Treinta y Tres

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________ Levin apaga con pereza la alarma de su celular. Se rasca los ojos por inercia y luego se levanta para ducharse.

Cierra los ojos mientras recuerda las agradables vacaciones de navidad que paso a un lado de Taylor. Nunca antes se habia sentido tan a gusto con una persona "desconocida".
El agua golpea su débil cuerpo con fuerzas. Coge un poco de shampoo en su mano y comienza a masajear su cuero cabelludo. Aspira el agradable aroma que emana la crema que limpiara su cabello débil, por la falta de alimento se ha comenzado a caer.
Enjuaga su cabello y siente que un poco de shampoo le entra en el ojo, provocando que este se irrite. Maldice y sigue con su ducha.
Al salir de esta coge algunas prendas que cuelgan inerte de su closet, y luego comienza a vestirse con una lentitud increíble, quiere saltarse el desayuno.
Observa la hora y su reloj marca las 8:36, baja las escaleras con su mochila colgando sobre su hombro derecho.
-¿No piensas desayunar?-la potente voz de su padre la estancan a medio camino hacia la puerta.
-¿Padre? ¿Qué haces en casa?
-Hoy entro mas tarde.
-Cool-murmura-. Bueno, yo tengo que ir a la escuela. Este 2015 me espera con ansías -la chica habla con una falsa alegría.
-Me alegro, ______. ¿Pero no desayunarás?
-No padre, voy atrasada al colegio. De seguro me compro algo en el camino. Hay una nueva tienda de donas a la vuelta del instituto, son exquisitas.
-Entonces genial-el maduro hombre le sonríe a la pequeña pelirroja que tiene frente a sus ojos.
-Espero que tengas un buen día, padre -la chica habla lentamente. Llevaba años sin decir aquello.
-Lo mismo para ti, querida-la chica asiente y comienza a caminar hacia la salida.
No puede creer lo frío y robótico que ha sonado todo aquéllo. ¿Cuando tendrá una conversación normal con sus padres? Algo más allá del colegio y los deberes. Le encantaría que su padre le pregunte como se siente, si la vida es difícil después de Alex, al fin y al cabo ellos eran inseparables.
No recuerda haber visto llorar a su padre aquel día, y eso le duele mucho. Sus padres no se imaginan lo vacío y solo que se sentía su hermano mayor, por eso tomo la decisión de acabar con su vida, sentía que nadie lo quería -a excepción de ella -, que era un estorbo. Pero él nunca se puso a pensar que para su hermanita era su héroe, el amor de su vida, el escudo que la protegía de los monstruos de la noche... Era su todo.
Salta una pequeña grieta llena de barro que se encuentra en el asfalto y comienza a morder sus cutículas. En el rostro tiene una mueca de concentración, y una que otra vez asiente con su cabeza acorde a sus pensamientos. Debe parecer una loca, aunque lo es.
Observa a su alrededor y se da cuenta que aún le faltan dos cuadras y medias para llegar a su peor pesadilla.
Del día del ataque que recibió por parte de los amigos de Taylor que no camina tranquila por las calles, sobre todo si son solitarias como las que transcurre ahora.
Saca con rapidez los audífonos de su mochila y comienza a escuchar música, cantandola en su mente.
Se siente tan cansada, que duda llegar al colegio.
Primera vez que el régimen le dura mas de dos semanas. Lleva mas de un mes, y su cuerpo se queja cada vez más. Las otras veces solo comía y comía para luego correr e inducirse el vómito, como una bulimica, pero ahora eso ya no funciona. Ella no debe comer.

Cuando llega al colegio se siente aterrada, perdida.
Camina sigilosamente por los largos y fríos pasillos, hasta llegar a su casillero donde cabeza abajo lo abre para intercambiar libros.
Camina mientras los libros la golpean suavemente en la espalda con cada paso.
Su estómago vacío le provoca arcadas de fatiga, puede oler el chocolate caliente que sostiene el chico que esta apoyado en una esquina coqueteando con una rubia. El sándwich de jamón que sostiene una chica de cabello azul. Su estomago gruñe con fuerza. Cierra los ojos y camina más rápido. Entierra sus uñas en sus cortes para aliviarse un poco.
-¡_______!
La chica se sobresalta al sentir una mano cogerla del brazo y voltearla.
-Lo siento, no quería asustarte-la chica observa la cálida sonrisa que le ofrece Max, su profesor de música.
-No te oí, no te preocupes.
-Si me di cuenta-el joven suelta una risa y comienza a caminar seguido de la pelirroja -. Te llamé varias veces, pero te veías bien concentrada en tu mundo.
-Lo siento.
-Espero que este semestre sea divertido para ti, ______-continúa el joven profesor ignorando sus disculpas innecesarias-. Ya que las últimas clases te vi bastante desconcentrada.
-Si, he... yo no se que decir. Solo... solo... -la chica se queda en silencio esperando que su guapo profesor siga con su charla, cosa que hace segundos después.
-Si bueno, comprendo que estes con la cabeza en otros mundo. La adolescencia es así, hace pocos años que pase por todo eso-el profesor suelta una carcajada -, así que no hay problema. Entiendo que estes distraída con ese chico, no se que sucede entre ustedes, pero en clases...
La chica alza la cabeza interrumpiendolo.
-¿Qué chico? ¿De qué hablas, Max?
-A mi no me engañan ______, puede que sea el profesor mas joven de este instituto, de hecho lo soy, así que comprendo bastante bien todo eso de las hormonas alborotadas. El chico ese, Caniff. Taylor.
-¿Qué sucede con él?
-Lo suyo.
-¿Lo nuestro? ¿Qué cosas hablas? No tenemos nada.
-Pues no lo parece. He escuchado algunos rumores de que tu y él...
-¿Rumores?-la chica pone cara de desagrado-¿Como es posible que...?
-______, hey. ¿Qué sucede aquí?
La chica observa al recien nombrado.
-Taylor, hola. No sucede nada, no te preocupes.
-¿Segura? Porque tienes cara de querer golpearlo. Si quieres lo hago por ti...
-Muy gracioso señor Caniff, pero yo ya me iba, el ambiente se puso medio... rancio por aquí. Adiós -el profesor no espera respuestas y se retira.
-¿Que fue todo eso?-pregunta el castaño.
-No, ¿Que fue todo eso?-pregunta la chica marcando la segunda palabra.
-Nos odiamos-Taylor se encoge de hombros.
-¿Ok? Y no fue nada, solo me hablaba de que estaba distraída y todo eso. Ya sabes.
-A bueno, solo quería hacerce el bueno. Idiota.
-Por todos los cielos Taylor. El es bueno conmigo, no tengo nada que decir respecto a él.
-¿Es en cerio?- el chico alza las cejas.
-Ajá.
-Es el hombre mas egocéntrico que hay en el mundo.
-Bueno, tal vez.
Ambos adolescentes comienzan a reir mientras todo el mundo los observan, pero ellos son ajeno a todo aquello. Bueno, a todo menos al timbre que da abiso al comienzo del segundo semestre que les borra las sonrisas del rostro.
-Bueno, nos vemos después, chica zanahoria.
-Nos vemos después, chico chocolate.
Taylor sonríe y se acerca rápidamente a la pelirroja, robandole un pequeño e inocente beso frente a cientos de miradas sorprendidas.
-Nos vemos después -susurra el chico frente al impactado rostro de la pelirroja.
-Nos... nos vemos después -responde la chica, y ahora es ella quién le roba un beso.

Breathe Me - Taylor Caniff y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora