Al parecer alguien ya está soñando despierto.

Nos alejamos de casi todas las personas y saca una bolsita de plástico del bolsillo de su short, me escanea de pies a cabeza y observa los pequeños cuadros que tiene en su mano, finalmente, escoge uno y me lo enseña.

—¿Una fresa?

—A veces hueles a una —dice con sarcasmo—. Ponla en tu párpado inferior.

—¿Qué? —digo incrédulo—¿Me lo meteré por el ojo?

—Es lo mismo que en la lengua, solo que el efecto será más rápido por esa vía, igual puedes hacerlo como quieras.

Muerdo mi labio inferior y asiento.

—Quiero ver cómo te lo colocas tú y lo hago después, ¿puedes?

—Perfecto —accede.

Coge un cuadro y vuelve a guardar la bolsita, ella lo coloca en su meñique y con delicadeza lo pone en el sitio. Miro su acción detenidamente. Una vez que termina, me hace una seña para que ahora yo lo haga. Me retiro los lentes, poniéndolos en el cuello de mi camisa y —no tan convencido— lo hago, al inicio molesta mi ojo, aunque puedo tolerarlo.

—Wow, eso fue raro —río.

Darling dibuja una sonrisa en su rostro y vuelve a sujetar sus lentes para ponérmelos.

—Se te ven mejor a ti, las luces están como para hacerte un vídeo promocional de alguna marca.

—¿Cómo de qué? —acorto un poco la distancia y relamo mis labios.

No hace falta que mi subconsciente me recuerde lo que le he dicho a Borris hace unos días atrás. Soy una persona muy impulsiva y hormonal, lo admito y no me da vergüenza. Darling es muy bonita y yo soy muy caliente, no me digan que no lo haga porque lo terminaré haciendo de todas formas. Y eso es lo que haré.

La chica pone sus manos sobre mi pecho y las desliza hasta el cintillo de mi pantalón, atrayéndome a su cuerpo. Esto me agrada.

El tiempo es oro y solo me está deduciendo con sus movimientos junto a lo que ella cree que es mi perseverancia, lo que no sabe, es que no soy alguien que espera. Soy alguien que lo hace realidad.

Sujeto su cuello con firmeza y la beso, la chica lo sigue al instante y nuestra boca hace una mezcla perfecta que disfruto. Mi otra mano va a su cadera y la aprieto, por su parte, ella sigue aferrada a mi cintillo.

Me permite introducir mi lengua y siento como juguetea con mi perforación... joder. Qué sensación. Sabe como jugar con esta y eso aumenta mis ganas de querer hacer algo que un simple beso.

«Piensa en tu juico, Aidan, pienso es eso», me repito.

Darling sube sus manos a mi cuello y...

—¡Ándale que aquí no se permiten besos!

Aquella voz nos obliga a separarnos. Es Kasper, su amigo.

Carraspeo acomodándome los lentes para tratar de desviar mis pensamientos a otro lado. Solo espero que mi pene no esté erecto y se vea. A quién engaño, si lo está.

—Interrumpo el coito fallido para decirte que Borris está solo en el patio, no quiere entrar, creo que le ha pegado mal lo que le has dado, también que Loscalzo y Meli están discutiendo porque una se ha metido con el novio de la otra.

—Si quieres ve con ella, trataré de calmar a Borris —le propongo.

—¿Seguro?

—Tranquila, te aviso si ocurre algo más —Rasco la punta de mi nariz y le doy la espalda para poder salir de ahí.

Si las personas fueran constelaciones [✔] | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora