Capítulo 5

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7:20. Al igual que todas las mañanas, me levanto, limpio mi rostro, trato de acomodar mi cabello, me coloco el uniforme, desayuno, voy a la parada del autobús y mientras espero, reviso mi celular.

Le he estado enviado mensajes a Miranda, pero no contesta, tal vez tiene el celular en silencio, pero no importa, dentro de unos minutos la veré y le preguntaré personalmente cómo le fue con la preparación de la torta. Espero que haya salido todo bien, es una excelente cocinera, y deseo que Gabriel pase un feliz cumpleaños, creo hoy que será un buen día.

Al fin llega el autobús, subo y busco a Miranda, pero no hay rastro de ella, y esto es sumamente extraño, desde que la conozco nunca ha perdido un solo día de clases, a menos que sea por una emergencia... ¿Dónde estará? Estoy iniciando a preocuparme, así que decido volver a tratar de enviarle otro mensaje:

* ¿Miranda? ¿Dónde estás? Estoy preocupada... Responde mis mensajes, por favor.*

Al presionar el botón de enviar, me quedé viendo la pantalla, y leyendo repetidamente el mensaje que envíe, esperando su respuesta, pero no llegaba nada...

A los pocos minutos, el autobús se detiene, y sube Gabriel, al verme notó enseguida que algo no andaba bien, se acercó y se sentó a mi lado.

-¡Feliz cumpleaños Gaby! Al fin eres mayor de edad...- Hice lo posible para no mostrar mi preocupación, pero siempre he sido una persona que no sabe cómo ocultar sus emociones.

-Muchísimas gracias, Mari... ¿Dónde está Miranda?- Él también se escuchaba preocupado.

-No lo sé, estoy tratando de contactarla, pero no responde a mis mensajes, y esto es muy extraño.

-¿Será que le pasó algo a sus abuelos?

-No lo sé, pero espero que no sea así... Tal vez simplemente se quedó dormida- ¿A quién engaño? ¿Miranda quedándose dormida? Puedo creer que los cerdos vuelan, pero esto no.

-Si... Tal vez...- Gabriel estaba muy pensativo, al igual que yo.

-Gaby, cualquier cosa, si Miranda no contesta, vamos juntos a la cabaña de sus abuelos.

-Sí... Es una buena idea...

Nos quedamos en silencio durante todo el trayecto. A llegar al Instituto, nos bajamos del autobús, caminamos por solo 10 metros, hasta que él se detuvo...

-Amaris, estoy muy preocupado, estas no son cosas de Miranda, y tú lo sabes. La conozco, algo tuvo que haber pasado, ella no desaparece así, y menos en mi cumpleaños. Le encantan estas cosas... Voy a la ferretería, trataré de convencer a un compañero del trabajo de prestarme su automóvil, e iré en seguida a la cabaña de Miranda. ¿Vienes conmigo?-Me miraba directamente a los ojos, se le veía preocupado, estresado y determinado.

-Sí, vamos...

-Bueno, entonces vamonos, antes de que algún profesor nos vea.

Nos fuimos a paso rápido, tratando de actuar normales para que nadie sospechara, no queríamos meternos en problemas, pero esto era importante, se trataba de nuestra amiga Miranda, y los dos estabamos consciente de que haríamos lo que fuera por ella.

Llegamos a la ferretería, Gabriel me pidió que esperara afuera mientras él iba a hablar con su colega. A los 7 minutos, estaba de vuelta, me mostró las llaves, y nos dirigimos a un Volkswagen Golf de color negro; él tomó el asiento del conductor y yo del copiloto, y entramos en la carretera. En el auto había un silencio incómodo, los dos teníamos las miradas fijas en el camino y pocos minutos después, llegamos a la cabaña.

Era un lindo lugar, tenía un gran jardín, un enorme porche, donde se encontraban muchas flores de distintos colores; parecía una casita de muñecas. Al bajar del auto, lo primero que percaté fue el silencio, solo se escuchaban los pajaros cantar. Los dos nos acercamos a la puerta de entrada y Gabriel empezó a golpear la puerta, pero no se escuchaba ningún movimiento al interno de la vivienda; traté de asomarme por la ventana, pero todo estaba oscuro...

-Creo que no hay nadie.- Dije dirigiéndome a Gabriel, pero me ignoró y siguió insistendo.

-¿¡MIRANDA!? ¿ESTÁS EN CASA? ¡SOY GABRIEL, ESTOY JUNTO A AMARIS!-Seguía gritando, yo estaba entrando en pánico, ¿Dónde está Miranda? ¿Dónde están sus abuelos? ¿Por qué la casa está vacía?

-Hola chicos, ¿Ustedes son amigos de Miranda?- Nos sorprendió un señor de aproximadamente 55 años, era delgado y alto, se le notaba muy cansado.

-Ehmmm... Hola, me llamo Amaris y él, es mi amigo Gabriel. Y sí, somos amigos de Miranda. Hoy no fue a clases, y nos preocupamos, así que decidimos venir para asegurarnos que todo estuviera en orden...
-Miranda está en el hospital... Ésta mañana tuvo un accidente.- ¿QUÉ?

-¿Qué significa que tuvo un accidente? ¡¿Cómo está ella?!

-Si.. Ella, como cada mañana, se dirigía a la parada del autobús, pero fue atropellada por un vehículo que iba en exceso de velocidad. No sé cómo está, lo único que sé es que llegó la ambulancia y fue llevada de urgencia al hospital... Muchos vecinos dicen que la vieron en mal estado; pero yo no la vi, chicos.-Quedé totalmente petrificada, miré a Gabriel y estaba pálido... Esto no puede estar pasando.

-Muchi... Muchísimas... Gra... Gracias... Señor...-Estaba temblando, ni siquiera podía hablar. El señor nos miró, sonrió tratando de darnos ánimos y se alejó.
Miré a Gabriel, que aún estaba bajo shock, esperando a que él dijera algo.

-¿Gabr... Gabriel?

-Amaris, tenemos que ir inmediatamente al hospital...

Hija de la LunaWhere stories live. Discover now