Le Danseur [[KOOKMIN]]

One

Un día más de enseñanza; el sol comenzaba a colarse por las pequeñas ventanas de la sala de prácticas pintando el suelo amaderado con tonalidades cálidas.

—Bien, niños, se acabó la clase!— aplaudió para llamar la atención de sus alumnos. —Recojan todas sus cosas— dijo mientras colocaba sus manos en su pequeña cintura.
—Recuerden decirles a sus padres de la junta sobre su presentación del próximo mes.

Jimin miró el reloj de la pared, dando las 6 en punto. Los niños salían hacia el vestíbulo, donde sus padres los iban a recoger. Él se encontraba guardando sus cosas, era el último en salir, de pronto sintió un tirón en su camisa interrumpiendo lo que hacía, se giró y se encontró con una niña de ojos grandes y oscuros.

—¿Qué pasó cariño?— respondió agachándose a su altura.

—¿Es necesario que mi apá venga?— dijo la pequeña mientras jugaba con el borde de su tutú con sus deditos.

—Sí pequeña— le tomó las manos mientras la miraba. —Jeon Giezy, cierto?— la niña asintió.
—Bueno, Giezy, necesitamos que tu apá nos dé su permiso para que te presentes en el concurso junto con el grupo.
La niña, que se encontraba con su cabeza mirando el reluciente piso de madera, cerró sus ojos fuertemente, soltando pequeñas gotitas saladas.

—Giezy, cariño— le llamó Jimin tomado la cara de la niña y secando sus lágrimas con sus pulgares. —¿Qué pasa? ¿Crees que tu papá no te dará permiso? Podemos hablar con él, eres una niña muy talentosa— le sonreía mientras la niña lo veía con sus ojos llorosos.

—¿E-en serio cree eso profesor Jimin?— dijo sorbiendo su nariz.

—Lo digo en serio— sonrió y su expresión cambió a una emocionada. —¡Oh! Incluso tuve un sueño donde te veía bailar en el Palais Garnier, en París!

—¿Eso es bueno?— preguntó con sus ojos brillando de emoción y una enorme sonrisa que dejaba a la vista sus dientes, los frontales un poco más grandes.

—¡Claro que lo es! es uno de los lugares más importantes para nosotros los bailarines, presentarse allí es como ganar un trofeo, y te ví allí. ¿Lo entiendes ahora? Vamos a convencer a tu papá— exclamó decidido regalándole a la niña una sonrisa grande llena de motivación y confianza.

Mientras ambos reían, se abrió la puerta del salón, dejando entrar a un hombre de traje.
Jimin y Giezy voltearon y la niña se separó rápidamente del rubio para correr con los brazos abiertos hacia el hombre.

—¡Apá!— gritó y el hombre la cargó y la sostuvo con uno de sus brazos, siendo rodeado del cuello por los brazos de su hija.

—Buenas tardes, soy el padre de Giezy— se presentó estirando su brazo libre. —Jeon Jeongguk.

—Park Jimin. Un placer señor Jeon— dijo el rubio de pie, estrechando su mano con la del contrario, mirándole directamente a los oscuros ojos.

Por un momento el rubio se sintió un poco cohibido. Seguía con sus mallas de danza, sin embargo antes se había colocado una camiseta blanca varias tallas más grande, por lo que llegaba a cubrir lo hasta la mitad de sus muslos.

Aún así, su timidez tenía una razón, y es que el señor Jeon lo había mirado completamente de arriba hacia abajo antes de dirigirle la palabra.

—Con permiso, nosotros ya nos retiramos profesor Park— mencionó Jeongguk mirando atentamente al contrario.

—Ah, sí, claro, disculpe— apartó sus ojos de los orbes negros así como su mano de la más grande, riéndose nervioso por el tacto prolongado.