「️유독 한 」️ T O X I C ━━ Yeonjun

다섯;;

—Oh vamos, al menos estuviste ahí para atraparme.

—Como siempre.

Se perdió completamente en su mirada, adentrándose en sus pensamientos.

—Yeon... ¿Me prometes que siempre estarás para atraparme cuando caiga?— murmuró.

El chico sonrió mientras dejaba un casto beso en la comisura de sus labios.

—Lo prometo, estaré para evitar que caigas.

Ambos se erigieron.

Se sentaron en el suelo, tomando la mano del otro.

—Te amo, Junnie.

—Y yo a ti. — volvieron a juntar sus labios.

Le escuchó gritar su nombre desde la otra habitación.

Dejó inmediatamente lo que estaba haciendo para ir y atender a su novio.

—¿Qué sucede?

—Traeme mis medicinas... — parecía estarse levantando del suelo— ¡Ahora!

Reaccionó al instante para salir corriendo hasta donde la cocina.

Abrió temblorosamente todos los cajones en busca del frasco blanco con el nombre del rubio en él.

Le ponía de nervios los constantes gritos del chico diciendo que se apurase, que los necesitaba en ese momento.

Cuando los encontró suspiró de alivio y se dirigió donde estaba el mayor.

Él solo se dispuso a arrebatarle el pote de las manos y vaciar varias pastillas en su mano.

—El agua...

—¿Qué?

—¡El agua!

—Y-yo... N-no te traje, tú siempre tienes u-una botella en la habitación p-para estas situaciones. — tartamudeó.

—¡Eres una inútil!— le lanzó las pastillas.

Ella se abrazó a sí misma con miedo, escuchando los gruñidos y maldiciones del contrario.

Arrojó el frasco hacia la pared, haciendo que este se rompiera y los cristales salieran casi volando por toda la sala.

Ella retrocedió varios pasos, viendo como Yeonjun se desquitaba con los objetos cerca de él.