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Observé su rostro relajado mientras dormía, se veía angelical. Sus pestañas arqueadas, sus cejas despeinadas con el pircing que nunca se quitaba. La curva de su nariz, tan distinta dependiendo de qué lado de su perfil se observara. Sus labios rosados con varias grietas porque siempre los tenía paspados. Su mandíbula marcada. La cadenita colgando de su cuello, cayendo sobre su pecho desnudo que subía y bajaba suavemente debido a su respiración serena.

Pasé la yema de mis dedos por encima de su tatuaje, justo en su pectoral izquierdo, a la altura del corazón. Tenía grabado con tinta permanente 'DS3' en un extraño diseño. Sonreí levemente recordando la noche anterior, en realidad, habían sido tan solo unas horas antes.

- Si me seguí mirando me vas a gastar - soltó con su voz más grave de lo habitual haciendo que me sobresalte.

- Me asustaste - golpeé suavemente su pecho y Valentín rió aún sin abrir los ojos - ¿Hace cuánto estás despierto? - sentí cómo mis mejillas se sonrojaban.

- Desde que empezaste a acariciarme - confesó.

- Perdón yo... -

- No te perdono nada - me interrumpió - ahora es mi turno - soltó clavando sus ojos celestes en los míos.

Comenzó a acariciar con delicadeza mi cintura descubierta bajo la sábana, su mirada bajó hacia mis labios cuando abrí levemente mi boca. Su tacto provocó que mi piel se erizara en cada parte que dejaba su huella, mientra subía lentamente por mi torso.

- Sos hermosa, ¿sabías? - susurró con voz ronca.

- Basta - dije tomando su mano para evitar que avanzara. Sentí mis mejillas arder.

- ¿Qué? - rió.

- Me ponés nerviosa - admití hundiendo mi cabeza en la almohada. La risa de Valentín volvió a resonar en la habitación.

- ¿Por qué? ¿Te gusto? - al parecer se había despertado bromista.

Llevé mis manos a mi cara para cubrirme y sentí el calor sobre mis mejillas.

- ¿Te gusto enserio? ¿Te parezco lindo, fachero? ¿Me tenés ganas? - continuó bromeando.

- Bastaaa - insistí.

- No hasta que me respondas - Valentín forcejeó con sus manos sobre las mías para que saliera de mi escondite. Finalmente me atreví a enfrentarme ante sus ojos cristalinos. - Dale admití que te gusto - ordenó.

Negué con la cabeza y uní mis labios en una delgada línea como cuando era pequeña y no quería comer las verduras que cocinaba mi madre. Valentín comenzó a hacerme cosquillas por todo mi abdomen haciendo que me sobresaltara y comenzara a soltar carcajadas.

- Basta, por favor - supliqué intentando frenar sus movimientos pero continuó con mayor fuerza - Basta, basta, sí me gustás - solté cuando ya no podía respirar y me dolían las costillas de tanto reír y doblarme.

- Eso creí - sonrió satisfecho y depositó un beso sobre mis labios.

Quería quedarme para siempre así. Detener el tiempo, que la Tierra se frenara, que el sistema Solar deje de seguir su ritmo. Solo quería congelar ese instante en el que me encontraba acostada con Valentín en su pequeña e incómoda cama. Podía pasar el resto de la eternidad estudiando el color de sus ojos, la forma en que sus pupilas se dilataban, contar cada pestaña, besar una y otra vez sus labios. Era mi nirvana. Me sentía plena como jamás me había sentido.

- Valen... - susurré débilmente. El castaño hizo un sonido con su garganta, indicado que prosiguiera - quería decirte algo. - confesé con el corazón latiéndome fuerte como si hubiese corrido una maratón.

Quería deciele lo que sentía por él realmente, abrir mi corazón, soltar eso que sabía en lo más profundo de mi ser pero no me animaba a expresar con palabras.

- Me aceptaron en el trabajo que te conté - mentí, no era eso lo que quería decirle pero no me atreví.

En parte era cierto que se lo quería contar desde que recibí la noticia. Había quedado seleccionada para ocupar un puesto en un programa de ayuda y asistencia social al que me había postulado hacía unas semanas. Tras varias entrevistas, me confirmaron que fui elegida y comenzaría con la capacitación.

- ¿Qué? ¿Posta? - exclamó acomodándose sobre su lugar, sosteniendo su cuerpo sobre un solo brazo. Asentí con la cabeza - ¡Te felicito! ¡Te lo merecés! Te va a ir genial - rodeó mi cintura para acercarme a su cuerpo. Estaba más emocionado que yo. - ¿Cuándo te enteraste? ¿Cómo pasó? -

- Ayer me llamaron por teléfono, arranco el lunes - expliqué.

- ¿Por qué no me dijiste antes? Hubiésemos brindado y festejado el doble - me retó.

- No quería opacar tu cumpleaños - bromeé. - No sé, no es la gran cosa supongo... voy a estar a prueba igual unos meses así que no quiero ilusionarme - confesé.

- ¿Qué decís? Estabas esperando esto hace tiempo. Vas a estar haciendo lo que te gusta y te va a ir excelente, la vas a romper - comentó emocionado.

- Gracias - reí ante su alegría tan espontánea.

- Ya sé cómo podemos festejar - dijo tras un breve silencio y se tiró encima mío, dejando besos por todo mi rostro y cuello provocándome cosquillas con su pelo.

Sus besos se volvieron más lentos, sus manos comenzaron a moverse por mi abdómen. Cerré los ojos, intentando controlar mi propio cuerpo. La temperatura en mis mejillas comenzó a aumentar, tenía la garganta seca y sentía las piernas débiles.

- Voy a hacer panqueques - informó levantándose rápidamente de la cama con una sonrisa pícara en sus labios.

Sabía que disfrutaba de verme en ese estado, vulnerable ante su tacto. Bufé, frustrada y levanté del suelo la remera que me había prestado para reemplazar mi vestido. Me la coloqué y comencé a caminar en dirección hacia la puerta pero Valentín me atrapó rodeando mi cintura con sus brazos y caímos los dos nuevamente sobre la cama.

- ¿Era eso lo que me querías decir? - inquirió mientras colocaba un mechón de pelo detrás de mi oreja. Observé sus ojos brillosos, expectantes de mi respuesta.

Quería confesarle realmente lo que en un primer momento no me animé a decirle y reemplacé por otra cosa. Pero no podía hacerlo, no podía pronunciar esas palabras. El miedo me paralizaba. Me sentía culpable, como si estuviera traicionándolo por no ser honesta con él. Por ocultarle la verdad. No estaba preparada para escuchar esas palabras salir de mi propia boca. Si las decía en voz alta sería confirmar algo que aún no me atrevía a aceptar.

- Sip, era eso - mentí.

Valentín no dijo nada más, sin embargo su rostro hablaba por él. Era malísimo disimulando sus emociones, sus gestos lo delataban. Sus ojos enrojecieron levemente, y tuvo que hacer un esfuerzo para controlar su respiración. Mordió su labio inferior como si fuera la única manera de mantenerse callado. Sentí sus latidos contra mi mano apoyada en su pecho, cada vez más fuertes y frecuentes.

- Te amo - soltó, paralizándome por completo.

Askdkg plot twist.
Che recién vi que esta novela tiene más de 1k de visitas watafac.
Gracias por leer.
🥺💜

andrómeda | wos • valentín olivaWhere stories live. Discover now