—Hola ¿Cómo amaneciste? —mi papá saludó.

—Bastante bien, hasta que cierta persona fue a molestarme.

Miré acusatoriamente a Jasper, él se hizo del desentendido y sólo prestó atención a su celular.

—Déjame adivinar, ¡Jasper! —se unió mi mamá muy divertida, a la conversación.

—Pensé que ella se durmió otra vez. Ya no me preocuparé por ti, mala.

Me levanté y me acerqué a él para darle un abrazo, quien solo se quedó quieto al ver que lo iba abrazar.

—Ya está, heriste mis sentimientos —Dijo, mientras comía una tostada con mermelada de naranja.

Comencé a reír y me alejé de él. Tomé una tostada y salí de casa sin despedirme, empecé a caminar las diez cuadras no sin antes desenredar mis auriculares, es que la mañana no empieza sino escucho mi dosis de canciones. Mi rutina consistía; uno, llegaba a la universidad para comprar siempre el desayuno en uno de los Starbucks del campus: un café con leche y unas galletitas de avena; dos, sentarme a ver a los demás estudiantes, últimamente de dos universidades juntas, como el edificio de Ingeniería Química está en reconstrucción, teníamos que compartir campus, y la mitad del edificio. Por esa misma causa, es que veo muy seguido a mi amiga Laura: una chica muy popular dentro de ingeniería.

Llegué a la universidad e hice mi rutina. Me acerqué al puesto de comida, mientras esperaba a que me entregaran lo que encargué, comencé a observar a mí alrededor en eso me encontré con la presencia imponente de Hudson: se lo conoce por ser el más popular en mi carrera, bastante guapo, rubio de ojos azules oscuros, un cuerpo que gritaba «me la paso entrenando en el gimnasio» era del típico chico guapo y excelente en todo lo que hacía, tiene unos padres con la compañía más grande, dentro y fuera de esta ciudad. La empleada, me entregó mi desayuno y comencé a caminar a un asiento libre; eso estaba bastante difícil, ya que había muchas personas en el campus, cuando logré encontrarlo, me senté.

Hudson me miró y yo desvié mi vista para otro lado. Estaba mordiendo un pedazo de galleta, cuando me di cuenta que tenía su mirada sobre mí, casi me atoré con la galleta, tomé un sorbo grande de mi café, debía tranquilizarme, no creo que me esté mirando a mí, jamás sucedería eso. Me di la vuelta para mirar detrás, a quién estaba observando, pero no había nadie. Negué con la cabeza y otra vez me centré a mirar a los alumnos.

—Hola, tu nombre es Rose McCoy ¿No? —Preguntó alguien al lado mío, su voz era muy grave que me asustó.

Tiré mi vaso de café al suelo y quise gritar del enojo. Miré al que me hablo, y se trataba de Hudson, él estaba parado al lado mío, observándome de pies a cabeza. Me quedé en total silencio, todo enojo o ganas de gritar se esfumaron «¿Porqué me está hablando?»

—Hola, si ese es mi nombre ¿Necesitas algo? —Pregunté sin mucho interés a que me respondiera.

Me levanté con el vaso descartable a tirarlo al basurero, perdí la carga de mis energías. «¿Y a este qué se le dio por hablarme?» Me molestaban los chicos y no sé el porqué. Según mis amigas, es porque sé lo que pueden llegar a ser los tipos, sí, en eso tenían razón y eso se debía a que sufrí con mi ex novio.

—Solo quería conversar contigo. ¿Puedo sentarme aquí? —habló tan amable y con unas sonrisa tan impecable, no podía ser su colega grosera y negarle el asiento ¿no? «Sí, podía serlo».

—Sí, siéntate, ya me voy —Le respondí

Y la sonrisa que él tenía, se desvaneció. Debería aprender a tratar con más chicos así no sueno tan tajante; sin embargo, me encanta mirar chicos: ver sus facciones, el color de sus ojos, las sonrisas que llegan a noquearte tanto, que pasarías horas mirándolos, son como Ángeles intocables, muy venenosos al relacionarte con ellos, que sales tan destruida que ni con todo el amor del mundo tu corazón sanaría. Era bastante dramática, lo sabía. Es por eso que no habló con ningún chico y además, ya he sufrido bastante por uno.

Robarme el Corazón(Completa En BueNovela)Where stories live. Discover now