—Tus amigos, cuando irrumpieron en la academia y no te encontraron, nos llevaron a Cherry y a mí como rehenes —Cinco detuvo sus caricias, observandome con el ceño fruncido, y su mirada se volvió más pesada.

Solté un ligera risa divertida al notar que trataba de buscar alguna marca sobre ese día.

—Y a cambio robaron su maletín —dedujo el uniformado, Klaus y yo asentimos —Pero, ¿Por qué lo abrieron? —lo mire con obviedad, y supuse que Klaus hizo lo mismo cuando la mirada de Cinco se alterno entre ambos. Sonrió con ironía —Pero que estúpido, buscabas dinero —solto incrédulo —¿Y qué pasó? ¿Dónde estaban?... O debería decir, ¿Cuándo?

Hice una mueca con aquello último, deseando evita la mención de aquel lugar, y de aquella época.

—¿Cuál es la diferencia? —pregunte vagamente, deseando que Cinco olvidará el motivo de sus preguntas con su atención en otras cosas.

—¿Cuál es la...? —parecia que su poca paciencia se había visto afectada por mi pregunta, aunque suspiro con fuerza, como si se controlará a si mismo para no insultarme, acción que con cualquier otra persona, no hubiera evitado —¿Cuánto tiempo se fueron?

Nos miraba a ambos, compartí una mirada con Klaus.

—No lo se, ¿Como un año? ¿Tu qué dices, Cherry? —arrugue mi nariz por un instante, recordando cuánto tiempo había sido suficiente para afectarnos a tal grado.

—Menos, como... Diez meses —atine, ladeando la cabeza ligeramente y casi de inmediato Klaus asintió dándome la razón.

Hice una mueca al notar como Cinco caminaba de un lado a otro frente a nosotros.

—¿Saben que significa eso? —se detuvo observandonos.

—Si, que somos diez meses más viejos y Cherry apenas creció un centímetro en ese tiempo, además de que aún es una niña —mire mal al castaño cuando dijo eso, el se encogió de hombros.

—No, esto no es un chiste, Klaus —lo regaño Cinco, frunció el ceño al escucharlo quizá no era una respuesta seria, pero si era cierta —Hazel y Cha-cha harán lo que sea por conseguir el maletín.

—¿Cómo secuestrarnos, tal vez? Ahora podrían recurrir a otro método —me queje, recostandome en una de las paredes de la habitación, Klaus asintió dándome la razón nuevamente.

—¿Dónde está ahora?

—No existe, lo destruimos —respondio Klaus a la par que yo imitaba una explosión con mis manos, hasta que comprendí lo que había escuchado, fruncí el ceño al mismo tiempo que Cinco.

—¿Destruimos? A otro perro con ese hueso, destruimos me suena a manada —Klaus hizo lo que pudo para reprimir una carcajada en ese instante.

—¿Qué demonios pensaban? —ambos nos encogimos de hombros —Yo, lo necesitaba, idiota —sabía que se dirigía a Klaus, porque lo observaba fijamente, o al menos eso quería creer.

—¿Podrías no insultar a Cherry? Es solo una niña —lo reprendio, lo mire divertida.

—No se lo decía a ella, te lo decía a ti —bingo, Klaus lo miro mal por un instante —Lo necesitaba para regresar, comenzar de nuevo.

—¿Otra vez? —inquiri confundida, Klaus me observo con una mueca

—Solo —hizo un ademán hacia Cinco, tratando de que se alejará.

—¿A dónde van? —cuestiono al verlo pasar por su costado.

—Se acabó la interrogación, solo... Vete —en caso contrario, Cinco miro por toda la habitación, antes de acercarse a una mesa y tomar una pluma, comenzando a anotar algo sobre su mano, intercalando la mirada entre esta y mi mirada confundida.

¹ 𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘 | cinco hargreeves (reescribiendo)Where stories live. Discover now