Reencuentro

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Es una tarde muy nublada y hace frío. El cielo es de un tono gris y los truenos suenan fuertes, haciendo que la gente huya a sus casas porque saben que la tormenta vendrá.

Yo, mientras tanto, sigo caminando. No estoy muy lejos de casa, solo espero llegar antes de que la lluvia comience. Los tacones en mis pies son una tortura para mí, así que decido quitármelos y llevarlos en la mano. Miradas curiosas se posan sobre mis pies enfundados en las medias del color de mi piel. No es normal que alguien ande descalzo por las calles sucias, pero ahora realmente no me importa.

Mi mamá seguramente espera por mí en casa. Sé que está ansiosa y que desea que llegue con buenas noticias. Casi puedo imaginar su cara, sus cejas alzadas y su boca entreabierta, esperando que le diga que por fin han sucedido cosas buenas, justo como las veces anteriores. Me dolerá mucho romper sus esperanzas.

Esta ha sido la quinta entrevista de trabajo en el mes en la que he sido rechazada. No tengo ni la más mínima idea de cómo haré para seguir llevando comida a la mesa y mantener ese techo sobre nosotras. El dinero guardado se acaba y parece que a la suerte no le apetece sonreírme. Es por eso, que he decidido ahorrar la mayor cantidad de dinero que pueda. El estómago me gruñe desde hace un rato y mis piernas ya no aguantan más, pero no puedo comprar algo para comer fuera de casa y tampoco puedo tomar el autobús.

Luego de lo que sentí una eternidad, por fin llego a mi casa. Entro y mi mamá está sentada en el mullido sillón, viendo la televisión. Al verme entrar, se pone de pie y apaga el aparto. Yo, por el contrario, me desplomo sobre una silla y tiro los zapatos al suelo.

—Lo siento, mamá. Estoy muy cansada, he tenido que caminar.

—¿Cómo te fue? ¿Por qué caminaste tanto? Antes de que te fueras te pregunté si tenías dinero para que no pases por eso, Grace.

—No me dieron el empleo.

La cara de mi madre cambia completamente. Sé que no esperaba esa respuesta, sé que tanto ella como yo, espera que las cosas cambien y mejoren...

—No pasa nada. Ya vendrán más oportunidades, ¿cierto? Has estado haciendo todo lo que puedes.

—Y parece que no es suficiente.

Después de tanto, me rompo en llanto. Mi madre me abraza y yo a ella. Los sollozos abandonan mi garganta y las lágrimas resbalan por mis mejillas. Ahora mismo, solo quiero que el tiempo se detenga y pretender que nada está pasando. Que no nos urge el dinero para seguir viviendo.

◇◆◇

La noche ha caído. Mi mamá duerme en la cama que está al otro lado de la pequeña habitación. Yo, por el contrario, estoy buscando trabajo en mi celular. Si no consigo empleo pronto, el pequeño aparato se tendrá que ir.

Luego de marcar algunos trabajos y guardar los números telefónicos para llamar mañana, dejo el celular y me levanto para buscar algo de cenar. Avanzo hacía la cocina cuando escucho unos ligeros golpes sobre la puerta principal y después el timbre. No son altas horas de la noche, pero tampoco espero visitas y por lo que sé, mamá tampoco.

Camino en dirección a la puerta y cuando la abro, pareciera ser que mi corazón se ha detenido y siento como mis piernas comienzan a temblar.

—¿Pero tú que haces aquí? —las palabras salen de mi boca sin que las pueda detener y sueno más borde de lo que esperaba.

—Buenas noches a ti también, Grace —contesta Harry de forma burlesca. Su voz suena más profunda de como la recordaba.

—¿Qué haces aquí, Styles? —digo otra vez, ahora intentando sonar menos grosera.

—Solo quería saludar.

—Claro, después de dos años quieres saludar.

Me quedo en el marco de la puerta, cruzada de brazos; por dentro muriendo de la vergüenza. Estoy usando una blusa algo transparente, unos pantalones de pijama de ositos y voy descalza. Mientras que, por el contrario, Harry usa un traje negro que le queda muy bien y unos zapatos del mismo color. El Harry que vi por última vez usaba jeans que le iban grandes y Converse. Jugaba a ser un rompecorazones y ahora realmente parece uno.

—Bueno, en realidad, vengo a hablar contigo —su tono de voz ha cambiado. Ahora casi no puedo reconocerlo.

—¿Sobre qué? ¿Por fin has decidido disculparte por lo que hiciste?

—Grace, eso fue hace dos años. Pensé que lo habías olvidado —el chico apoya su brazo por encima de mi cabeza. Es mucho más alto que yo y eso me intimida, pero al mismo tiempo me atrae. Creí que Harry Styles estaba superado del todo, pero el nerviosismo que siento ahora mismo me demuestra lo contrario.

—Quizá tu ya lo olvidaste porque no fue a ti quien te dolió.

Ambos guardamos silencio. Él y yo no éramos así. Solíamos querernos mucho, pero después de lo que hizo, las cosas no fueron igual que antes y las discusiones se desataron.

—Otro día hablaremos de eso, pero por ahora, ¿serías tan amable de permitirme hablar? —dice y masajea el puente de su nariz.

—Ambos sabemos que ese día no llegará, prefieres hacer como si nada hubiera pasado —salgo de la casa y cierro la puerta detrás de mí—. Sea lo que sea que vayas a decir, dilo. Mi mamá podría escuchar y no quiero que sepa que estás aquí.

Harry no habla. Su mirada se encuentra en el suelo. Pasa las manos sobre su cabello, alborotándolo e inhala profundamente. Sé que está nervioso, pero ¿por qué?

—Yo... —tartamudea. Finalmente, después de un largo rato de silencio, levanta la vista y me mira a los ojos—. Necesito que te cases conmigo.

Broken Hearts |HS|Where stories live. Discover now