Cinco

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-¿Qué…? DIOS. Tu… Yo… Pero.

La chica de ojos azules observa como el amor de su vida la mira horrorizado. El ruido del metal chocando contra las heladas baldosa del baño aun hace eco en sus oídos.

-Tu… Pero-el chico se acerca a ella y luego retrocede abruptamente-. Yo… dios, iré por ayuda.

-No-la chica corre hacia la puerta y la cierra. Se pregunta porque no la cerró antes-. Por favor no le digas a nadie

-¿Cómo que no le diga a nadie? ¿Estás loca…?

-Sí, un poco-el chico la mira asustado. No sabe qué hacer. Siente como su cuerpo tiembla, sus ojos se llenan de lágrimas… ¿Qué le ha hecho a esta chica?

-Deja me pasar-le pide lentamente-… Por favor.

-No. Es mi vida, es mi cuerpo. Yo se que hacer con él-la chica lo mira a los ojos por primera vez en su vida. No sabe de dónde ha sacado la valentía de hablarle de esa manera.

-Si sé que es tu cuerpo y vida, pero no puedo dejar que te hagas esto… Yo. Solo déjame pasar-se jala el cabello desesperado. Comienza a caminar en círculos mientras se muerde el puño tratando de ahogar los sollozos.

-No, no saldrás de aquí…

-Por favor.

-Solo promete me que no le dirás a nadie. Por favor. Solo provocaras que me suicide. Y no creas que es una amenaza vacía. Créeme, tengo miles de pretexto para el cual llegar allí.

-Está bien, está bien. No le diré a nadie.

-Bien… Promételo.

-Lo prometo, lo prometo, lo prometo.

La chica se retira lentamente de la puerta y camina en busca de su mochila. Se la cuelga en su hombros camina hasta la puerta.

-Lo siento-escucha de la boca del chico antes de salir por la puerta.

Corre, corre y corre. Sus pulmones arden, su garanta quema. Pero aun así no para de correr. Su rostro esta empapado de lágrimas.

La han descubierto.

La han descubierto.

La han descubierto… Y el chico que más temía.

Ahora que harás… Eres una gorda que no sabe afrontar a la realidad. Te han sacado abruptamente de tu burbuja… Dime ¿Qué se siente?” Esa voz… Siempre atormentándola.

Se sienta en una banca. Está nevando y hace frío. Dejo su navaja favorita en el baño de chicas. La escena vivida recientemente no para de reproducirse en su cabeza. El rostro del chico fue lo más horroroso que ha visto en su vida. Nunca antes había visto a alguien tan afectado.

Sus labios están morados y su piel más blanca de lo usual. Si no se va ahora a casa, morirá de hipotermia

Se levanta y comienza a caminar lentamente bajo la nieve hasta llegar a su casa.

No puede quitar su mirada de aquel metal manchado de sangre. Observa como gira alrededor de sus dedos y no puede evitar que sus lágrimas caigan descontroladamente.

Desde que llego de la escuela que no ha salido de su cuarto, ni si quiera sabe el nombre de la chica.

-Taylor, cariño baja a cenar-pega un salto al escuchar la voz de su madre del otro lado de la puerta.

-He… No, mamá. Comí con los chicos después de la escuela. Gracias.

-Está bien, cariño. Buenas noches.

Se mete a la ducha y al salir se pone su pijama. Se mete a la cama y coge la navaja. Se pregunta qué clase de monstruo puede hacer que una chica se destruya tanto.

” La navaja se le cae de las manos al escuchar esa voz en su cabeza. Su respiración se agita.

Cierra los ojos e intenta dormirse.

Camina sin rumbo… Observa a su alrededor y lo que antes era negro ahora es una casa. En el centro hay un cajón y a su lado dos personas. No lloran, solo observan al interior de este. Hay un espejo y observa su traje negro pulcramente estirado. Su cara esta seria y marcada por las noches de madrugada. Se acerca al cajón y observa a la chica… Pelirroja y sus ojos azules entreabierto.

-Tú me mataste… ¿Qué clase de monstruo puede hacer esto en una persona?-la chica se levanta las mangas del sweater y el chico ve todo rasguñado y con sangre seca. Mira a su alrededor en busca de ayuda pero las personas ya no están y ahora se encuentran en el baño del colegio-. Tú me mataste, tú me mataste, tú me mataste…-el chico se tapa los oídos y cierra los ojos-. ¡Tú me mataste!

Abre los ojos de golpe. Su cabello se pega en su frente producto de su sudor. Su pecho sube y baja. Observa la hora: 2.56 am. Se tira de golpe en la almohada e intenta volver a dormirse mientras observa el reloj.

3.38 am…

4.05 am…

4.53am…

5.00 am…

5.12 am…

5.59 am…

Sus ojos comienzan a cerrarse lentamente y el despertador suena: 6.00 am.

Se levanta y se sumerge a la ducha artificial. Al salir se observa en el espejo: ojos apagados, rostro pálido y ojeras marcadas…

Se viste y toma las cosas necesarias para otro día de escuela.

-Buenos días cariño-su madre lo besa en la mejilla-¿Waffles?

-Y café-intenta sonreír, pero solo le sale una mueca.

-¿Estás bien? Te ves un poco pálido.

-No, solo que anoche me desperté en la madrugada.

Se come lo que su madre le da en silencio pensando en su sueño… En su pesadilla, mejor dicho.

-Gracias, mamá. Adiós-la besa en la frente y se va hacia la escuela en su auto.

En el camino no deja de pensar en la chica y su pesadilla. ¿Se habrá suicidado? ¿Ese sueño era una “señal”?

No se da cuenta cuando ya ha llegado al colegio y estaciona el auto. Se siente como si estuviera en modo “Automático”.

Se baja del auto y va en busca de su casillero encontrándose en el camino a Jack Johnson.

-¿Qué pasa, Bro?

-¿Qué pasa?-Abre su casillero y saca el libro de matemática.

-Amigo, esta noche hay fiesta-el rubio hace un baile improvisado-. Ya sabes: alcohol, drogas, sexo, mujeres bellas… Lo de siempre, bro. ¿Te apuntas?

-No lo sé. He estado oc…-se queda en silencio cuando ve a la chica de ojos azules caminar con la cabeza abajo-. Espera un segundo, tengo un asunto pendiente-sale corriendo hacia la chica antes de que su amigo le conteste. Dejándolo confundido.

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Perdon la tardanza, pero ayer no pude escribir. FELIZ NAVIDAD. Comenten :) 

Breathe Me - Taylor Caniff y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora