Capitulo 2.

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A la noche, Chisca y yo nos preparábamos para ir a una discoteca, ambas estábamos encerradas en el baño, la siciliana estaba alisándose el cabello sentada en la tapa del retrete y yo estaba delineandome los ojos recostada por la encimera de los lavabos mirándome al espejo con la boca abierta en plena concentración.
Estábamos tan concentradas que un ruido en mi habitación hizo que Chisca soltase la planchita y yo casi me saco un ojo.

-Ay que fue eso?, seguro fueron los muchachos. ¡¿MUCHACHOS QUE ROMPIERON?! -Grité.

No escuché nada, nosotras solo nos miramos, y lejos de sentir miedo, (la casa parecía una fortaleza) Chisca se levantó y salió a la habitación.

-Stella yo creo que deberías venir a ver esto. -Dijo y yo salí.

Ahí estaba David parado en medio de mi habitación, con mi lámpara en la mano.

Ahí estaba David parado en medio de mi habitación, con mi lámpara en la mano

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Joder.

-¿BUENO PERO COMO COJONES HAS ENTRADO?. -Le susurré en un grito ahogado.
-Me escondí de todos esos guardias, ¿Che, porque tenes tantos guardias? Igual ni me vieron los pibes eh. -El rubio sonreía orgulloso y luego me besó. Yo solo quería morirme.

Chisca miraba la situación divertida, y preocupada al mismo tiempo. Ambas sabíamos lo que pasaría si mi padre o Pablo entrasen en la habitación ahora mismo.

-Joder tío. Vale, aquí hay cámaras, no se como lo has hecho, pero ahora mismo lo que me preocupa es tu vida. Creía que nos veríamos en el club. -Lo estaba sacudiendo por los brazos.
-Dios, sos la canaria más linda que vi, enojada te ves mucho más hermosa, sos una diosa. No van a matarme, ¿o si?. -Él fingió preocupación y yo lo miré mordiéndome el labio.
-A esta hora, la gente tiene órdenes de disparar a todo lo que se mueva, vale? ESTÁS LOCO. -Le pegué en el pecho con ambas palmas de mis manos.
-¿Qué clase de gente? -Preguntó y yo no respondí. -Bueno, bueno, ya me voy che. No es para tanto. -Dijo y yo estaba morada.

Un segundo antes de que David se diera vuelta para volver por donde vino, mi papá entró en la habitación con sus shorts de pijama y en chanclas con un arma. A este punto la sangre ya había bajado de mi cerebro.
Podía sentir como mi alma abandonaba mi cuerpo.

Papá se quedó ahí parado, al principio incrédulo, y luego arremetió contra David, agarrándolo por los brazos y apretándolos contra su espalda, David se retorcía en el suelo del dolor.

-¡PAPÁ! No, no, no, ¡suéltalo!. -Mis gritos llamaron a toda la familia, en un abrir y cerrar de ojos, mi madre con una mascarilla en la cara, mi tía Amelia, Luca y Pablo estaban en la habitación.

-Ay qué espectáculo. -Luca entró comiendo unas papas fritas de McDonalds y Chisca lo golpeó en el hombro.

Papá y Pablo tenían al pobre David sentado en el suelo, le hacían preguntas.

-¿Para quién coño trabajas?. -Papá resoplaba y yo sabia que estaba ardiendo en ira.
-Para nadie, yo...Este...-David estaba muy asustado cuando vio el arma en el cinturón de mi padre.
-Stella, habla o tu padre lo va a matar. -Mi mamá me dijo en polaco.
-¡Ay está bien!, David no trabaja para nadie, es un amigo, ¿okey? lo conocí en la costa Adeje, es Argentino. -Dije con énfasis en amigo, para que se entendiera que había algo más que una amistad.
-¿Tu aventura de turno?. -Dijo Pablo y apretó el agarre contra David. Mi tía Amelia los miró con desaprobación y Pablo me miró pidiéndome disculpas, sabía que no podía ir en contra de papá.

Tenías que ser tú.Där berättelser lever. Upptäck nu