Capítulo 41. Princesa, Yo...

Start from the beginning
                                    

— ¡NORA! — grita el entrenador.

— Sí, dime — contesto rápidamente después de volver a la realidad del partido. ¡Me ha pegado un susto de muerte!

— Deja de soñar despierta y sal. — acomodo mis zapatillas y después de chocar la mano con mis compañeros voy hacia la pista donde ya todos me esperan.

"A  las estrellas se las espera".

Eso es consciencia.

Uno de los árbitros da inicio al juego y lanza el balón al aire. Lo recibe el otro equipo , así que velozmente voy al lado contrario para defender la canasta y que no puedan meter el balón en la canasta. Cuando llegué hace un año, todos me infravaloraban. Tanto los chicos de mi equipo, como los del resto de equipos de los demás colegios. Ahora, un año después me he ganado mi lugar. Aunque es frustrante que yo, por el simple hecho de ser del género femenino haya tenido que mostrar lo que valgo, y que el resto de integrantes no deba hacerlo porque son chicos. Es demasiado sexista esta distinción. Entiendo que biológicamente los chicos suelen ser más fuertes y robustos, pero yo puedo ser igual o mejor que ellos, no deberían juzgar a las chicas de este modo.  ¡Vaya sociedad de mierda! Menos mal que ahora nadie subestima a las chicas por ser chicas, por lo menos no en mi internado. Yo misma me he encargado de eso. Pero todavía nos queda mucho que luchar para que todos los hombres del planeta nos vean como sus iguales.

Últimos dos minutos de partido. El entrenador me dice que me levante del banquillo, así que dejo de animar a mis chicos y me dirijo a la mesa para pedir cambio. Esto me recuerda al primer partido que jugué aquí, el entrenado hizo exactamente lo mismo, solo falta que cuando salga Nick se enfade y a la vez me de ánimos.

— El cambio es por Jake — me dice el entrenador tras explicarme la última jugada que íbamos a hacer.

— ¿Por Jake? — pregunto dudosa — Sí, por Jake. ¡Y sal ya! — Corrí hasta la pista y tras chocar los cinco con Jake me posicioné en mi lugar. Tocaba defender.

El número 43 del otro equipo lanza el balón desde la línea de triples parece que va a ir dentro, pero le ha dado demasiada potencia y rebota contra el aro haciendo que el balón no llegue a entrar por la red. Voy hasta bajo de la canasta y salto todo lo que puedo para alcanzar el rebote, la mayoría de los chicos que hay en pista son más que yo y si saltan antes que yo lo agarrarán sin ningún problema. Pero eso no pasó, soy más rápido y logré coger el balón con mis manos. Mis piernas ya están muy cansadas, pero debo hacerlo, debo llegar a la otra canasta botando. Solo quedan diez segundos y necesitamos un punto. Ocho segundos, ninguno de mis compañeros está solo, todos están bien defendidos y ninguno de ellos hace nada para poder librarse de su defensor, ni para coger el balón que ahora boto con la mano derecha. Cinco segundos, tengo que tirar, pero no puedo el número 7 de Richmoon  de 1'90 metros de altura me defiende. Si tiro me hará un tapón y no lograremos ganar, perderemos la temporada.

Cuando creía que todo se había acabado, veo a Nick de reojo. Acaba de librarse de su defensor y está cruzando el campo hacía la canasta mientras me pide la bola. Dando un pase que en la vida pensé que daría, Nick recibe el balón y logra acabar con una bandeja. Justo en el momento en el que suena el último pitido del partido. Todos miramos al árbitro deseosos de que nos diga que el punto es válido. Y así es. Mi novio a marcado los dos últimos puntos de la victoria bajo la bocina. Corro hacía él con mi último aliento y me lanzo a sus brazos. Me besa descontroladamente y yo hago lo mismo. Nos fundimos en un abrazo y poco a poco voy notando como el calor crece, y no es por el deseo sexual, sino por la cantidad de cuerpos sudados que ahora mismo hay a nuestro alrededor.

— ¿Te queda mucho?

— Toda princesa necesita su tiempo para arreglarse amor — digo desde el cuarto de baño, mientras termino de perfeccionar el perfecto delineado negro que me he hecho. — . ¡Pero ya estoy lista! — salgo del baño lentamente, moviendo mis caderas a cada paso. Antes de que Nick entré al aseo, me agarra de la mano haciendo que gire como una bailarina. La mano que le queda libre la coloca en mi mejilla y me besa. Un beso de película, como en las películas románticas que ponen los domingos por la tarde, esas que son empalagosas y ñoñas, que te dan diabetes de ver, pero son puro amor.

Eras tú ✔️#Tú 1Where stories live. Discover now