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Gustabo y Conway

Sus pies se movían de un lado a otro, haciendo círculos por la habitación, los nervios recorrían su cuerpo en ese momento de incertidumbre. Desde que Greco le había comunicado sobre que Gustabo termino herido en aquel código 3, los nervios se apoderaron de él.

El fugaz pensamiento de quitarle su placa abordo su cabeza, aunque así como llego se fue, no debía hacerlo puesto que Gustabo no se lo merecía.
Había trabajado demasiado duro para llegar en donde estaba, también habían pasado por muchas cosas entre ellos, tanto momentos lindos como peleas; la última había lo más reciente.

Habían tenido una discusión tonta antes de entrar en servicio, se quejo de la protección sofocante que Conway estaba teniendo con él, y eso le resultó extraño, no comprendía porque se enojaba. Simplemente no quería que nada malo le pasará a su niño, sin embargo no había dado el brazo a torcer y terminó por enojarse él con Gustabo.

Aunque su cabeza en esos momentos no estaba para pensar en sus peleas, él solo quería tenerlo entre sus brazos y disculparse por lo de esa mañana, quería darle besos y reír por las ocurrencias que tenía el chico. Lo único que necesitaba era tenerlo a él.

Al verlo llegar a la comisaría se sintió aliviado por verlo en pie; aunque igualmente le pidió que saliera de servicio y él se tomo el día, llevandolo hasta su casa, que ahora compartían con Horacio, y lo llevo entre sus brazos desde el momento en que estaciono el auto en el garaje.

Puedo caminar, no es necesario que me lleves. —la voz de su novio era una de sus melodías favoritas.

Se negó a hacer eso, y le dio un pequeño beso en su mejilla, dejandole sobre la cama luego para ir en busca del botiquín de emergencias que tenían en casa. Lo dejo a su lado y limpio las pequeñas heridas superficiales que tenía en su rostro, colocando luego las tiritas de Hello Kitty que guardaban allí.

Gustabo observó en todo momento como actuaba su pareja, sonriendo por la atención brindada. Poso su mano sobre su hombro y este le miro, parecía estar un poco triste y sin decir palabra alguna le abrazo, notando como comenzaba a llorar.

Estoy bien, Jack. —le contuvo mientras se aguantaba las lágrimas, después de todo sabía lo que debía estar pensando su pareja y no lo juzgaba, él también se asustaba cuando algo le pasaba.

Estuvieron por unos minutos así, en silencio mientras se abrazaban, lo único que se escuchaba eran los sollozos del mayor, que de a poco comenzaban a calmarse. Limpio el recorrido de lágrimas con su pulgar y dejo pequeños besos por su rostro para terminar en sus labios, con un beso lleno de amor.

Finalmente terminaron por quedarse en la cama, abrazándose con un poco de cuidado por las heridas de Gustabo, y dándose mimos en completo silencio. No necesitaban hablar, se encontraban tan a gusto que las palabras sobraban.

Gustabo realmente no podía comprender como es que había llegado a enamorar a aquel hombre, tan recto y duro, aunque muy tierno y suavecito por dentro, que hasta a veces pensaba que todo eso era un sueño. Conway era alguien realmente difícil de enamorar, él mismo se lo había dicho la primera vez que lo había buscado con otras intenciones, pero después de conocerse un tiempo y abrirse, Gustabo pudo comprender que era alguien sensible y con un corazón enorme, aunque con muchas heridas, las cuales se tomó el tiempo de ayudar a sanar.

Gracias a su relación Conway pudo tener más confianza, empezar a sonreír un poco más, aunque eso era únicamente cuando estaba con su gente de confianza, y a ser feliz.

Y Conway era feliz con sólo tener la presencia de aquel chico de risa escandalosa y ideas descabelladas. Era feliz con poder verlo todas las mañanas con su cabello despeinado y su voz adormilada, era feliz cada vez que podía besarlo de los pies a la cabeza y sobretodo era feliz cada vez que pensaba en él, cómo en ese momento.

Su sonrisa permanecía en su rostro al ver a su novio dormir plácidamente a su lado, luego de un largo día de trabajo era un descanso lo único que necesitaba, y que mejor que descansar con Gustabo, el hombre que le había robado el corazón por completo.

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¡Oni-chan!Where stories live. Discover now