Entre el cielo y la tierra, quedamos nosotros

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No eran pocas las veces en las que él y Lan Zhan salían de cacería nocturna. Fiel a su apodo de aquel que aparece en medio del caos, su esposo acudía al auxilio de cualquier persona que lo necesitara.

Y, por supuesto, él estaba a su lado.

El cuerpo del joven Mo había alcanzado a formar la brizna de un núcleo dorado primitivo. Con las cacerías, el cultivo dual y el entrenamiento, en seis meses Wei Wuxian había formado un núcleo completo decente. Quizás, al pasar el año, podía llegar a alcanzar la mitad del poder que había tenido en el pasado.

Este cuerpo —su cuerpo— ya se estaba acostumbrando muy bien al entrenamiento, y el genio que había sido en su vida pasada, también era de mucha ayuda.

Aquella cacería había sido sencilla: solo eran cinco o seis cadáveres de nivel medio y una decena de fantasmas que atormentaban a una aldea costera a doce kilómetros de Caiyi. Sin embargo, volver a desenfundar a Suibian sin sentirla pesada como la roca de una montaña se sentía tan bien.

Regresaron a Receso en las Nubes en apenas dos días.

A Wei Wuxian le hubiera encantado permanecer encerrado en el Jinshi junto con Lan Zhan y no salir durante el resto de la semana, pero las estrellas no estuvieron de su lado porque, a la hora de llegar, Lan Shizui arribó a su habitación con una carta.

—Maestro Wei —comenzó.

—Papá para ti —lo interrumpió Wei Wuxian.

Las orejas de Shizui se pusieron rojas al instante. Wei Wuxian rompió en carcajadas.

—¡Maestro Wei! —exclamó Shizui, indignado—. ¿Te estás burlando de mí?

—En absoluto —negó Wei Wuxian—. Cuando eras pequeño demostraste muchas veces piedad filial conmigo. Anda, que ningún monstruo debajo de tu cama va a comerte por llamarme papá.

A ese punto, la cara de Shizui estaba brillante y roja como una manzana.

—Está bien... Papá, ha llegado una carta Jin... del líder de secta Jin. Al parecer es urgente, porque también trae el sello del líder de secta Jiang.

Al oír la mención a Jiang Cheng, Wei Wuxian se sobresaltó. Primero el sol se pondría por el este, los mares se secarían y las montañas se mecerían al viento antes que su hermano le pidiera ayuda. La última vez que lo vio fue durante la ascensión de Jin Ling como líder de secta y ni siquiera le dirigió la mirada. ¿Le habría pasado algo a Jin Ling y por eso la urgencia?

Rompió los sellos y comenzó a leer rápido:

Wei Wuxian:

Fantasmas del pasado han regresado al presente. Ven a Lanling Jin lo más pronto posible.

Trae contigo a Hanguang-Jun y a Lan Shizui. Es de vida o muerte.

Jin Ling.

—Este pequeño puede ser una reina del drama en pocas palabras —dijo en voz alta.

¿Qué podría ser y por qué volvía a pedir su ayuda tan pronto?

La última vez había sido un poco vergonzosa, considerando que el chico los encontró a él y Lan Zhan besándose en una celda vacía. Jin Ling se puso verde y salió inmediatamente murmurando algo parecido a «perdón por molestar».

—Deberíamos tener más consideraciones con el niño.

—¿Qué niño? —preguntó Lan Zhan, quien había entrado a la habitación.

Madame JiangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora