«Ya no soy virgen...»

Mientras mordisqueaba mi labio inferior, el sollozo de Lisa me trajo de vuelta a la realidad, y fue ahí cuando me di cuenta de por qué se encontraba en ese estado.

Ella lloraba porque pensaba que no me había agradado lo que hizo y que se había aprovechado de mí.

—Oh, mi Lili —llevando nuevamente mis manos hacia su rostro, le sonreí con dulzura—. Eres tan dulce al preocuparte así, pero está bien. No te aprovechaste de mí.

Ella sorbió su nariz y me observó un tanto sorprendida.

—Pero... Pero tú no recuerdas nada.

—Claro que recuerdo absolutamente todo. No estaba tan ebria —murmuré con un sonrojo—. Es sólo que me quedé pensando un rato. Es normal, siempre me pasa. Mi cerebro siempre necesita cargar en las mañanas.

Sorbiendo nuevamente su nariz, la mirada de Lisa se volvió un poco más dulce, pero todavía desconfiada hasta cierto punto.

—Entonces... ¿No me odias por robar tu virginidad?

Me eché a reír y pasé mi mano suavemente por su mejilla.

—Claro que no, Lisa. ¿Por qué habría de odiarte cuando yo misma te la ofrecí? 

—¿De verdad?

—Lili, lo único que tú robaste fue mi corazón. Y no me importa que lo hayas hecho, sé que lo cuidarás.

Un poco más calmada, y parando su llanto, Lisa se apoyó en la mano que acariciaba su mejilla y suspiró.

—Por un momento pensé que no recordarías nada. Dios, me sentía tan culpable cuando vi tu expresión de confusión.

Solté una risa.

—Lo siento.

Ella negó con su cabeza y sonrió.

—Está bien. Ahora sé que no es así y estoy feliz por eso.

Durante unos instantes ninguna dijo nada, sólo permanecimos ahí en silencio observándonos a los ojos y sonriendo.

Eso hasta que Lisa decidió romper ese cómodo silencio.

—¿Rosie Pooh?

—¿Sí? —inquirí con suavidad.

—¿Puedes...? Uhm... ¿Me dejas...? ¿Me dejas besarte?

Solté una risa nasal y me estiré un poco más en el borde de la cama, de modo que mi cabeza y cuello quedaban fuera de ella. 

—¿Es necesario preguntar, Lisa? Mis labios son tuyos.

—Creí que habías dicho que lo único que robé fue tu corazón.

Tarareé.

—Correcto. Lo único que robaste fue mi corazón. A mis labios y a mi cuerpo te los ganaste.

—¿Eres un premio ahora? —preguntó con diversión, mientras acercaba su rostro al mío.

—Un premio para ti.

—¿Sólo para mí?

—Sólo para ti.

Intercambiando sonrisas, Lisa finalmente se inclinó y me besó suavemente, sin prisas y sin miedos. Movió sus labios dulcemente sobre los míos, incitándolos a bailar con ellos. Sin embargo, cuando entreabrí mis labios esperando que su lengua pasara por ellos, ella simplemente se separó.

—Lisa —me quejé—. ¿Por qué te detienes?

Ella se echó a reír.

—Vas a romperte el cuello así —estiró su mano y acarició mi cuello con los dedos.

Promise┊ChaelisaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora