Capítulo 37. Te Quiero Y Eso Nadie Lo Puede Cambiar

819 48 14
                                    

(EDITADO)

CAPÍTULO 37. TE QUIERO Y ESO NADIE LO PUEDE CAMBIAR

     Su suave tacto roza mi pierna con suma delicadeza. La espuma y el agua se mezclan en nuestra bañera y cubren gran parte de nuestros desnudos cuerpos. Un momento de tanta paz como este es lo que hace que todo valga la pena. Desliza sus manos sobre mis hombros y luego continúa por mis brazos hasta llegar a la palma de mi mano y cogerla. Me toma de la mano y continuamos acostados el uno junto al otro, como dos peces enamorados en una pecera. Pero nuestra pecera, no es cualquiera, es nuestro nido de amor, como él le llamó la primera vez que vinimos juntos.

     — ¿En qué piensas? — pregunta con una sonrisa ladina que me indica un poco sus segundas intenciones.

     — En nada — le miro a los ojos y sonrío — , en nosotros... En todo lo que ha pasado desde verano y desde que empezamos el curso.

     — ¡Eres preciosa! — dice de improviso, como si quisiera cambiar de tema. Y si esa era la intención, lo consigue.

     — ¿Sí? Y, ¿cómo de preciosa soy? — pregunto queriendo escuchar de sus labios todo lo que siente por mí.

     Hace como que piensa, pone su mano en su mentón para parecer más profundo — Tan preciosa como el Joker, sin duda.

     Me lo quedo mirando mal y con los ojos entornados para que vea mi enfado.

     — Te lo tomas todo tan enserio — dice tras soltar una gran carcajada, y después sigue riendo. Yo no puedo evitar que una sonrisa y varias carcajadas también salgan de mis labios. Sabía que era una de sus bromas, por eso tenía que hacerme la ofendida igual — Te quiero, ¿lo sabes, verdad? — pregunta de forma seria, las bromas de hace apenas unos segundos han desaparecido, y su semblante está demasiado serio.

     Intento reaccionar rápido por lo seria que se ha vuelto la situación, pero no puedo evitar que mi cabeza no paré de darle vueltas al ¿por qué se ha vuelto todo tan serio...?

     —Lo sé. Y yo te quiero todavía más — Contesto depositando un dulce beso en sus labios mojados. Él me devuelve el beso y volvemos a mirarnos.

     — Prométeme que siempre me vas a querer, pase lo que pase.

     Le miro extrañada por sus palabras, pero mi expresión cambia velozmente y le sonrío — Nunca dudes que te amaré por siempre. Lo que tú y yo hemos pasado no nos lo puede quitar nadie — sentencio intentando convencerlo, porque le veo algo preocupado y no sé el porqué.

     — Tienes razón, no debería haber dudado de tus sentimientos. Siempre me los dices, quieras o no — contesta sonriendo, con esa sonrisa que e cautivó desde el minuto uno. Una sonrisa de superioridad, pero también sincera, que te atrapa.

      — ¡Eh! — le reprendo por sus últimas palabras.

     —Es verdad, esta cabecita tuya piensa mucho en voz alta — dice señalando con su dedo índice el lateral de mi cabeza. Yo me pongo la mano donde él me ha dado haciéndome la dramática, como si me hubiera hecho daño.

     —¡Eres un tonto! — le saco la lengua.

     —Un tonto al que quieres — contraataca.

     —Si bueno, eso dicen...

     —¿Eso dicen? — pregunta y yo asiento — ¿Y qué más dicen, qué soy el más guapo de todos? — cómo no. Siempre tiene que ser tan egocéntrico, si no, no sería él.

Eras tú ✔️#Tú 1Where stories live. Discover now