Mire confundido, ¿Acaso me había gastado una broma?

Pues claro, ¿Que diablos haría ella a estas horas en la calle?

Seguro que esto había sido una pequeña venganza por su parte por no haberla llamado.

"Bien jugado chica sin nombre".
Pense mosqueado

Al dar media vuelta pude divisar un papel pegado en una de las vallas.

Lo cogí con recelo.

En el solo habían tres letras escritas en bolígrafo con una bonita caligrafía, tres letras que podrían no significar nada o formar un precioso nombre.

-Lia.
Pronuncie casi en un tono inaudible.

El frió de la noche me hizo regresar rápidamente entre los brazos de mis calentitas sabanas.

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Los pequeños destellos de luz que se filtraban a través de las cortinas junto al estruendoso ruido del despertador eran el aviso de que un nuevo día había empezado.

Recordé bajamente lo sucedido la noche anterior, y si no fuera porque me acosté con la chaqueta puesta y por el papel arrugado entre mis manos, pensaría que todo había sido un sueño.

Me levante de un salto y rebusque entre la papelera para recuperar el numero de teléfono de Lia.

-¿Que coño haces Lucas?-Pregunto Mario mirándome raro- ¿Porque tienes tus manos metidas en eso?

-Esto....nada, ayer tire algo importante, oh, aquí esta-Dije cogiendo el papel mientras lo planchaba un poco con las manos y lo guardaba en un cajón junto con el papel que encontré en la vaya-Me voy a la ducha.

-Pegame un toque cunado salgas.

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Ese día yo y Mario llegamos justo a tiempo a la primera clase del día.

Fue fantástico recuperar esa sensación de tranquilidad que tanto anhele el día anterior, tenia la ligera sensación de que se avecinaba un día fantástico, para empezar hoy me llegaba la caja con las cosas que me faltaban de casa, lo cual era increíble ya que tendría mas libros a mi alcance.

Disfrute muchísimo las clases de ese día y eso se proyecto en mi trabajo ya que varios profesores me felicitaron por mi esfuerzo.

A la hora del almuerzo me senté con los chicos del club de ajedrez, los cuales me recibieron con los brazos abiertos, al poco rato Mario se acerco a nuestra mesa y me invito amablemente a sentarme con el y sus amigos ese día, yo nege la invitación amablemente y seguí comiendo.

-¿Estas loco?
Me pregunto Andrea anonadada.

Andrea es una de las chicas de club de ajedrez.

-¿A que viene ese pregunta Andrea?
Pregunte sorprendido por su arrebate, ella era una chica de lo mas tranquila.

-Es que debes de estar loco para rechazar una invitación así.
Dijo ella desafiante.

-¿Me estas pidiendo que me vaya?
Balbucee a la defensiva.

-Claro que no, pero si yo estuviera en tu lugar aceptaría sin pensármelo dos veces.

-Andrea tiene razón, ¿Como puedes negarte a sentarte con los populares?
Comento Isaac metiéndose en la conversación.

Otro chico del club de ajedrez.

-¿Os estáis oyendo? -Pregunte incrédulo- Me estáis diciendo que os deje tirados para irme con los "populares",vosotros sois mis amigos.

-Ayer nos dejaste tirados, y encima para sentarte solo.
Me recrimino Andrea.

-Ayer era distinto, no estaba de buen humor y no quería pagarlo con vosotros.

-¿Lo ves? somos tus amigos cuando te conviene, ni siquiera nos dijiste que ayer estabas mal, y que yo sepa los amigos se cuentan los problemas.

Las palabras de Andrea me sorprendieron y dolieron a la vez, no la conocía mucho, pero lo poco que sabia es que era una chica agradable, tranquila e inteligente, una chica con la que puedes mantener una conversación interesante, además teníamos gustos muy similares. 

Aunque por una parte tenia razón, ayer debería haberles avisado o por lo menos comentarles mi situación, eso es lo que hacen los amigos, pero no entendía porque se ponía de estas maneras por el solo echo de rechazar la invitación de Mario

-Como queráis.
Dije cabreado a la vez que me levantaba.

No entendía su actitud, ni porque Andrea se había puesta a la defensiva de esa forma, nunca hiba a entender a las mujeres.

-Me lo he pensado mejor.
Comente mientras me sentaba al lado de Mario.

-Así me gusta, fiera.
Me contesto Mario sonriente.

Uno por uno me fue presentando a todos sus amigos, los cuales eran sorprendentemente amables.

Al fin y al cabo eso de que no debes juzgar un libro por su portada resulto ser completamente cierto.

La hora de la comida termino siendo increíblemente agradable.

Al terminar de comer le pedí a Mario que me acompañar a conserjería para que me ayudara a recojer la caja que me había enviado mi madre.

Por el camino le conté todo lo que me sucedió anoche, con pelos y señales.

-Solo tu podrías tirar el numero de teléfono de una chica tan guapa a la basura.
Comentaba el riéndose intensamente.

-Fue un poco precipitado, lo se, por cierto, ¿Tu que crees que debería hacer ahora?

-Llamarla y quedar con ella.

-¿Tan rápido?

-Te he dicho que quedes con ella, no que le pidas que sea la madre de tus hijos.

Seguimos conversando sobre tema hasta recoger la caja y dejarla en la habitación, Mario se fue a seguir "estudiando" con una amiga, y yo me quede ordenándolo todo y pensando en lo que Mario me aconsejo.

"Llamarla y quedar con ella"

¿Era posible compenetrar la universidad, con el quedar con una chica no?

Pues claro, aunque de todas formas pensaba comprobarlo por mi mismo.

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"Fotito de Mario arriba"

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2023 ⏰

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Escribiendo música en su piel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora