casa él llamaba a la policía y me denunciaba, no tuve más remedio que renunciar a ti, Osito.

El chico de la cresta se mantuvo en silencio intentando comprender aquella situación, estaba enojado y confundido, es decir, ¿por qué se rindió? ¿acaso no se supone que cuando tienes un hijo debes dar todo por él?, intentaba ponerse en su lugar pero le resultaba muy difícil.

Yo sinceramente no tengo mucho para decir, eres mi madre y no estoy enojado contigo. —se quedo callado ahora él, buscando las palabras adecuadas.— Sólo estoy ¿confundido?, tengo que pensar un poco sobre esto y tal pero me alegra poder verte mamá, tienes una familia preciosa y me alegro por ti. —sonrió de lado.

Tú tienes un novio precioso, me alegre mucho por la relación que mantienen.le comento la mujer mientras que volvían con los demás.

Ojalá fuera mi novio realmente, penso Horacio mientras se paraba a un lado del ruso y le cogia de la mano. Se quedaron hablando un rato más y luego ambos se despidieron, Horacio y Viktor abandonaron el lugar de la mano mientras que hablaban de otras cosas que no fuera el encuentro de hace unos minutos, Viktor no quería incomodar a Horacio con eso.

Sus manos continuaron entrelazadas incluso en el camino hacia su departamento, la sensación que tenían era muy bonita y incluso creían que sus manos habían sido creadas para estar entrelazadas todo el tiempo, encajaban de lo más bien.

Al llegar a su hogar se quedaron en el departamento del ruso, más exactamente en su habitación porque estaban un poco cansados y querían estar relajados de una vez, aquello de fingir ser novios había sido bonito pero ahora tenía que hablar con el ruso sobre el beso, Horacio simplemente quería dormir pero sabía que si no lo hacía no iba a poder descansar correctamente y iba a comerse la cabeza con muchas teorías.

E  cuanto iba a preguntarle al ruso fue cuando se dio cuenta de lo cerca que sus rostros estaban, fue inevitable pero muy en el fondo ambos querían aquello y terminaron besándose nuevamente, esta vez con delicadeza y timidez, ese beso se sentia más real que el que habían tenido en la tarde, era más bonito.

¿Por qué lo hiciste? —pregunto el de la cresta tras separarse del beso.

Tus labios son bonitos y al besarte hoy en la tarde se sintio bien, creo que haríamos linda pareja. —el rostro de Horacio tomo un color carmesí al escuchar sus palabras.

¿Acaso había escuchado bien? ¿le había dicho que harían linda pareja?

Me gustas, ¿te gustó? —murmuró en voz baja las palabras que Gustabo le había dicho que usará para declararse, esperaba que funcionará.

El cuarto quedo en silencio por unos minutos, los cuales para Horacio se sintieron como horas por sus nervios, pudo observar la sonrisa en el rostro del ruso y él también sonrió por aquello.

Si pero no le des muchas vueltas, vamos a descansar.

El grito de emoción que pego Horacio le asusto al ruso y a su gatita, quien estaba durmiendo a los pies de la cama, una brillante sonrisa se mostraba en su rostro más desapareció de un momento a otro, algo no le cuadraba.

¿Cuando supiste que te gustaba? —le pregunto.

Desde que te vi llorando en tu departamento un sentimiento de protección nacio en mi, ¿sabes de los que te hablo, no? —el chico asintió.— Y no sé, desde ese día quería protegerte y me di cuenta que me gustaba mucho pasar tiempo contigo, llegó un punto en el que siempre que te veía sentía la necesidad de besarte pero me contenía porque no sabía si todavía estabas enamorado de mi. —le respondió con total sinceridad.— Y hoy tuve la oportunidad de hacerlo y debo confesar que no me arrepiento.

¡¿Cómo sabías que gustaba de ti?! —grito mientras le señalaba y el chico rio.

Se notaba muchísimo Horacio, digamos que no eres el mejor ocultando tus sentimientos. —rio nuevamente mientras que se acomodaba en la cama. — Ahora descansa, ya mañana podemos hablar de lo demás.

Horacio asintió y se acomodó en aquella cama, en la cual ya había estado las veces en que se quedó a dormir en su casa, se dio media vuelta y sonrió al sentir los brazos ajenos rodearle en un abrazo. Una felicidad inmensa invadía su cuerpo en aquellos momentos, estaba durmiendo con el comisario Volkov, su maldito crush desde que entró al cuerpo, Gustabo no iba a creerle esto cuando se lo contará.

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¡Oni-chan!Where stories live. Discover now