-- Me muero de curiosidad. Quién es? A quién, has  llamado? -- preguntó Nihad.
-- Hola. Me he puesto, las zapatillas.
-- Ooohh, bienvenido, señor Can.
-- Hola, señora Mezquive. Como está?
-- Bien, y usted?
-- Bien, gracias.
-- Hola, Leyla.
-- Hola, señor Can.
-- Muchas gracias, por venir, a echar una mano.
-- El placer, es sólo mío. Qué pinta tiene todo, se ve que tiene buena mano. 
-- Bueno, vamos ha servir éstos platos, y los que ganen, se llevarán al catering.
-- Sí, pero éstos, son de otra persona y esos son los suyos, porque reconocí su vajilla.
-- Qué buen ojo, tiene usted. Qué, maravilla.
-- Mezquive, deja que pruebe la comida, y elija, lo que le gusta.
-- No. Sanem, quítate el pañuelo de la muñeca, y vendale los ojos. Vamos.
-- Disculpe, señor Can. Es qué, mí mujer, es algo pasional. Hija, tapele muy bien los ojos al señor Can, para que tome una decisión justa-- y si no le importa, tengo que irme. Tengo muchas cosas que hacer.
-- Claro. Por supuesto y por favor, llámame Can, no me trate de usted. 
-- Can.
-- Sí.
-- Aahh. Bueno, con tu permiso,  me voy, Can.
-- Vale, vale.
-- Bueno, hasta luego.
-- Hasta luego.-- Tapele, los ojos. Mientras Leyla y yo, les daremos los últimos toques a los platos. Vamos-- dijo Mezquive
Sanem, no entendía nada. Se quedó parada y no sabía que hacer.
-- Espabila, venga-- le dijo, sin que él se diera cuenta.
-- Creo que esta escena, me suena de algo. -- dijo él.
-- Mamá, Leyla. Venga que el señor Can, tiene mucha prisa.
-- No, que va.-- dijo él.
-- Aquí tiene el plato, -- decía Mezquive -- y una servilleta. Le gusta mucho, esta servilleta de color. -- Dale, de comer-- le dijo a Sanem.
-- Qué dices? Hazlo tú.
-- Me tiemblan las manos y las piernas. Qué más da?
-- Hazlo tú.
-- Hazme caso-- le dijo su madre, entre dientes.
-- No quiero, no quiero-- decía ella.
-- Venga, hija.
-- Adelante, Sanem -- dijo él.
-- Primero, le das de esta, y luego de esta. Para que la competición, sea lo más justo posible. Por favor, adelante. Vamos.
-- La emoción, está al límite-- dijo, mientras Sanem, le daba la primera cucharada.--Mm!! No están mal. Berenjenas guisadas. No están mal.
-- Pues ahora, vamos por el segundo. Vamos cariño, dale agua para que no se junten los sabores.
-- Para qué no, se mezclan. Eso está bien-- dijo él.-- eso es.
-- Hazlo tú-- le dijo ella, cuando Leyla le entregó el vaso.
-- No quiero-- dijo ella.
-- Le voy a dar agua.
-- Prepárate-- dijo Mezquive.
-- Tenga.
-- Vamos por el otro plato, señor Can.
-- No hay más que siete.
-- Venga -- dijo él. -- Mmm, muy bueno. Buenísimo. Mejor que el anterior. Mucho mejor. Ese es exquisito. Exquisito.
Mezquive, se puso a bailar.
Pues a por el otro-- Dele agua, hija.
El levantó, el pulgar hacia arriba y las dos se pusieron a bailar. Tercera, cucharada y bajo el pulgar. Así estuvieron todo el rato, hasta terminar.
-- Qué tal? -- preguntó Mezquive.
-- Excepcional-- dijo él.
-- Pues este era, el último plato.
-- Y ahora, los resultados-- dijo Leyla-- 5- 0.
-- Qué bien!! Qué honor, más grande -- dijo Mezquive.
-- Enhorabuena. Ha sido una justa competición y merecida. Vamos a servir una comida buenísima, en el set.
-- Gracias. Muchas gracias, señor Can. Muchas gracias.
-- Pero no me llame, señor Can. Sólo Can.
-- Pues gracias, Can.
-- Otra vez -- le decía el.
-- Can-- decía Mezquive.
-- Otra vez.
-- Can.
-- Puedo pedirle un favor? Me puedo llevar algo, como recuerdo? -- preguntó, cogiendo el pañuelo de Sanem--puedo llevarme este, eehh?
-- Claro.
-- Oye, que es mío--dijo ella.
-- Me lo llevo.
-- Sí, claro.
-- Gracias, otra vez -- le dijo, volteando el pañuelo.
-- Muchas gracias. -- Sanem, acompaña a Can a la puerta. Mientras nosotras, recogemos la mesa. Vamos, hija.
-- La próxima vez, le das algo tuyo--  dijo ella.
-- Hija mía. Qué harta me tiene esta chica. Leyla, vamos a recoger todo esto.
-- Sí.

-- Vas al muelle? -- le preguntó, cuando salió de la casa.
-- Pues sí.
-- Voy contigo y así podemos pasear un poco.
-- Vale.

Después de varias horas buscando, no encontraban lo que buscaban. Las frutas, en el suelo.
-- No puede ser -- decía Geygey-- No hay nada en el suelo. Hasta la naturaleza, está en mí contra. Es qué quieren, que me despidan?
-- Geygey.
-- Dime.
-- Yo no encuentro nadica en suelo. A ti, como te va? -- preguntó Ayham.
-- Yo, igual.
-- Menuda falta de respeto. -- dijo Musafer-- lo que estáis haciendo, se llama robar.
-- Pero, que dices? Desde cuándo se llama esto robar? Si sólo le estamos cogiendo la fruta del suelo. Le estamos haciendo, un favor.
-- Ayham, esto es lo mismo que robar. Vámonos a casa, esto es una propiedad privada. Además, me habéis obligado a venir y con lo bueno que yo soy me estáis obligando a robar con vosotros. Esto es una locura.
-- Misifuz, puedo decir una cosa? -- preguntó Geygey.
-- No. No puedes porque tú y yo, no somos amigos. Venga, vamos a coger la fruta del árbol, y vámonos.
-- Musafer...detente...del árbol, nooo-- gritó Geygey, lanzándose sobre él y tirandolo al suelo.
-- Pero porqué, me tiras al suelo. No querías coger fruta? Pues eso es, lo que iba a hacer.
-- Escuchame. Sólo podemos coger, la fruta que han caído de los árboles.
-- A esa fruta, les faltan unos meses para madurar. Es qué con lo verdes que están, van a caer al suelo, Geygey?
-- Son las órdenes, que me ha dado mí jefa, y ya está.

 Soñando Contigo Where stories live. Discover now