Ingresamos lentamente, ya que me tomé el tiempo de observar las flores y plantas que ahí crecían.

-Mamá utiliza su don para cultivar nuestro jardín. — comentó expectante.

Parecía esperar que le ofreciera una opinión sobre su hogar, pero sencillamente me encontraba sin palabras.

-¡Raven, querida! — escuché decir a Hera desde la puerta de entrada.

Inmediatamente me acerqué a saludar.

-Hola, señora Adler. — contesté.

La señora hizo un gesto como restando importancia.

-Llamame Hera, por favor.

Asentí con una breve sonrisa.

La casa tenía dos pisos y un espacio gigantesco. En el jardín trasero, los muchachos tenían un sector para practicar sus deportes predilectos; según lo que Hera había dicho.

"Lo siento. Mi madre suele emocionarse más de la cuenta cuando vienen personas." susurró Hades.

Sonreí y le hice un gesto para que estuviera tranquilo mientras Hera terminaba de darme el recorrido.

Una vez dentro, me mostró los cuartos de los muchachos, su habitación y las habitaciones extra: Huéspedes, salón de música, recreacional.

Estaba realmente impresionada, era más una mansión que una casa. Ahora entendía en parte su sensación de superioridad, no la justificaba, pero al menos tenía una explicación.

Nos dirigimos al comedor y tomamos asiento.

-Supongo que debes tener muchas preguntas. — dijo con amabilidad mientras me servía té. 

Sonreí dubitativa.

-La verdad, Hades me ha explicado muchas cosas y me ha quedado bastante claro.

Hera observó a su hijo con perspicacia.

-Lo que aún no entiendo, es como entro yo en todo esto. — murmuré.

-Bueno, ser un gardien implica muchas cosas; somos raros dentro de la población normal, quizá uno de cada cien niños posee dones. Por eso debemos ser responsable con ello. Hay, uhm, un agregado.

Observé sin querer en su mente y pude ver que estábamos entrando en complicaciones. Los lados negativos de ser uno de ellos, Hades los había mencionado.

-Como somos distintos, debemos tener precaución de no resaltar por nuestros dones, hay científicos que han dedicado toda su vida a cazarnos.

-¿Cazarnos? — pregunté.

-Sí, Raven. Eres una de nosotros ahora; debes aprender a vivir con esto.

-Pero si ni siquiera tengo dones. — comenté.

-Estoy segura de que los tienes. Sólo que no los has aceptado. Soy una gran, mmm, telépata. Podría buscar dentro de tu mente la presencia de dones. — dijo dubitativa.

Hades parecía dispuesto a interrumpir en cualquier momento; podía ver en él los deseos de que dijera que no.

"¿Por qué no?" pregunté.

Evidentemente, estaba desconcertado de no haberme sentido en su mente.

-Dile el resto, madre. — murmuró.

Hera suspiró con pesadez.

Poseidón consultaba tu fecha de cumpleaños, ¿verdad?

Asentí insegura.

El Inframundo De Raven. [En Edición] Kde žijí příběhy. Začni objevovat