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Cuando Tom se fue, Regina permaneció en ese lugar un ratito más.

Mirando hacia el lago se descubría un impactante paisaje, que tan solo los magos podían disfrutar.

De vez en cuando la superficie lisa del lago se movía y uno de los grandes tentáculos del calamar gigante se asomaba.

Aunque Regina no veía nada de eso. Tenía la vista desenfocada e imágenes provenientes de su imaginación combinadas con recuerdos copaban su mente.

Como si hubiera vivido un flashback, de pronto recordó las indicaciones del diario de Tom Riddle para entrar en la sala de los menesteres.

Sin ni siquiera pensarlo se levantó del césped y comenzó a caminar hacia el castillo, más concretamente hacia la sala en cuestión.

Al llegar al pasillo de la séptima planta, realizó el procedimiento necesario para acceder a la sala.

Cerró los ojos y centrándose en su petición pasó tres veces por delante de ese trozo de pared.

Al mirar de nuevo vio una gran puerta, a través de la cual se accedía a la sala.

Entró y observando todos los objetos que había a su alrededor comenzó a pasear.

Algunos parecían estar allí desde hacía siglos, mientras que otros no parecían tener más que un par de semanas de antigüedad.

O menos.

"¿Qué buscará Tom en esta sala?"—se preguntó.

En apenas tres meses de estancia en Hogwarts, no habían tenido demasiada interacción, pero ya le daba la impresión de que sabía demasiadas cosas malas de él.

"Quizás lo que busca aquí tiene que ver con sus orígenes"

Aquella posibilidad era la mejor que se le ocurría, aunque ella no recordaba nada de eso.

Era una corazonada, un vago recuerdo en el fondo de su mente, intentando salir, pero todavía atrapado por un hechizo de desmemorización.

Pasó un rato más paseando por la sala y luego se fue, llena de resignación. Tampoco era para tanto aquella sala llena de objetos.

Como tenía el resto del día libre (y el resto de las vacaciones también) fue variando sus propuestas a la sala y experimentando hasta donde podía llegar.

Realmente era maravillosa, demasiado incluso y esto le provocaba a Regina una gran duda.

"¿Cómo había encontrado Tom aquella sala?"

Era un mago muy hábil para su edad, pero encontrar una sala de esas características y aprenderla a dominar por su cuenta escapaba incluso de él.

Volvió a pensar en el diario y recordó a la Dama Gris, el fantasma de Ravenclaw, apenas una leyenda olvidada. Había sido ella, ¿no? ¿Pero dónde estaba?

Volvió a su sala común y cogiendo uno de los libros de la biblioteca privada de Ravenclaw, comenzó a leer. Trataba sobre grandes magos y brujas de la historia que habían sido Ravenclaw.

Regina fantaseó con que ella pudiera ser uno de ellos algún día.

()()()

Tom estaba solo en la orilla del lago. A pesar de haberse con sus amigos de Slytherin durante un rato, había pensado en volver a disfrutar de la compañía de la Ravenclaw un rato más.

Por desgracia, cuando volvió ya no estaba. En realidad, no podía culparla de nada. Ella era libre de irse si quería y además, él se había ido de forma muy brusca, lo que la justificaba todavía más.

Aquí, plantando las bases de su relación. A partir de ahora, aunque seguiré narrando mayoritariamente desde el POV de Regina, también incluiré pequeños fragmentos del POV de Tom, porque aunque en principio no ha tenido apenas importancia, conforme vaya avanzando irá tomando más y más.

օɾíցҽղҽs: LA SALA DE LOS MENESTERES // Tom RiddleWhere stories live. Discover now