Prologo

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Yanira, mi capricho, aun no comprendo por qué quiero saciar mi locura, la locura de recuperar el vínculo quebrantado.
Los golpes mentales siempre me atacarán.
Un impulso dentro de mi pobre alma me obliga a continuar, el capricho es muy fuerte.

Domingo 2:00 pm del 2006:

—Por favor te lo suplico, desconozco el rencor abominable que está presente en ti, debe haber alguna forma de remediarlo.

—¿Remediarlo? Un idiota quiere remediarlo, suena tentador... Levanta la cabeza.

—¿Mi postura de súplica habrá funcionado? Yanira es demasiado poderosa no debería subestimarla.

Con una gran sonrisa pateó mi rostro. La desesperación me invadió y me propició un fuerte puñetazo en el abdomen, caí de rodillas, no por el dolor si no por mi pobre alma adolorida.

—¿Yanira? ¿Qué es lo que pretendes?- pregunté cortante.

¿Por qué hice semejante pregunta estúpida? Aquello es un saludo habitual hacia mí.

—Idiota, cumplirás una serie de favores y el número aún no estará determinado.

—¿Números? ¿Favores?

Los fragmentos no son mis enemigos, rezo para que estos aliados me echen una mano en esta locura.

Los golpes mentales, los malditos golpes mentales, enemigos que se llevaron buena parte de mi pasado y eventos recientes y seguirán devorando acontecimientos de manera aleatoria.

Yanira es mi capricho y será llamado capricho hasta que despolve aquel sentimiento oculto. Yanira es mi amiga de la infancia, la respuesta del porqué nuestro vínculo se quebrantó se encuentra en el pasado olvidado.

Si retrocedo en el tiempo hasta el preciso momento en que mi padre me pidió que salvara dicho vinculo, era un lunes del 2006:

—¿Recuperar? ¿Recuperar un vínculo? —pregunté.

—Sí David hace 7 años el vínculo entre ustedes era un lazo de acero y se creía que nada en este mundo lo destrozaría en mil pedazos.

—¿Yanira? ¿La conocí? ¿Quién es esa chica?

—Es normal que no la recuerdes, los golpes mentales te jugaron una mala pasada. Te suplico que aquel vínculo lo reconstruyas y no es una orden, sé qué harás lo correcto.

Un extraño sentimiento invadió mi cuerpo.

—Descuida padre haré todo lo que tenga a mi alcance para que el vínculo que compartía con esa chica vuelva a la vida. Te lo juro, te lo prometo - ¿Aquel sentimiento? ¿Cuál será?

—Yanira jamás te pondrá las cosas fáciles, hijo no te des por vencido por el tiempo que transcurra, saborea su odio y rencor, levanta la mirada y sigue adelante sin mirar atrás. Sé que dominarás a la bestia será complicado, pero no imposible. Es tu locura, tú maldita locura.

Ahora podemos regresar a nuestra línea del tiempo, en donde se cumple tres años desde que juré a mi padre recuperar el vínculo quebrantado que tuve con mi amiga de la infancia, Yanira.

Para algunos la vida de un chico de 15 años puede resultar complicada, pero lo he solucionado; aun así reniego con la desesperación, te contagiaré con mi desesperación. Por favor pasa la hoja y no pares.

Lo que hemos perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora