Cómplice

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—¡Grace!

El grito de mi mamá me saca de mis pensamientos y me trae de vuelta al ahora.

—¿Sí?

—¿Sí? —me imita, con un tono cansado—. ¿Qué te sucede? Has estado distante estos días, ¿se encuentra todo bien?

No

—Sí —repito, esta vez como respuesta—. Solo estoy cansada, últimamente no duermo bien.

No es ninguna mentira que no he descansado bien. Desde lo que sucedió en el restaurante, donde Harry y Charlotte decidieron compartir un momento meloso con unos cuantos desconocidos, mi mente no ha dejado de divagar y repetir la escena. Hace un rato que comencé a ignorar el malestar que me causaba saber que probablemente ha decidido casarse con su real novia. Me he convencido de que eso no es de mi incumbencia y que, si el chico quiere hacer su vida con alguien más, es lo que menos debe importarme. Sin embargo, no he dejado de darle vueltas al asunto, ya que la preocupación ha sido reemplazada por otra, una que ha logrado quitarme el sueño. Si realmente eso que sucedió hace unas noches fue una propuesta de matrimonio, temo perder mi trabajo, pues este va de la mano con ser la «prometida» de Harry.

—Te estaba diciendo que podría buscar un trabajo, así podríamos tener un poco más de dinero —dice mi mamá y al mismo tiempo le da un sorbo a su té.

—¿Qué? Claro que no, ya habíamos hablado de eso.

—Grace, tu trabajo nos ha ayudado, pero no nos da lo suficiente. Sabes que aún hay muchas cosas por pagar y la gente no se tocará el corazón para venir a quitarnos lo poco que tenemos.

—Tal vez busque otro trabajo, pero tú no puedes trabajar, mamá, lo sabes. Tu salud no es la mejor.

Mi mamá abre la boca para decir algo, pero antes de que pudiera hablar, mi celular comienza a sonar, haciendo que ambas miremos el aparato. Sin darle oportunidad a mi mamá de que vea el remitente de la llamada, lo tomo y lo pegó a mi oreja.

—Hola, Grace.

Quizá debería empezar a buscar otro trabajo.

—Ahora vuelvo —susurro en dirección a mi mamá mientras que con una mano cubro el micrófono del teléfono.

Y sin decir más, salgo de casa para responder la llamada.

◇◆◇

—¡Casi olvido esto! —Charlotte grita mientras corre en dirección al auto con una caja de regalo bajo el brazo. Al llegar, abre la puerta del copiloto y me lo entrega—. Es para la esposa de Liam, siempre es bueno entregar un presente a los anfitriones.

Antes de que Charlotte cierre la puerta del auto y regrese a su casa —donde nuevamente me ha arreglado para la ocasión— le doy una fugaz mirada al anillo que adorna su dedo anular. Este es completamente diferente al que yo uso. Es dorado, ancho y pequeños diamantes cuadrados cubren su circunferencia. Parece una pequeña corona. Los rayos del sol rebotan contra él, creando un precioso efecto óptico. Es bonito y ella no ha dejado de lucirlo. Pareciera que ahora los movimientos que hace con sus manos son más exagerados, pero sin rozar en lo ridículo. Además, ahora luce más radiante. A comparación de la última vez que interactuamos, donde se veía hostil y enojada. No la juzgo. Si mi novio también me hubiera propuesto matrimonio, estaría rebosando de la alegría.

Sin embargo, ni siquiera el buen humor de Charlotte le ha dado la consideración de explicarme qué es lo que sucede. Creí que luego de eso, yo dejaría de ser necesaria, pero aquí estoy, usando un vestido bonito comprado por Harry, con mi cabello negro alaciado y una ligera capa de maquillaje en el rostro, lista para ir a una reunión que uno de sus amigos decidió hacer para pasar la tarde.

Broken Hearts |HS|Where stories live. Discover now