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Una semana después.

-- Hana, ya le envié la propuesta al CEO de M&E, la revisé por si había algún error y no hay nada. Se supone que él llegue entre hoy y mañana al hotel de Seúl. -- Me dice Yujin con una pequeña sonrisa. Yo se la devuelvo. -- Está bien Yujin, gracias.

Ella se giró para irse pero luego regresó. -- ¡Ah cierto! Hace una hora, había llegado un arreglo para ti. -- Yo arrugo las cejas al escuchar eso. -- ¿Un arreglo?

-- Sí. Son unas margaritas. ¡Son hermosas!

¿De quién? Yo no tengo ninguna pareja u hoy no tengo un día especial.

-- ¿Dónde está?

-- En mi oficina, te lo llevo ahora. -- Veo a Yujin desaparecer y yo me quedo confundida. ¿Quién me pudo haber regalado flores? Mi mente no puede llegar a alguien en específico.

Debe de ser algún empresario haciendo cambiar mi mente en algún negocio, o queriendo tener alguna relación más allá de profesional.

Son unos desagradables.

Yujin entra con el gran ramo margaritas y lo coloca en frente mío. -- Hay una carta escondida. Te dejo trabajando, tengo que enviar unos documentos al piso siete. ¡Nos vemos! -- Ella sale de mi oficina sonriente.

Yo sólo me quedo mirando el ramo de margaritas, están enrrolladas con un envoltorio rosa y un lazo blanco. Es hermoso... ¿Pero quién me lo regaló?

Busco la carta entre las delicadas flores y la encuentro, la saco del pequeño sobre rosa y la abro.

El drama se está atrasando, puede que vuelva en dos meses. Pero no dejo de pensar en tí. Espero que estés bien. Esto es sólo un pequeño detalle, para que no me tengas en el olvido y no te alejen de mí.

- Juyeon.♡

Suelto una pequeña sonrisa. Estoy consciente de los sentimientos que tiene él hacia mí —o eso me ha dejado pensar él— y me parece muy tierno. Pero ya no me gusta tanto como antes.

Le expliqué parte de lo que había pasado hace siete años atrás un día que nos encontramos en un bar  cuando sin querer el número de copas se me pasaron de mano y él me dijo que él se iba a encargar de arreglar mi corazón. Obviamente no tuvimos nada serio. Pero íbamos por ese camino.

Dejo la pequeña carta a un lado y me levanté de mi asiento. Le pediré a Yujin que coloque el ramo después en un envase con agua.

Tomo mi móvil y lo guardo en el pequeño bolsillo de mi pantalón de vestir rojo, saliendo de la oficina.

Esta mañana me llamó un cliente diciendo que los productos no se entregaron como debían y faltaban algunas unidades. Cosa que me sorprende mucho si mi empresa es una de las mejores empacando y nunca le había faltado ninguna unidad.

Pero siempre hay una primera vez.

Me voy por el ascensor, encontrándome con algunos de mis empleados. Ellos me dieron una pequeña reverencia y yo le di una pequeña sonrisa.

Presiono el botón de la logística y el ascensor se pone en marcha.

Estaba pensando en algunos asuntos pero siento un pequeño toque en el hombro, miro para el lado y me encuentro con un chico más joven que yo.

Era tan adorable. ¿Desde cuando había un chico así en mi empresa?

-- D-Disculpa... - Yo alzo una ceja esperando su pregunta. -- ¿T-Tú eres la dueña del Imperio Kim?

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