12. Universales vs. Zombis

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—¡Zombis! —gritó Madame, liberando una onda de energía escarlata que derribó a los muertos vivientes agrupándose a su alrededor

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—¡Zombis! —gritó Madame, liberando una onda de energía escarlata que derribó a los muertos vivientes agrupándose a su alrededor.

Las manos de Mago centellearon en magia azul y, con un puñetazo de gancho cargado de su poderosa energía, lanzó a volar al primero que le saltó encima. Al segundo lo apartó de sí con otro golpe, pero pronto volvieron a levantarse lentamente.

Madame tomó su vestido para poder lanzar una patada al pecho del que tenía en frente, sin embargo dos más corrían hacia ella. Azotó su mano libre contra el aire y al tenderla a su enemigo próximo, se formó un látigo de energía que lo tomó por el cuello y le permitió arrojarlo contra el otro.

James invocó un escudo portable en su muñeca. Tres más amenazaban con lanzársele encima, los llamó a seguir con sus dedos, y entonces los derribó usando el escudo como arma. Luego se abrió paso en el campo cual jugador de fútbol americano, embistiéndolos violentamente con el primer roce.

Victoria se alzó en el aire, donde tuvo mayor rango visual de la catastrófica magnitud de su problema. Vio con temor que el número de caminantes cada vez era mayor, no entendía de dónde salían, la bruma aún cubría gran parte de las calles, pero de algo sí estaba segura: no se rendiría, cual fuera la cantidad estaba dispuesta a combatirlos hasta su último aliento, por eso sus manos se incendiaron en magia y comenzó a arrojar gigantescas bolas de energía que al caer al suelo provocaban potentes explosiones.

Con el escarlata estallando a su alrededor en un espectáculo de luces y sesos, Mago notó que el número de enemigos disminuía poco a poco. Esa vez tomó el escudo y lo arrojó como si fuera un disco, uno a uno fueron cayendo decapitados hasta que volvió a él, cuando algo mucho más alarmante lo estremeció.

—¡Victoria! —gritó James, los muertos habían alcanzado la altura de Madame al escabullirse por el edificio más cercano y saltar sobre ella.

Mago disparó un violento rayo que lo regresó de vuelta a la construcción, donde derribó a todos a su paso.

—A su espalda, darling. —Aventó a otro. Luego aterrizó junto a él, observando el tétrico panorama que se cernía en la calle de pesadilla—. ¿Y bien, honey, tiene algún as bajo la manga para acabar con estas repugnantes cosas?

—Si algo es lo suficientemente capaz de detener a los zombis, son las plantas. Asonenev ardeih —conjuró Mago en susurro, y del suelo emergieron frenéticas enredaderas que apresaron a un grupo de criaturas a su alrededor.

—Y el hielo y el fuego —agregó, tendiendo las manos—. Oleih y ogeuf. —De cada brazo expulsó los elementos opuestos, congelándolos por un lado e incinerándolos por el otro.

Y sin que lo esperaran, alguien más se sumó a la contienda. Doctor Universal ascendió por escalones de energía verde que aparecían uno tras otro, usaba su bastón dorado como arma para disparar voluminosas ráfagas de su poder que los terminaron de dispersar. Al llegar al punto más alto, el cetro resplandeció como un faro, y los últimos en pie fueron derribados.

Mago Universal: Encrucijada temporalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora