capítulo 1.

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Pov ______.

Un choque. 

Libros caen al suelo de linóleo moteado. Se deslizan unos metros, girando en círculos, y se detienen cerca de unos pies. Mis pies. No reconozco las sandalias negras, ni las uñas de los pies rojas, pero se mueven cuando les digo que lo hagan, así que deben de ser míos. ¿Verdad?

Suena una campana.

Estridente.

Salto, mi corazón acelerándose. Mis ojos se mueven de derecha a izquierda mientras asimilo mi entorno, tratando de no delatarme.

«¿Qué tipo de campana fue esa? ¿Dónde estoy?»

Chicos con mochilas entran enérgicamente en la sala, hablando y riendo.

«La campana de una escuela.»

Se deslizan en sus escritorios, sus voces compitiendo en volumen. Veo movimiento a mis pies y me aparto de golpe por la sorpresa.

Alguien está agachado, recogiendo libros del suelo; una chica con gafas con el rostro enrojecido. Antes de que se levante, me mira con algo parecido al miedo y se escabulle. La gente se está riendo. Cuando miro alrededor creo que se están riendo de mí, pero es la chica con gafas a la que miran.

-¡______!.--llama alguien.--¿No viste eso?

Y luego:

-______... ¿cuál es tu problema... hola...?

Mi corazón está latiendo rápido, tan rápido.

«¿Dónde es esto? ¿Por qué no puedo recordar?»

-¡______!.--sisea alguien. Miro alrededor.

«¿Quién es ______? ¿Cuál es ______?»

Hay tantas chicas; pelo rojo, pelo desordenado, pelo castaño, gafas, sin gafas... Un hombre entra llevando un maletín. Lo deja sobre el escritorio.

«El profesor. Me encuentro en un salón de clases, y ese es el profesor. ¿Escuela secundaria o universidad?», me pregunto.

De repente, me levanto. Estoy en el lugar equivocado. Todo el mundo está sentado, pero yo me encuentro de pie... caminando.

-¿A dónde va, señorita Wynwood?.--el profesor me está mirando por encima del borde de sus gafas mientras rebusca en una pila de papeles. Los golpea sobre el escritorio con fuerza y salto. Yo debo de ser la señorita Wynwood.

-¡Ella tiene calambres!.--grita alguien. La gente se ríe. Siento un escalofrío ascender por mi espalda y arrastrarse a través de la parte superior de mis brazos.

Se están riendo de mí, excepto que no sé quiénes son estas personas.

Oigo la voz de una chica.

-¡Cállate, Michael!

-No lo sé.--digo, oyendo mi voz por primera vez. Es demasiado alta. Me aclaro la garganta y lo intento otra vez.--No lo sé. No se supone que esté aquí.

No hay más risas. Miro alrededor, a los carteles en la pared, los rostros de presidentes animados con fechas debajo de ellos.

«¿Clase de historia? Escuela secundaria.»

El hombre —el profesor— ladea la cabeza como si hubiera dicho la cosa más tonta.

-¿Y en qué otro lugar se supone que debe estar en día de examen?

Jamais, jamais (I)Where stories live. Discover now