Capítulo 2: el capitán

552 141 119
                                    

Tal y como prometió, Aleksander regresó a sus dependencias con los primeros rayos de sol, cuando el resto de vampiros dormía

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Tal y como prometió, Aleksander regresó a sus dependencias con los primeros rayos de sol, cuando el resto de vampiros dormía. Sin embargo, antes siquiera de llegar a la puerta, ya sabía que algo andaba mal.

Olía a sangre, mucha, y era de Yure.

Echó a correr e irrumpió en su dormitorio. Lo encontró sobre la cama, con las muñecas abiertas y el colchón tiñéndose de escarlata.

—¡Yure! —gritó, saltando sobre la cama—. ¡Yure!

Lo llamó varias veces, pero el esclavo no contestó. Llevó los dedos a su yugular y sintió un pulso demasiado débil.

No se lo pensó dos veces. Conocía las consecuencias de lo que iba a hacer, pero si no actuaba rápido, moriría.

Se llevó la muñeca a la boca y mordió su propia carne. La sangre comenzó a manar en densos hilos rojos. Incorporó a Yure y le abrió la boca. Lo obligó a beber y suspiró aliviado al verlo tragar.

Sus ojos se abrieron con gran esfuerzo y lo vio sonreír.

—Sabía que lo harías... —dijo con voz débil antes de desmayarse.

En ese instante, la puerta se abrió y por ella entraron varios soldados que se detuvieron en seco al ver al esclavo predilecto del señor en plena conversión.

Yure sintió sus párpados extraños cuando los abrió, pero lo más desconcertante fue ver todo lo que le rodeaba con gran detalle, como si el sol alumbrara cada rincón

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Yure sintió sus párpados extraños cuando los abrió, pero lo más desconcertante fue ver todo lo que le rodeaba con gran detalle, como si el sol alumbrara cada rincón.

Despacio, se incorporó del lecho y revisó sus muñecas: no había rastro de heridas. Se llevó los dedos al cuello marcado por las cicatrices de tantas mordeduras, tampoco había nada. La piel estaba lisa, como si jamás hubiera sido profanada.

Lo siguiente que sintió fue una sed horrible que le quemaba la garganta. De ella escapó un jadeo ronco, demasiado seca como para hablar.

—Ten.

Ante sus ojos apareció una copa repleta de sangre y Yure se abalanzó sobre ella como si le fuera la vida en ello. Con su sed saciada, alzó la vista para ver quién había hablado y se topó con Gavrel Astley.

—Mi señor...

—No tienes que explicar nada —lo interrumpió—. Aleksander lo ha confesado todo.

—¿Qué os ha dicho? —preguntó, temeroso.

—Que sucumbió al deseo y bebió de ti hasta llevarte al borde de la muerte. Luego te transformó para intentar ocultar su crimen, pero el daño ya está hecho.

Yure no comprendía por qué Aleksander había mentido, pero se sintió afortunado.

—Comprenderás que ya no me eres de utilidad.

—Lo comprendo, mi señor.

—Deberás abandonar el castillo, pero eres libre de ir a donde quieras.

Yure se arrodilló y realizó una profunda reverencia:

—Gracias, mi señor. ¿Podría pediros algo antes de partir?

—Habla.

—¿Puedo ver al capitán?

Yure fue escoltado por dos guardias hasta las mazmorras donde encerraron a Aleksander después de descubrirlo, en lo que creyeron, la escena del crimen

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Yure fue escoltado por dos guardias hasta las mazmorras donde encerraron a Aleksander después de descubrirlo, en lo que creyeron, la escena del crimen. Tal y como dijo el capitán, lo habían sentenciado a muerte.

Estaba encadenado a la pared, completamente inmóvil. Cuando estuvieron solos, el vampiro lo miró a los ojos y algo se sacudió en el pecho de Yure. Era la culpabilidad carcomiéndolo.

—Siempre tuve la certeza de que serías la causa de mi muerte, como nunca tuve duda de que no te sacrificarías por mí —dijo en un susurro.

—Aleksander, yo no...

—Está bien, Yure —aceptó él, con una sonrisa triste—. Tal vez así te des cuenta de que, de entre los dos, siempre fui el que amó. Hasta ahora no lo creías, ¿verdad?

El joven negó con los ojos llenos de lágrimas.

—¿Cómo podría? Eres un vampiro, torturas humanos. En el campo de batalla los exterminas y a los que se rinden los esclavizas...

—No voy a negar lo que hice, pero créeme cuando digo que deseaba pasar la eternidad junto a ti.

Aquella confesión oprimió su pecho como nunca nada lo había hecho en su vida.

—¿Puedes prometerme algo, Yure?

—Sí —respondió entre sollozos.

—Vive libre. Cuando te canses de la eternidad, te estaré esperando.

—Lo prometo.

Yure selló su promesa con un beso. Y memorizó su rostro antes de que los guardias lo sacaran de allí.

No le permitirían asistir a la ejecución. Era mejor así. Deseaba recordar a Aleksander con esa mirada llena de un amor que, si bien no comprendía, esperaba merecer algún día.

Era libre a costa de su vida mas no permitiría que su sacrificio fuera en vano.

Era libre a costa de su vida mas no permitiría que su sacrificio fuera en vano

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
La promesa ✔️ [El canto de la calavera: relato]Where stories live. Discover now