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Un suspiro nervioso brotó de los labios de la fémina, la cual tenía entre sus dedos la primera carta dedicada al coreano, el mismo que yacía en sus prácticas de fútbol hace poco menos de una hora, por lo que contaba con el tiempo suficiente para ingresar aquella pequeña cartita por las rendijas de su casillero.

Observó sus espaldas nuevamente y se fijó que ninguna presencia estuviera vigilando sus acciones, llevando su mirada de lado a lado para finalmente confiar en sus sentidos. Comenzó a caminar hasta el casillero ajeno, posicionándose frente al mismo con su corazón latiendo freneticamente en su pecho.
Llevó su mirada una vez más hasta los laterales de su cuerpo, asintiendo con la cabeza para luego poco a poco ingresar la hoja de papel en aquél cubículo de metal, soltando un pequeño suspiro al escuchar como caía en su interior.

Con un paso apresurado tomó las riendas de su mochila y comenzó a caminar hasta el exterior del instituto, formulando una pequeña sonrisa gracias a su anterior acto. Estaba orgullosa de haber podido hacerlo, su vergüenza y los nervios pocas veces le dejaba hacer ciertas cosas, y esta era una de esas cosas. Sólo esperaba ser bien recibida y no parecer una psicópata.

ーdios, deseame suerte.ー murmuró para luego seguir su camino. Esperaba que esa sea una de las muchas cartas que pueda enviarle a Taehyung antes de la graduación.

Dear Taehyung || TaeTzu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora