Capítulo 16

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Dylan Anderson

23:37. —Mierda— Es casi media noche, hay frío y las calles están completamente vacías. Debí haber llegado al motel hace dos horas, pero no, aún estoy aquí dando vueltas como un total estúpido.

Admito que por mi cabeza pasó el pensamiento de irme inmediatamente de este pueblo, dejar a la chica, tomar un autobús y desaparecer completamente. Pero es algo que mi conciencia no me lo permite.

Así que me pasé toda la tarde trabajando en el semaforo. Como era de esperarse, menos carros se dejaron limpiar el parabrisas, porque no soy una linda chica, pero que se jodan. Duré muchas mas horas, así que algo de dinero pude reunir.

Muero de hambre, lo único que tengo en el estómago son el café con leche y la tarda de mermelada que comí por la mañana junto a Amaris; y un parquete de ruffles que compré en el supermercado. Pero así es esta vida, si quieres vivir escapando, no tienes que pensar que comerás como un Dios, se come lo que se puede y cuando se puede.

Tomó mi cajita de cigarros, y noto que solo hay dos cugarrillos, sacó uno y guardo el paquete nuevamente en mi mochila. A estas horas todas las estanquero están cerrados, mañana saldré temprano a comprar una caja.

Sigo caminando, pero ya falta poco para llegar. El motel que escogí está un poco retirado del centro, y es algo pequeño. Pero es el más económico que hay por este lugar.

Al entrar, noto que la chica de la recepción no está, así que empiezo a tocar el timbre de mesa, a los pocos segundos llega.

— Buenas noches— Dice con una sonrisa cansada.

—Buenas... Necesito la llave de mi habitación, es la numero 29.

Se volta y toma esa llave, pero notó enseguida que la llave de la habitación 27 está en su lugar, tal vez la chica regresó a casa y se fue...

— Martina, muchísimas gracias, pero aho...— Volteo mi mirada hacia la puerta de donde salió la recepcionista, y ahí veo a Amaris.

— Dylan...

— Petit... — Digo sin interés.

Ella me mira de una manera algo incómoda.

— No sabía que... Bueno... Preparé algo de pasta con salsa, ¿Tienes hambre?

¡Dios si existes seguramente miraste hacia abajo! ¡MUERO DE HAMBRE!

— Sí, tengo algo de hambre. — Digo sin mostrar ningún tipo de emoción.

Ella sonríe, y vuelve a entrar en la habitación, volteo mi mirada a la chica de la recepción, y menea a un lado la cabeza, en señal de que tengo que seguir a Amaris, le sonrió y la sigo.

Entramos en una pequeña cocina, con las paredes de piedras claras, con una mesita en el centro de madera junto con sus cuatros sillas.

Amaris mete al microondas un plato de pasta, y cuando esté se termina de calentar, lo apoya sobre la mesa.

— Espero que te guste, y tengas un buen apetito...

—Gracias Amaris... En serio. — Le doy una pequeña sonrisa, y terminó de comer.

— Si... No te preocupes... Ahora yo saldré a la habitación, estoy algo agotada, hoy... — se entristece, y al ver que la estoy observando, termina la oración. — Solo fue un día cansado.

Sonríe y sale de la habitación, pero noté en seguida que su sonrisa no llegaba a los ojos. Tal vez aún está pensativa por la llamada que tuvo con su mamá por la mañana, o seguramente piensa que es momento de volver... Quien sabe que pasa por la cabecilla de esa chica.

La pasta estuvo buena, no recuerdo cuando fue la última vez que comí algo de esta forma; hecho en casa y servido en la mesa, pero admito que fue muy placentero, y mi cuerpo me lo agradecerá, al fin algo de energías.

Lavo mi plato, lo seco con papel de cocina y lo apoyo en la mesa, no se en que lugar va, y no quiero estar aquí a abrir todas las puertas del mueble, creo que es mejor dejarlo ahí.

Subo a mi habitación, cierro la puerta al entrar, me quito la ropa que cargo puesta, quedando solo en bóxer y me acuesto en seguida. Apago la luz y no sé ni siquiera en qué me momento me quedé dormido.

“ — ¿Crees en los ángeles? — Comenta Maddison mientras estamos acostados en el césped viendo las estrellas.

— Sabes perfectamente que no creo en ninguna religión... Los ángeles son solo inventos.

— Para ti son inventos, pero para mi no... Yo creo en ellos, y también sé que cada uno de nosotros tiene un ángel propio, que nos cuida constantemente.

— Tal vez... — Digo solo para no quitarle las esperanzas, ella es tan tierna y dulce, a veces siento que hablo con una niña llena de esperanza y sueños, confía demasiado en las personas, y esto es tan raro...

— En qué piensas Dilly? — Dice alejándome de mis pensamientos.

— En nada Maddy...

— Quisiera que esta noche fuera eterna... Mira el cielo, mira cuantas estrellas hay, ¿No piensas que es una maravilla todo esto? — Sus ojos miran al cielo, pero yo la miro a ella.

Se voltea y quedamos cara a cara, me acerco para darle un beso, pero en seguida desaparece y todo a mi alrededor se vuelve oscuro, vacío. No hay nada a mi alrededor.

— ¿Maddison? ¿Dónde estás? — Grito, pero lo único que escucho es un eco continuo de mi voz.

Hasta que todo a mi alrededor se vuelve blanco, solo hay una puerta en medio de la nada, trato de abrirla, pero aparentemente está cerrada a llave. Miro al suelo, y veo que desde abajo de la puerta empieza a salir sangre.

¿Qué mierda esta pasando?

Empiezo a gritar desesperadamente, quiero salir de este lugar

— ¿Dylan estás ahí? ¡Abre la puerta!

Escucho esta voz, acompañada de golpes, pero me miró a mi alrededor y no entiendo de donde vienen. Mi desesperación aumenta.

— ¡Dylan, por favor despierta!”

Abro los ojos, y me encuentro en una habitación que no recuerdo, pero esto no me preocupa... Llevo 3 años despertandome en lugares distintos cada día, en este punto, lo considero algo rutinario.

— ¿Dylan?

Volteo mi mirada hacia la puerta de la habitación, me están llamando, tal vez fue eso que me despertó.

Me levanto de la cama y abro la puerta. Me encuentro a Amaris; tiene puesta solo una camisa larga, su cabello está alborotado y su mirada asustada.

Mierda.

Seguramente estaba gritando y ella me escuchó desde la habitación de alado, esto es algo incómodo, ¿Qué mierda le digo ahora? No quiero hablar de mis jodido problemas con una desconocida.

Ella me mira atentamente, hasta que interrumpe el silencio.

—¿Es... Estas bien?

Dice de una manera muy dudosa, pero yo no le respondo, así que sigue hablando.

— Escuche tu voz... Bueno... Escuché tus gritos... Y vine para asegurarme de que estas bien.

No le vuelvo a responder, simplemente la miro, y veo que esta preocupada.

Hace un ligero suspiro, acompañado de una pequeña sonrisa falsa, y se aleja de la puerta.

— Disculpa Dylan, no debí venir...

Se esta yendo, pero empiezo a tener aun mas miedo, no quiero que se vaya pero tampoco quiero que se quede.

¡Maldita sea! Soy tan complicado.

Antes que entre a su habitación, con un movimiento rápido logró tomar su muñeca, jalandola de vuelta...

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⏰ Last updated: Apr 28, 2021 ⏰

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Hija de la LunaWhere stories live. Discover now