Cadenas y las Almas Malditas

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Estaba por hablarle a esa mujer pero la risa que escuche antes, se volvió más clara y fuerte haciendo eco en este lugar.

Te perdiste niña... tardaste mucho.

Gire a mis espaldas al oír la voz que provenía del otro lado lleno de oscuridad.

Tenía miedo y di un paso atrás chocando con el muro de cristal.

Déjala tranquila... Akumi.

Escuche otra voz suave y en ella era la mujer de cabellos blancos que estaba ahora parada y mirando a mi dirección con unos hijos color morado con círculos en el centro.

Sabes Aino... a mí no me gusta que te metas en dónde no te llaman.

Se escuchó el movimiento de una de esas cadenas chocando como tambien se arrastraban por la tierra provocando que el sonido del metal se escuchara claramente y haciendo eco en el lugar.
La pesada oscuridad se fue esparciendo lentamente hasta mostrar una figura humana.

Era una chica más joven que la mujer en el muro; ella tenía como unos 12 años y estaba cubierta por todo el cuerpo de cadenas plateadas que la mantenían en la pared rocosa.

Tenía un largo cabello negro muy lacio pero despeinado que le llegaba a las pantorrillas y su piel era blanca grisacea.
Arriba de ella en la pared rocosa yacía una gran escultura unida a la pared, era un rostro con cuernos hecho de oro y una serpiente de plata, los ojos de ambos estaban hechas de unas piedras rojas brillantes como la sangre.

Ya he estado soportandote por más de 5 años, deja que me divierta un poco.

Escuche esa voz que me causaba escalofrios, y esa voz era de la pelinegra que aunque estaba algo asustada la mire atentamente, ella me miro y sonrió de forma espelusnante causando que temblará inconscientemente, sonrió más y soltando sus risas, abrió los ojos.

¿Me tienes miedo... ‽

Al fin no conocemos Mocosa...

Bienvenida a mi infierno

Su sonrisa se extendió más con una mirada de locura que apareció en sus ojos.

Kurokami Hanami

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Narradora

El corazón de la pequeña latía precipitadamente y el temblor de su cuerpo se incrementaba pero unos toques del muro de cristal la corto del miedo que le provocaba esos ojos como la sangre.

Tranquila pequeña, está amordazada como logras ver, ella solo ladra pero no muerde.

La ojiarcoiris la miro sin entender pero solo asintió a lo dicho por la peliblanca.

Cállate maldita anciana...

Dijo la pelinegra con molestia, causando que la peliblanca tuviera una vena resaltando en su frente.
Estaban por comenzar una cotidiana guerra de insultos como han estado haciendo desde hace 5 años y aún con ese tiempo prolongado de convivencia, no habían mejorado su relación de odio mutuo; pero antes de que ambas cautivas discutieran, la pequeña de puntas negras las detuvo.

Hanami._ ¿Q-que es este lugar? ¿Q-que hago aquí? Y ¿Q-quienes son?_ soltó varias preguntas con algo de nervios y aún tallando se insistentemente los ojos por la irritación de estos.

Por lo que se ve, no eres muy lista, creí que al menos sabías eso.

Silencio demonio de quinta.

La Flor Del DeciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora